Consejos para el en cierro y la utilidad de las redes sociales
A una joven que considere la vida contemplativa como posibilidad, sor Lucrecia le diría “no tengas miedo” y, “cuando hay un llamado, Dios nos da todos los dones para recorrer ese camino”.
Claro que ella y sor María Gracia –la madre superiora– extrañan algunas cosas de sus vidas anteriores (ambas nombran “misionar”), pero Lucrecia resalta que “la renuncia siempre es por un sí más grande”.
Pero además, mientras que para ellas el encierro es normal, saben que para la mayoría de la gente “no es fácil”, y en este momento eso se impone.
Por eso, llaman a “ser creativos”, a aprovechar para hacer esas cosas que siempre se postergan o que estaban abandonadas, como un libro, y a “volver a descubrir” los valores de la vida familiar.
Además, Lucrecia resalta la posibilidad de la pausa en vidas que “vivimos aceleradas y hacia afuera”.
Más allá de sus consejos y de sus reflexiones, hay otros aspectos de su vida que pueden servir para pensar cómo atravesar una cuarentena.
Lo mencionado antes, de la “renuncia” por algo más grande, de seguro resuena en el esfuerzo colectivo en pos de mantener la salud de todos.
Durante la charla, las hermanas destacan cómo se puede “acompañar aunque estés lejos”: en eso son expertas, mientras que, para el mundo, sortear la distancia física sin cruzar fronteras es un aprendizaje.
La vida monacal y Zoom
Aunque la vida contemplativa de las monjas se ha mantenido casi sin variaciones, hay cambios que corresponden a la época. En esta, internet, y en tiempos de pandemia, las videollamadas vía Zoom.
No tienen teléfonos personales, pero una de ellas está encargada de navegar la web en busca de las noticias del momento, para mantenerlas al tanto y que puedan incorporar en sus oraciones los asuntos que acucian al mundo. Las monjas de Santa Catalina, además, tienen web, Facebook, Instagram y Twitter.
La cuarentena impide las visitas de sus familias, sobre todo para las que las tienen lejos. Zoom fue el gran aliado para que las reuniones mensuales pudieran continuar, esta vez de forma digital.
Y, además, es la manera en la que siguen en contacto con las jóvenes interesadas en entrar. En este momento, una chica de Santiago del Estero se mantiene en contacto con ellas a través de internet, como forma de continuar su camino hacia la incorporación al monasterio.