Adiós al “valle de los enfermos”
Al menos hasta la década de 1950, se repetía una escena casi a diario en el interior de los colectivos que atravesaban el Valle de Punilla por la ruta 38 o en el tren que llegaba de Buenos Aires y terminaba su recorrido en Capilla del Monte. Los pasajeros llevaban pañuelos en sus bolsillos o en sus manos y se tapaban la boca y la nariz cuando pasaban por lo que es hoy Santa María de Punilla.
El miedo al contagio de tuberculosis (o tisis) se sostuvo hasta después de encontrada la cura.
Esta zona fue, antes de transformarse en un imán para los turistas, el centro más importante del país para los tratamientos contra la tuberculosis a partir de criterios científicos del siglo XIX, que advertían que el aire serrano era ideal para la cura de ese mal.
Fue así que en 1900 se inauguró el Sanatorium, o Estación Climatérica (hoy Hospital Colonia Santa María), y en 1938 el Hospital Domingo Funes. Ambos contaban con los mejores especialistas del país para la tisis y con una infraestructura sanitaria de primer nivel.
Hoy, 120 años después, el Ministerio de Salud de Córdoba designó a ambas instituciones como centros Covid-19 para el tratamiento de la pandemia del siglo XXI.
El rastreador
Norberto Huber eligió esta zona para pasar sus años de retiro. Es analista de sistemas pero su pasión por la historia lo llevó a transitar otros caminos cuando se radicó en Bialet Massé. Primero investigó sobre la vida del hombre al que le debe su nombre la localidad, quien junto a Carlos Cassaffousth levantó el primer dique San Roque.
La ligazón estrecha de la historia del valle con el tratamiento de enfermedades respiratorias y especialmente de la tuberculosis no tardó en atraparlo.
“Encontré que Punilla se había especializado en tres cosas: una es el turismo salud, otra es la gestión de las aguas, y la tercera es la cuestión inmobiliaria”, explica Huber.
La Estación Climatérica
Hasta mediados y fines del siglo XIX, en el país se sabía muy poco sobre la tuberculosis.
“Hubo un doctor, Francisco Martínez Doblás, al que en 1831 el Gobierno le preguntó si la tuberculosis era contagiosa o no”, deja como ejemplo el historiador.
Un sobrino del presidente Julio Argentino Roca, el médico Enrique Tornú, llegó a Cosquín a fines del siglo XIX para tratarse de la tisis que había contraído.
“Aplicó en sí mismo las soluciones que podía tener y logró hacer interesar a otro médico que fue el que en realidad se encargó de hacer los sanatorios. Se trata de Fermín Rodríguez, alguien un poco buscavidas que obtuvo un crédito de 250 mil pesos del gobierno para hacer dos pabellones”, cuenta Huber.
Uno estaba destinado a la elite social y política de la época. El otro, más modesto, para el resto de los pacientes.
“Se inauguró en junio de 1900. El Hospital Santa María se llamaba Sanatorium y él le llamó Estación Climatérica porque el asunto sanador era el clima”, relata Huber.
Fama ganada
Se considera que fue un médico inglés, Juan Schrivener, quien en 1881 habló por primera vez de las bondades de las sierras de Córdoba para el tratamiento de la tisis.
“Las montañas de Córdoba serían ideales para los enfermos tísicos de Buenos Aires. El aire es tónico y vivificante”, escribió en una revista de medicina de la época. Y agregó: “La marcha progresiva y alarmante de la tisis tuberculosa debe preocupar a las autoridades para la formación de un sanatorio en las serranías de Córdoba”.
Huber sostiene que “eligieron este lugar porque desde hacía mucho tiempo se comentaba que estaba regado por las virtudes de la climoterapia y por su altitud”.
Pacientes, en tren
Los pacientes llegaban en tren. Ninguno de los dos hospitales se hubiesen abierto allí sin el ferrocarril que venía desde Buenos Aires.
El historiador cuenta que llegaban a la Parada Santa María. Allí el tren dejaba los dos vagones con enfermos y recién se abrían las
Hace un siglo, entre los precursores del turismo de Punilla hubo quienes empezaron a ver con cierta reticencia que se lo considerara como al “valle de los enfermos”. Por entonces, la gente llegaba a estas sierras mucho más por razones de salud que por turismo.
El historiador Norberto Huber afirma que en la década de 1930, una liga de hoteleros “empieza a decirle adiós” al turismo salud, tan ligado a la tuberculosis en esta zona de Córdoba.
El área en que existían hoteles y centros de salud dedicados al tratamiento de la enfermedad iba desde Villa Carlos Paz hasta Villa Giardino.
En la década de 1940 apareció la estreptomicina: la cura de la tisis. Y todo empezó a cambiar.
“Durante el gobierno de Juan Perón empiezan a abrirse las colonias turísticas gremiales. Y por entonces ya estaba controlada la tuberculosis. O era curable. Desde 1947 hasta 1955 se llenó de hoteles de las obras sociales y de los gremios en Punilla. Y se inicia otra historia”, relata Huber.
El almanaque hizo su trabajo. Los años pasaron. Y otra peste, por estos días, se asomó en Punilla, que no quedó afuera del mundo complicado por el SarsCoV-2.
EL HOSPITAL DE SANTA MARÍA DE PUNILLA SE INAUGURÓ EN 1900.
SE LE LLAMÓ ESTACIÓN CLIMATÉRICA, PORQUE EL SANADOR ERA EL CLIMA.