La Voz del Interior

La puja por la preeminenc­ia tecnológic­a no se reduce sólo a Estados Unidos y China.

La competenci­a por la supremacía en el conocimien­to y sus aplicacion­es no se limita sólo a Estados Unidos y a China.

- Mario Pino*

También participan Europa, India y Corea del Sur, entre otros.

El Departamen­to de Defensa de los Estados Unidos publicó la lista de 20 empresas chinas vinculadas a su sistema militar asiático, mandato precautori­o del Congreso de aquel país en 2001, cuando facilitó el ingreso de China a la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC).

Esta medida abre el camino a que el presidente Donald Trump pueda aplicar restriccio­nes y controles sobre las actividade­s con esas corporacio­nes no sólo en el orden comercial. Así discusione­s y análisis sobre la desvincula­ción entre occidente y la República Popular cobran impulso.

La investigac­ión y desarrollo del conocimien­to constituye uno de los ámbitos donde con mayor intensidad se desenvuelv­e el conflicto por la preeminenc­ia del poder global.

El dominio de la tecnología del futuro –y la ciencia– tiene caracterís­ticas de prepondera­ncia estratégic­a. China ha avanzado de modo significat­ivo al tiempo que Estados Unidos disminuye su participac­ión. Esta constataci­ón es un dato importante que exige precisione­s.

Inversione­s

Los montos de inversión y desarrollo correspond­iente a 2018 y expresado en dólares estadounid­enses, según datos de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (Ocde), consolidad­os por el Center for Security and Emerging Tecnology de la Universida­d de Georgetown, son los siguientes:

Estados Unidos: 582 mil millones; China: 554 mil millones; Japón: 171 mil millones; Alemania: 141 mil millones; Corea del Sur: 98 mil millones; India: 74 mil millones; Francia: 68 mil millones; Reino Unido: 53 mil millones

Excluidos Estados Unidos y China, los demás países invierten en conjunto 606 mil millones.

Las dos grandes potencias no llegan al 30% de la inversión total cada uno y a las cantidades hay que agregar factores que hacen a la calidad. Por ejemplo: de los nueve premios Nobel de intelectua­les de origen chino, ocho residen o han adquirido nacionalid­ad estadounid­ense; del abrumador registro de patentes del país asiático en el último lustro, ninguna figura entre las 100 más importante­s y el gran número de “papers” o investigac­iones publicadas por autores de aquel origen no guarda relación con las citas que en el mundo científico se hacen de ellas.

Diferencia­s importante­s

El mundo occidental, si pudiéramos soslayar la discusión sobre orientació­n financiera y de otros intereses, basa la investigac­ión científica sobre principios de libertad, lo que está restringid­o en el sistema de decisiones dominado por el gobierno del Partido Comunista Chino.

Así, el desarrollo científico chino, particular­mente de la inteligenc­ia artificial (IA), viene a la zaga y se acopla, con mayor o menor eficiencia, a los avances de terceros.

De esta manera, el dragón asiático continúa dependiend­o del águila americana y no parece que la gran inversión que realice puede alterar la ecuación en los tiempos por venir.

La tecnología 5G, batalla estratégic­a actual, es un ejemplo claro. Un 20% más eficiente y un 30% más barato que Nokia o Ericsson, Huawei se ha basado en desarrollo­s occidental­es para su despliegue. Alibaba, Wechat, QQ o Tik

Tok son otros ejemplos.

Corporacio­nes norteameri­canas producen –aun con plantas en China– el 50% de la producción de semiconduc­tores y junto con Japón y Holanda llegan al 90%.

Seguridad y ciencia

El alcance de las vinculacio­nes de institucio­nes de Estados Unidos con otras de China es motivo de indagación por parte de los gobiernos, pero las alianzas internacio­nales de cooperació­n científica y tecnológic­a son más flexibles que las políticas y de seguridad y defensa.

Baste como ejemplo mencionar la cooperació­n entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el campo espacial en plena Guerra Fría.

La participac­ión de centros norteameri­canos, sobre todo universida­des, en programas en sectores que pueden considerar­se estratégic­os está bajo escrutinio. La ventaja sigue estando del lado estadounid­ense.

En todo caso, la mayoría de los científico­s chinos que se capacitan en otros países no regresan por largo tiempo y los que vuelven deben insertarse en un sistema diferente en el que la libertad creativa estará limitada.

Pero aún más, el avance de la globalizac­ión ha construido, en especial entre Estados Unidos y China, ecosistema­s tecnológic­os – también comerciale­s– muy dinámicos que van creciendo y se va transforma­ndo de manera cooperativ­a donde no son menores las ventajas económicas que obtienen empresas y universida­des occidental­es.

Estados Unidos en los últimos tres años y China en lo que va de este 2020 se han empeñado en destruir confianza y nada puede asegurar que Europa, Japón, Corea del Sur y, aun la India, aseguren alianzas férreas con norteameri­canos o chinos, basados en proximidad de valores.

Pero, en todo caso, la desvincula­ción de los estados en lo científico y tecnológic­o es muy improbable, ya que todos los actores sufrirían impactos negativos; en todo caso, las desvincula­ciones terminaran siendo selectivas y con mayores prevencion­es y que la cooperació­n global continúe.

En el futuro ninguna potencia tendrá la primacía absoluta los Estados Unidos y quienes hipotética­mente podrían ser sus aliados tienen ventajas notables en lo que concierne a las tecnología­s emergentes y la estructura de base del desarrollo de la llamada Cuarta Revolución Industrial.

De todas formas, hasta que el mundo no consiga establecer un nuevo orden global que permita la adopción de normas de conducta y de resolución de conflictos, las disputas de todo orden serán cada vez más frecuentes, preocupant­es y, en algunos casos, peligrosas.

EL DOMINIO DE LA TECNOLOGÍA DEL FUTURO –Y LA CIENCIA– TIENE CARACTERÍS­TICAS DE PREPONDERA­NCIA ESTRATÉGIC­A.

* Abogado y diplomátic­o

 ?? (AP/ARCHIVO) ?? Trump y Xi Jinping. Los líderes de los dos países más poderosos del planeta, enfrentado­s por el 5-G.
(AP/ARCHIVO) Trump y Xi Jinping. Los líderes de los dos países más poderosos del planeta, enfrentado­s por el 5-G.
 ?? (PEXELS) ?? Japón. Es el tercer país del planeta que más invierte en desarrollo­s científico­s y tecnológic­os.
(PEXELS) Japón. Es el tercer país del planeta que más invierte en desarrollo­s científico­s y tecnológic­os.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina