Un documental sobre transformismo y mucho más
“Bernarda es la patria” rescata el universo del “under” teatral de la década de 1980, a través de la figura del actor Willy Lemos. Se estrena hoy, en Cinear TV, a las 22. Escrita por Albertina Carri y Diego Schipani.
Durante la última dictadura y en los primeros años del regreso de la democracia en Argentina, el movimiento under sufrió embates, arrestos, burlas y descalificación por una gran parte de la sociedad, y aplausos, por un minoritario grupo de personas. En ese submundo alejado del mainstream local se ubicaba el transformismo como forma de expresión cultural y artística.
Hoy a las 22 en Cine.ar Tv se estrena Bernarda es la patria, primer largo documental del director, guionista y productor Diego Schipani. Con guion y producción de Albertina Carri y Schipani, la película está protagonizada por Willy Lemos y tiene participaciones especiales de Verónica Llinás, Ariel Farace, Fernando Noy, Iván Moschner y Lalo Rotavería, entre otros.
El eje del documental es la vida de Willy Lemos, sus recuerdos y el juego teatral que interpreta. Willy nació y vive en Buenos Aires. Debutó a los 14 años en La botica del ángel de Bergara Leumann. Durante la última dictadura militar integró el elenco de Hair en el teatro Margarita Xirgu. Luego trabajó en televisión, interpretando a travestis en Alta comedia (Canal 9) y en el unitario La fiesta, de Maestro y Vaiman. A comienzos de la década de 1980, junto a Mario Filgueiras y Doris Night, crean espectáculos para diferentes espacios hasta que forman el grupo Los Peinados Yoli. Y, junto a Miguel Fernández Alonso, crea el grupo Besos de Neón.
El actor compuso a la primera travesti del cine nacional en Tacos altos, de Sergio Renán. En 1988 filmó La bailanta, de Luis Rodrigo. En 1990 integró el elenco de Los invertidos, de Alberto Ure (Teatro General San Martín) y ganó un premio ACE mejor actor de reparto por su personaje de la princesa de Borbón, primera composición femenina interpretada por un hombre en un teatro oficial. En el 2010 ganó el Cóndor de Plata como mejor actor de reparto por la película Paco de Diego Rafecas.
El documental de Diego Schipani, Bernarda es la patria, logra la intimidad con Willy
Lemos necesaria para armar un rompecabezas de recuerdos de distinto alcance y calibre. La excusa es el casting para personajes de La casa de Bernarda Alba, con mucha marcación teatral, observación y comentarios sobre la obra de Federico García
Lorca a medida que pasan los postulantes por el escenario.
Paralelamente, Willy cuenta anécdotas junto a sus amigos del arte y la vida, o, simplemente, se confiesa mientras lo maquillan minuciosamente. Bernarda, como personaje y símbolo, traslada su potencia a la Argentina de los años 1980, durante la dictadura, cuando la comunidad gay, travesti o de quien no respondiera al patrón de conducta establecido, era víctima de razias, maltratos y abusos.
Bernarda es la patria es la frase de Fernando Noy que sintetiza el sentimiento de la generación que puso brillo, agallas y alegría a la noche del under porteño. El documental tiene una localía indudable, es un recorte en el mapa del espectáculo de la década que preparó el ambiente desde Cemento. Willy y sus amigos aclaran que la movida el Parakultural vino después.
Los primeros planos sobre esos rostros que han vivido (Mario Filgueiras, ya fallecido) son elocuentes. La complicidad entre Lemos, Llinás, Farace (el director de teatro) y Noy aporta naturalidad a temas complejos, sin teorizar, sobre la pérdida de la libertad y el dolor generado entre las cuatro paredes de la casa creada por Lorca poco antes de su asesinato. “Que te maten por esto”, reflexionan.
En el mismo lugar del mítico Cemento, donde actualmente funciona una playa de estacionamiento, Willy ensaya parte de los monólogos de Bernarda Alba. La película revela sentimientos muy profundos en torno a la exclusión y la capacidad del arte para sanar todo tipo de heridas.
Lemos habla de su infancia con la sencillez que solo es posible después de años de terapia psicológica y genera con su simpatía y vivacidad, la imagen de una persona que puede hablar del pasado porque ha elegido el camino.
En el contexto de un documental que simula no tener guion, el actor conmueve, divierte, hace pensar en los años de plomo sufridos por una comunidad que empezaba la noche sobre sus tacos y la terminaba en algún calabozo mugriento.