Foto, dibujo o escritura; talleres artísticos para hacer desde casa
Artistas, escritoras, poetas y actores del campo cultural han desarrollado nuevas estrategias para sus talleres y clínicas. Usan redes sociales, teléfonos y otras herramientas. Algunas opciones de fotografía, dibujo, escritura y otras.
Reinventarse, imaginar maneras inéditas de establecer vínculos y sostener los ámbitos de encuentro. Con esos objetivos se está moviendo en los últimos días una gran cantidad de artistas, escritoras, poetas y diversos actores del campo cultural que han tenido que desarrollar nuevas estrategias de supervivencia.
Algunas de esas estrategias están en fase de prueba. Quienes estaban dictando o esperaban arrancar el dictado de talleres debieron virar las dinámicas de trabajo al “modo remoto”.
No son pocos quienes tienen una larga experiencia en el desarrollo de talleres virtuales. En algunos casos llevan años haciendo la sintonía fina con esa manera de impartir conocimientos. Otros, recién empiezan. De golpe, de forma vertiginosa, casi todo el espectro de talleres que siguen en marcha o están por comenzar debieron ponerse en modo virtual. “Estamos usando WhatsApp y va bien. No uso otras plataformas porque no tengo wifi”, cuenta la escritora Eugenia Almeida sobre el taller de lectura que se desarrollaba en DocumentA/Escénicas.
“Habitualmente leemos cuentos o poesía o textos cortos que podíamos leer en la hora y media que pasábamos juntos –describe– . Traté de ver qué nos ofrecía de nuevo esta coyuntura (el corazón del taller es el cara a cara, los mates o cafés que compartimos, ese rato de estar juntos). Se me ocurrió que ahora podíamos aprovechar para leer una novela juntos. Algo que habitualmente no podemos hacer. Así que envío audios, un capítulo por día. Nos estamos acompañando mucho con esto. También para mí es un refugio”.
En este momento no está recibiendo a nuevos participantes: “Quiero priorizar el lazo afectivo que tengo con cada uno del grupo –señala Almeida–. Quizás más adelante tenga que abrir nuevos grupos (por la recesión), pero por ahora mi prioridad es acompañar a los que ya vienen hace tiempo”.
En remoto
Martín Kovensky, consagrado dibujante, artista visual e ilustrador radicado en La Cumbre, realizaba cada año dos o tres talleres muy solicitados, con sede en Buenos Aires y también alguna escapada a las Sierras. Esta vez, antes de la cuarentena total ya había decidido cancelar. “No me imaginaba a 10 personas que tuvieran que pasarse tres días encerrados en un cuarto”, relata, y anticipa que está comenzando a diseñar talleres virtuales.
Kovensky confiesa que la relación virtual entre personas es un espacio que debe investigar: “Me sentiría seguro en un tête à tête, en un ida y vuelta para que se pueda establecer cierta interacción verdadera. Antes concentraba todo en un par de días, ahora tengo que pensar en un modelo de taller de varios meses”, reflexiona. Y asegura que en breve tendrá listas las nuevas modalidades. Al artista se lo puede buscar en Facebook por su nombre o a través del correo electrónico: martinkovensky@gmail.com.
La fotógrafa y artista visual
Guadalupe Aller es una de tantas tuvo que cambiar sobre la marcha. Desde hace años impartía sus talleres en el ámbito del Centro de Estudios Fotográficos (el CEF es una de las instituciones que también está implementado la modalidad virtual). Ella aclara: “Esto nos moviliza a todos, porque tenemos que salir de las propias estructuras, y plantear nuevos modos de vincularnos para producir. Si de manera presencial lo que se ponía en juego son los materiales, el tacto, el cuerpo, adecuarnos a este nuevo formato nos obliga a corrernos de lugar, a buscar modos de contención diferentes. Se pone el cuerpo pero de otra forma, nos volvemos más performáticos haciendo videos, impostando la voz para enviar audios con ideas, es distinto hablarle a una cámara o a un celular que a una persona, la dinámica grupal se transforma. Lo que se torna íntimo en el encuentro se vuelve una exposición cuando aparecen los dispositivos tecnológicos”.
Necesidad y creatividad
La escritora y poeta Mariela Laudecina ya venía trabajando de manera virtual. Ahora está dictando el taller de escritura “En las nubes”. Son 17 ejercicios. Uno por semana. “Trabajamos a través de e-mail, en Word –cuenta–. Por lo general mando los ejercicios los lunes. Me los entregan en la semana y yo hago una devolución. También les doy mi Whatsapp por cualquier duda”. Las vías de contacto para sumarse son Facebook y el correo: marlaudec@hotmail.com.
Hacer de la necesidad una oportunidad es en lo que anda el escritor, docente y editor Javier Quintá, que daba talleres de narrativa en dos librerías y ahora los pasó a remoto a través de las redes sociales (WhatsApp, Facebook, mail). “Para el aula virtual usamos una plataforma en la que venimos trabajando desde el año pasado: Somos Bardos. Es una propuesta colectiva para el dictado de cursos/talleres, principalmente de narrativa, pero también de poesía y filosofía, entre otros, que responda a la necesidad de muchos talleristas de tener un espacio dónde dictar un curso”, describe.
La artista visual, ensayista y poeta Mariana Robles está impartiendo una clínica virtual, intensiva y personal de “escritura para artistas”. “En realidad surgió antes de la cuarentena, pero ahora mucha gente se sumó”, dice. Las clínicas están organizadas en dos módulos, de producción y de corrección.