2 Opinión. ¿Están los políticos argentinos a la altura de las circunstancias?
La cuarentena política es tan importante como la establecida para reducir la circulación del virus. La diferencia es que no debe establecerla el Gobierno (sería censura) sino autoimponérsela aquellos que, cuando aparecen y hablan, dividen en lugar de unir, porque sólo saben hacer política confrontando. Y este es un momento en que se impone cooperar.
Planteado en términos bélicos, se trata de la primera guerra con trinchera única. En la historia, todos los conflictos han enfrentado a comunidades contra comunidades. Desde tribus, reinos e imperios hasta estados nacionales, siempre hubo un bando humano contra otro. Pero en este caso hay un solo bando, el mundo entero, enfrentando a un enemigo común: la pandemia.
Los líderes del mundo que no lo entienden así y pelean con otros líderes demuestran no entender el mundo en el que están parados en este preciso instante. La realidad impone dejar la confrontación de lado, porque sólo hay lugar para la cooperación.
Dirigente político local o extranjero que no lo entienda divide cuando es necesario unir. Jair Bolsonaro divide a los brasileños con todo lo que hace. Donald Trump dividió en lugar de unir el esfuerzo de las potencias, cuando hablaba del “virus chino”, chicana irresponsable que además alentaba la violencia xenófoba contra la comunidad asiática de Estados Unidos.
También dividen el Gobierno chino y la teocracia iraní cuando avalan teorías conspirativas contra Estados Unidos.
En otra dimensión, dividen y restan los dirigentes, artistas y periodistas argentinos que usan las redes para hacer política mediante la confrontación, en lugar de construir cooperación.
Es larga la lista de quienes violan la imprescindible cuarentena a la negligencia y a la especulación política. Figuran Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini diciendo que de gobernar Mauricio Macri habría más muertos; Laura Alonso agarrándosela con los médicos cubanos que podrían venir; Daniel Filmus adulando al Presidente y Patricia Bullrich haciendo lo mismo con Mauricio Macri.
La obsecuencia y la confrontación están vedados porque alimentan la “grieta” que supura odio político.
Igual que la mayoría de los gobernadores provinciales, el Presidente y las principales figuras de la oposición, empezando por el jefe y el vicejefe del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, están construyendo cooperación al limitarse a trabajar y hablar de la lucha contra la pandemia.
Alberto Fernández aporta sensatez al usar un tono despolitizado y desideologizado. También lo vuelve crucial en este trance mostrar entendimiento con todo el arco político.
Además del Presidente, Horacio Rodríguez Larreta está haciendo un gran aporte. Y Diego Santilli hace bien al resaltarlo, diciendo que con “Alberto Fernández y Axel Kicillof estamos trabajando en equipo”.
El gran aporte que están haciendo Alberto Fernández y Rodríguez Larreta es, además de trabajar intensamente, hablar sólo de medidas, de acciones y de hechos.
Otro aporte valioso: no hablan desde una posición política o ideológica, sino desde una posición de responsabilidad.
Eso es lo que sirve en esta instancia. Quienes no pueden expresarse desde posiciones de responsabilidad porque sólo saben hacerlo desde posiciones políticas e ideológicas deben autosometerse a la cuarentena política, como hacen Cristina Fernández y Macri.
Ambos tienen impedimentos relacionados al ser y al no ser. Macri tiene una gran dificultad para ser útil y Cristina tiene una gran dificultad para no ser sectaria y divisiva. Pero ambos, hasta ahora, hicieron el mejor aporte que pueden hacer: guardar silencio.
Se equivoca Miguel Ángel Pichetto al cuestionar la invisibilidad de Cristina. Además, incurre en lo que hoy resulta tóxico.
Es larga la lista de aportes positivos que muestra a dirigentes, a artistas y a periodistas a la altura de las circunstancias. El problema es que va creciendo la lista de quienes no entienden que el momento impone construir cooperación, en lugar de apostar a la confrontación.
La segunda es una apuesta tentadora, porque ha dado buenos dividendos a muchos políticos, artistas y periodistas. La grieta es un negocio. El odio político es una cantera de votos, de adhesiones y de rating en las sociedades envenenadas de aborrecimiento. Pero con la sociedad entera bajo ataque, queda expuesta su naturaleza ruin y negativa.
Durante la batalla de trinchera única, confrontar o politiquear, en lugar de construir cooperación y aportar calma y equilibrio, es una bajeza.
Cuando la pesadilla haya terminado, habrá tiempo para analizar, debatir y cuestionar lo actuado por los gobiernos y sus oposiciones. Pero en este momento sólo sirve unir y cooperar.
Mañana todo puede cambiar y que quienes hoy resultan modélicos actúen de manera tóxica. Pero hasta aquí, ver en las pantallas al presidente Alberto Fernández y a Horacio Rodríguez Larreta resulta tranquilizador.
HASTA AHORA, CRISTINA FERNÁNDEZ Y MAURICIO MACRI HICIERON EL MEJOR APORTE QUE PUEDEN HACER: GUARDAR SILENCIO.
* Periodista y politólogo