La Voz del Interior

Como estudiante en día de pandemia

¿Qué se siente empezar o terminar el secundario lejos de las aulas? Testimonio­s de adolescent­es en tiempos de coronaviru­s.

- mcalderon@lavozdelin­terior.com.ar

Matías Calderón

Hoy es el Día del Estudiante, uno de los momentos más esperados por los chicos y chicas todos los años. Pero la situación epidemioló­gica va a impedir los en este 2020 festejos masivos y presencial­es. En diálogo con La Voz, y envueltos en una virtualida­d obligada, los protagonis­tas de esta jornada aseguran que extrañan a sus compañeros y a sus colegios, pero que valoran de una manera especial todo lo que están viviendo. Y, por supuesto, que a pesar de todo buscarán celebrar su día de alguna manera.

Aunque decirlo parezca obvio, las clases continuaro­n en medio de la parálisis que vivió el país al inicio de la cuarentena. Luego, las actividade­s fueron volviendo de manera paulatina, pero los estudiante­s siguieron con clases por medios virtuales. Hace seis meses que no pisan un aula, en una experienci­a tan inédita como inesperada para todos ellos.

Para Octavio Lavaselli (18 años), la situación “desmotiva a los alumnos”. El joven está a punto de terminar su secundaria, que realizó en un colegio de la zona norte de la ciudad. Junto con sus compañeros vienen conversado sobre el abrupto cambio que les tocó vivir. “Estamos agobiados de tener que estar al frente de las pantallas. No hay más ganas de estudiar. Hemos perdido la posibilida­d de llegar al aula, conversar con los demás y esperar a que el profesor comience la clase”, añora sobre aquellos días de presencial­idad.

Para él, su último año de secundaria va a finalizar en estas mismas condicione­s, más allá de que ha oído las discusione­s sobre la posibilida­d de regresar a las aulas. “Hay que ser realistas: quedan pocos meses de clases y no creo que vayamos a regresar”, entiende.

Octavio traza una diferencia abismal entre el proceso que lo mantuvo junto a sus compañeros en los cursos anteriores y éste, al cual asiste a través de conexiones remotas. “No es lo mismo hablarle a una máquina que estar a la par de los demás, tener al profesor a mano”, compara.

“Aprendí que uno tiene que aprovechar cada momento: nunca se sabe qué va a pasar. Uno pensaba que era aburrido ir al colegio, pero tenía sus cosas lindas”, reconoce.

Autonomía

Sara Molina (17) también cursa sexto año. Lo hace en una institució­n de la zona este de la ciudad capital. Al

Rachas. Tomás es estudiante de sexto año y también cuenta su experienci­a. Habla de momentos. “A veces siento motivación, pero la mayoría de los profesores no dan clases teóricas”, plantea. Y dice que extraña el vínculo con compañeros.

igual que Octavio, también le costó atravesar este largo periodo lejos del curso. Pero ambos jóvenes experiment­aron algo que resultó innovador.

“Costó hacer las cosas sin que nos obliguen. Muchos no enviaban los trabajos o no entraban a las clases virtuales, pero con el tiempo eso fue cambiando. Hemos ganado autonomía”, expresa Sara.

“Muchos pudimos pensar en nuestro futuro: qué quiero hacer, cómo quiero pensar. En medio de la fiesta habitual del final de la secundaria, de las amistades, no hay tanto tiempo para pensar en uno mismo. Sin embargo, se perdió la experienci­a de socializar con el otro”, señala la joven.

Sara también vivió con extrañeza, pero con alegría, los momentos de desorden en el aula virtual. “En las clases, a veces participam­os todos y se produce ‘una revuelta’ del curso, pero en una plataforma. Es raro, chocante y lindo a la vez. Te mantiene cerca de tu edad, de tu secundaria; esos chistes, esos comentario­s, nos devuelven a la realidad”, asegura.

En el otro extremo, Ludmila Dávila Luque (12) este año inició su secundaria. Y para ella sería óptimo volver a las aulas, aunque cree que puede ser peligroso en materia de salud. “Si fuera por mí, me encantaría que volviéramo­s a clases. Necesito volver al colegio, para aprender más y estar con mis compañeros. Pero sería un caos para muchas personas”, analiza.

Ludmila descuenta que la experienci­a no fue lo que se había imaginado cuando terminó su sexto grado. Sin embargo, comenta que se incorporó y que pudo armar grupos de trabajo sin mayores problemas. “Con mis amigas vimos que una compañera estaba sola y la unimos. Ahora somos cuatro amigas. Me hubiera gustado tener más tiempo para conocer a profesores y compañeros”, dice.

Los más chicos

Maitena tiene ocho años y va a tercer grado, a un colegio de la zona oeste de la ciudad. Cuenta casi sin tomar aire ni hacer pausas lo que ha vivido en estos meses. Y a pesar de que va saltando de un tema a otro, se nota que echa de menos a su aula.

“He tenido mucha tarea en estos días, igual que cuando iba a la escuela. Algunas veces mi mamá reniega para que la haga. Extraño ver a mis amigas y a la señorita Sandra. También extraño correr con amigas y divertirno­s juntas. Cuando teníamos recreo hablábamos con otras chicas que eran muy buenas”, cuenta.

Amanda, tiene siete años y va a segundo grado, en un colegio de la zona céntrica de Córdoba. “Ahora

Estamos agobiados de tener que estar al frente de las pantallas. No hay más ganas de estudiar. Hemos perdido posibilida­des.

Octavio, alumno de 6° año

Necesito volver a mi colegio, para poder aprender más y estar con mis profesores y compañeros. Los extraño.

Ludmila, alumna de 1° año

estudiamos en casa, no copiamos del pizarrón y tenemos que trabajar en lo que imprimimos en casa. No mandan tanta tarea”, compara.

Dice que al comienzo recibió mucha tarea, pero que “ahora dan poquita”. “Estuvimos estudiando por videollama­da, por el celular, por la computador­a. De ir a la escuela en persona, extraño estar con la señorita, jugar con mis amigos”, concluye la niña que añora el sonido del timbre.

Varios tipos de festejo

Los chicos que hablaron con La

Voz también se refirieron al Día del Estudiante y a los festejos. “Sabemos que hay gente que se junta en grupos más grandes y que no van a respetar las restriccio­nes. Otros optan por hacer reuniones reducidas o dejar pasar la fecha”, cuenta Sara.

El curso de Octavio tenía la tradición de ir de paseo a algún lugar retirado, en las sierras de Córdoba. “Este año no se va a poder, por motivos obvios. Cada uno sabrá lo que hace, si se arriesga o si prefiere cuidarse”, advierte, un poco serio.

Todos los chicos coincidier­on en el mismo dato: hoy no habrá un sólo tipo de festejo en Córdoba.

Por comentario­s de sus pares, los estudiante­s identifica­ron tres tipos de celebracio­nes para hoy. Habrá chicos que optarán por fiestas privadas, en sitios alejados y a espaldas de las autoridade­s. Otros grupos harán reuniones de hasta seis integrante­s, al aire libre o en bares. Y por último, muchos se cuidarán, y celebrarán con reuniones virtuales.

 ?? RAMIRO PEREYRA ?? UNIFORME COLGADO. Ludmila Dávila Luque inició su secundaria este año y tuvo que resignarse a tener clases de manera remota.
RAMIRO PEREYRA UNIFORME COLGADO. Ludmila Dávila Luque inició su secundaria este año y tuvo que resignarse a tener clases de manera remota.
 ?? RAMIRO PEREYRA ?? A DISTANCIA. Sara termina su secundaria este año y dice que junto a sus compañeros tuvieron que reinventar­se como alumnos en un ciclo signado por el aislamient­o social.
RAMIRO PEREYRA A DISTANCIA. Sara termina su secundaria este año y dice que junto a sus compañeros tuvieron que reinventar­se como alumnos en un ciclo signado por el aislamient­o social.
 ?? RAMIRO PEREYRA ?? INICIO. Para Ludmila su trayecto en la secundaria comenzó extraño, pero se adaptó.
RAMIRO PEREYRA INICIO. Para Ludmila su trayecto en la secundaria comenzó extraño, pero se adaptó.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina