Las mujeres ciclistas también ganaron los caminos
Años atrás pedaleaban casi exclusivamente los varones, pero ellas ahora copan los senderos serranos y rurales.
A diario, pelotones de ciclistas se pierden por los caminos de Sierras Chicas. Se trazan desafíos, recorren kilómetros y kilómetros de caminos, por asfalto y tierra, en el llano y la montaña. Y aunque hay grupos de hombres y mixtos, cada vez son más los grupos de mujeres en bicicleta. Candonga, La Quebrada, Tres Cascadas, San Jorge, Santa Catalina, y Ongamira, entre otros, forman parte de un extenso circuito que vienen recorriendo.
El pedaleo femenino es una tendencia que crece desde hace algunos años, pero que pegó otro salto durante la pandemia. Lo curioso es que se trata de mujeres que van de los 30 a los 60 años y que se le animan a cualquier distancia. Recorrer 30 kilómetros se considera casi un entrenamiento ya que, la mayoría considera una salida “decente” si recorrieron de 60 kilómetros para arriba. La mayoría lo hace de manera amateur.
Entre Jesús María, Colonia Caroya, y Sinsacate, las mujeres se agruparon bajo el nombre de “Pedales 9 Norte” y cada salida se organiza en el chat de WhatsApp que cuenta casi con 100 integrantes. Para respetar los protocolos vigentes por Covid-19, se arman grupos distintos de hasta ocho integrantes y eligen diferentes circuitos para no amontonarse.
Sonia Sciuto y Olga Boccalon asumieron el liderazgo de sus compañeras de pedales, pero también son las que motorizan la compra colectiva de calzas, remeras, gorros y buzos, y las que buscan capacitadores para distintas necesidades que puedan tener mientras pedalean, como la reparación de cubiertas.
“La semana pasada abrimos una nueva admisión en el chat de WhatsApp y en un solo día se incorporaron 20. Las empezamos a sacar para ver cómo andan, qué saben de su bicicleta, y cómo se adaptan al grupo. Con las más experimentadas las vamos acompañando en salidas cortas para después sumarlas al grupo grande”, cuenta Sciuto.
Boccalon añade: “El ciclismo es una pasión, no solo hace a lo físico, sino que salimos a liberar la cabeza, cambiar de aire”.
Ahora están dialogando con una nutricionista para que las aconseje sobre qué tipo de alimentos llevar para cada salida, teniendo en cuenta el clima y la distancia.
Durante este tiempo, paralelamente, le dieron al grupo un cometido solidario con la realización de algunas campañas de concientización, pero también con la recolección de materiales para merenderos e, incluso, la ayuda a algunas de sus integrantes que enfrentaron dificultades.
“El ciclismo es una pasión, no sólo hace a lo físico, sino que salimos a liberar la cabeza, cambiar de aire, Nos cambia la actitud”. Olga Boccalon Ciclista de Sierras Chicas
Esfuerzos que gratifican
Noelia Nosicosky, de Villa Allende, integra el grupo Mamás a Pedal, nacido este año. Son alrededor de 11 mamás, con sus familias y trabajos, que comenzaron a pedalear en julio pasado y ahora esperan cada domingo para salir a recorrer las sierras y compartir un momento de relax y de deporte.
“Comenzamos con las mamás del colegio que vivimos en barrio San Isidro y después se fueron sumando otras, de otros barrios. La mayoría agarramos la bici los domingos decididas a disfrutar y compartir momentos con otras”, cuenta Nosicosky. A medida que el grupo se fue agrandando y se flexibilizaron las salidas fueron ampliando los recorridos.
Otra experiencia es la de Mara Torres, de Río Ceballos, quien desde hace dos años se dedica a pedalear todos los fines de semana junto a otras siete mujeres, madres y trabajadoras.
“Es un grupo grande, aunque no siempre coincidimos con los horarios. Pactamos un día y salimos”, cuenta. Mara confiesa que siempre tuvo su amor hacía la bicicleta, pero en este último tiempo y durante la pandemia es su cable a tierra.
“Es algo impagable porque es tu momento. Y lo compartís con tus compañeras, que trae cada una historia diferente. Cada una con su esfuerzo, cada subida y bajada se lleva lo mejor de uno. Hace unos días hice mis primeros 100 kilómetros y es muy gratificante”, relata.
Al sur, también
Las historias se replican por todo el mapa cordobés. En Río Cuarto, por ejemplo, la actividad ciclística de mujeres creció, principalmente, de la mano de deportistas que se cargaron en los hombros la dirección de los grupos.
Con los paisajes serranos un poco más lejos, las salidas incluyen algunos caminos rurales, la vieja ruta asfaltada a Córdoba, la circunvalación y algunos circuitos urbanos con menor tránsito.
El grupo “Tu momento Río Cuarto” se formó a instancia de una marca de bicicleta, de la que Carolina Aimar es embajadora. “Empezamos todo online, por WhatsApp, pero cuando pudimos salir explotó. La bici te permite recorrer grandes distancias, sin necesidad de una gran condición atlética, ni de una bici tan sofisticada”, dice ella.
Aunque ya eran muchas, con el aislamiento por la pandemia el grupo creció y alcanzó las 150 integrantes. Y de ese total, entre 50 y 70 salen a pedalear cada fin de semana.
Están divididas en grupos de a diez del que cada uno tiene una capitana a la que se capacitó para los auxilios básicos. No es capitana la que mejor anda sino la que tiene mejores condiciones para liderar y animar al resto.
Natalia Tartufoli, integrante de uno de esos grupos, resume lo que siente arriba de la bici: “Me divierto arriba de la bici. La sensación de libertad que te genera no tiene igual; hacés amistades, te recreás y te despejás. Sólo pensás en el aquí y ahora cuando estás arriba de la bici”.
Historias similares se cuentan de miles por caminos de la provincia. Y es cada vez más frecuente cruzarse en ellos a grupos de mujeres desafiando el pedal.
“Me divierto arriba de la bici. La sensación de libertad que te genera no tiene igual, y hacés amistades y te despejás”. Natalia Tartufoli Ciclista de Río Cuarto