Cuando la cuarentena es funcional a los gobiernos
La pandemia ha generado una paradoja en Córdoba. Por un lado, los gobiernos no ven la hora de volver a la normalidad en casi todos los ámbitos de la sociedad, para así poner en marcha definitivamente la economía. Pero, por el otro, parecen especialmente preocupados por mantener la cuarentena para patear hacia adelante conflictos clave en sus administraciones.
Uno de esos conflictos es el del transporte en Córdoba (tanto en la Capital como entre los interurbanos). Aunque nadie lo vaya a reconocer públicamente, que el transporte no preste servicio es clave porque evita la chance de la propagación masiva del Covid-19.
Pero, además, y sin pagar costos, les permite a los gobiernos provinciales exponer la injusta situación que, desde años, se produce entre el “interior” y Buenos Aires a la hora del reparto de subsidios.
El escenario, complejo e inédito por donde se lo mire, deja a los choferes sin músculo para hacerse sentir. Parar, en una situación de miedo social para usar el transporte y con actividades a media máquina, los deja débiles frente a las empresas y la Municipalidad.
Saben que están lejos de aquellos paros sorpresivos que ponían a la ciudad patas para arriba, con miles de ciudadanos cordobeses indignados pidiéndole al intendente de turno que resuelva como sea la situación.
Los días pasan y la solución no llega. Desde la Nación avisan que no hay más dinero de subsidios, lo mismo que el gobierno de Juan Schiaretti. Y la única propuesta es sentarse a negociar una rebaja de salario y un esquema de emergencia con la Municipalidad.
Abordamos hoy una semana clave que comenzará temprano, con una asamblea general del gremio de UTA donde se dejarán ver las fracturas que tiene el sindicato. Desde allí, se dispararán las diferentes posibilidades que plantea el conflicto. Los choferes deberán definir quién, finalmente, será el que los represente en la mesa de negociaciones. Algo que Martín Llaryora espera, mientras prepara el proyecto de emergencia.
En el medio, un capítulo más de la incertidumbre en la que se ha convertido la vida diaria en Argentina. Sin transporte y sin salidas a la vista.
EL ESCENARIO, COMPLEJO E INÉDITO POR DONDE SE LO MIRE, DEJA A LOS CHOFERES SIN MÚSCULO PARA HACERSE SENTIR.