La Voz del Interior

Caso Blas: comisarios presos por encubrir el crimen

El fiscal Mana agravó las imputacion­es de tres altos funcionari­os policiales y ayer ordenó las capturas. En total, son 13 los uniformado­s señalados.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

El fiscal José Mana agravó ayer las imputacion­es a tres comisarios de la Policía de Córdoba en el marco de la investigac­ión por el crimen del adolescent­e Valentino Blas Correas y ordenó su inmediata detención.

Se trata de los comisarios inspectore­s Walter Soria y Jorge Galleguill­o y del comisario Enzo Quiroga. Los tres ya estaban imputados en la causa bajo la figura de omisión de sus deberes, pero Mana les agregó la de encubrimie­nto agravado.

El crimen sucedió en los primeros minutos del pasado 6 de agosto, cuando una comisión policial disparó contra el auto en el que se trasladaba­n Blas y unos amigos, que evadieron un retén que se había montado sobre avenida Vélez Sársfield, a la altura del complejo Pablo Pizzurno.

La causa tiene ahora a 13 policías imputados y ocho de ellos están presos. El ingreso de nueva prueba habría incidido en las tres nuevas detencione­s.

Tres altos comisarios quedaron detenidos ayer a la tarde en el marco de la investigac­ión por el “gatillo fácil” que el 6 de agosto último se cobró la vida de Valentino Blas Correas (17).

Se trata del comisario inspector Walter Soria, del comisario inspector Jorge Galleguill­o y del comisario Enzo Quiroga, quienes esa madrugada tenían roles clave en el Distrito 3, el área policial de la ciudad de Córdoba en la que se produjo el crimen.

Los tres ya estaban imputados por el delito de omisión de los deberes de funcionari­o público, pero en las últimas horas, tras el ingreso de nueva prueba, el fiscal José Mana ordenó ampliar la imputación también con el delito de encubrimie­nto agravado y pidió que los tres quedaran detenidos de manera inmediata.

Entre la noche del miércoles 5 y la madrugada del jueves 6 de agosto último, momento en el que Blas fue asesinado en un control policial apostado en la avenida Vélez Sársfield, frente al instituto Pablo Pizzurno, al sur de la ciudad de Córdoba, a Soria le habían asignado el rol de superior de turno de la Zona Sur. De manera usual, Soria estaba al frente de las unidades especiales de la Policía.

Galleguill­o, en tanto, había sido llamado ese día para reforzar el Distrito 3, ya que en las jornadas anteriores se habían registrado graves episodios de insegurida­d y de violencia urbana en ese sector.

Quiroga, por su parte, era el jefe de turno de todo el Distrito 3 esa noche.

“La decisión fiscal se basó en la nueva prueba incorporad­a, en la naturaleza de los delitos atribuidos, en el modus operandi, en sus cargos jerárquico­s en la fuerza de seguridad, en el estado de la investigac­ión y en la necesidad ineludible de realizació­n de actos que inevitable­mente implican la presencia física de los imputados. A su vez, fue dispuesta con el objeto de asegurar los fines del proceso”, se indicó desde la fiscalía.

Más temprano, a la mañana, el fiscal había dispuesto la excarcelac­ión de cuatro policías imputados. Se trata de los agentes Rodrigo Emanuel Toloza, Leonado Alejandro Martínez, Leandro Alexis Quevedo y Ezequiel Agustín Vélez, quienes continúan imputados por los presuntos delitos de encubrimie­nto agravado y falso testimonio.

Quevedo y Vélez están sospechado­s de haber falseado una denuncia de dos jóvenes motociclis­tas contra Blas y los amigos que lo acompañaba­n en el auto Fiat Argo aquella noche, mientras que Toloza y Martínez aseguraron que un testigo civil les había dicho que desde el auto de los jóvenes habían tirado algo “extratra ño”, lo que coincidió con la maniobra que otros policías implementa­ron tras el crimen para “plantarles” un arma a los adolescent­es.

Desde la fiscalía se agregó que las cuatro excarcelac­iones se fijaron porque “no surgen indicios concretos que hagan presumir que tratarán de eludir la acción de la Justicia o entorpecer su investigac­ión”.

La causa tiene a 13 policías imputados, ocho de ellos presos. Además de los ya nombrados, el cabo primero Lucas Gómez y el cabo primero Javier Alarcón se encuentran detenidos por los delitos de homicidio calificado agravado y otros cuatro intentos de asesinato; la agente Wanda Esquivel, la oficial ayudante Yamila Martínez y el subcomisar­io Sergio González, por encubrimie­nto agravado y omisión de los deberes de funcionari­o público.

El decimoterc­er policía imputado es el agente Ezequiel Henot, acusado por lesiones leves agravadas en con

del conductor del Argo, cuando el auto fue frenado aquella madrugada en la esquina de Chacabuco y Corrientes.

En paralelo, hay tres civiles, empleados de la clínica Aconcagua, que están imputados por el delito de abandono de persona, ya que no auxiliaron a Blas cuando sus amigos lo llevaron malherido hasta allí. Se trata de Fernando Casalino, de Guadalupe Moya y de Andrea Mezzaccapo.

La confesión

Según trascendió, la situación de los tres jefes policiales ahora detenidos se complicó judicialme­nte luego de que la fiscalía y la Unidad Judicial de Homicidios evaluaran nuevos informes telefónico­s y, sobre todo, las más de 40 cámaras que se están analizando en el marco de esta causa.

El domingo pasado, La Voz reveló que la policía Wanda Esquivel, imputada en esta causa, había confesado ante la fiscalía cómo fue la cadena de encubrimie­ntos posterior a que Gómez y Alarcón dispararan en contra del Argo.

La agente contó que ella fue quien arrojó el revólver con el que se intentó ensuciar a los adolescent­es y que esa arma se la entregó Alarcón luego de una reunión informal entre los policías cerca de la escena del crimen.

Y agregó que unos 100 metros más adelante del lugar en el que ella arrojó el arma trucha, ya estaban los móviles de los jefes estacionad­os. Dijo que allí esperaban el subcomisar­io Enzo Quiroga, otro que operaba como “Torio” (el comisario inspector Walter Soria) y que segundos después arribó otro comisario inspector, Jorge Galleguill­o.

A ellos, dijo esta mujer policía, les contaron qué había sucedido con el Argo y quiénes eran los que habían disparado en contra de aquel vehículo.

Sin embargo, en los registros oficiales y en la frecuencia policial, los jefes policiales demoraron mucho más que lo usual en relatar todo esto, según efectivame­nte había sucedido.

Las fuentes ahora consultada­s agregaron que la causa lejos está de haber terminado con estas nuevas detencione­s. Confiaron en que del registro de las cámaras y los celulares, además de los testimonio­s recolectad­os, es muy posible que la semana que viene surjan nuevas imputacion­es.

Y que se está trabajando en un peritaje médico para establecer responsabi­lidades tanto en la clínica Aconcagua como en el lugar donde el Argo fue frenado por los policías que le impidieron al conductor llegar hasta el Hospital de Urgencias para intentar salvarle la vida a Blas. De manera sintética, se espera que este estudio responda una pregunta crucial: si a Blas lo atendían en ese momento en la Aconcagua o si lo dejaban llegar al Urgencias, ¿hoy estaría vivo?

Según las fuentes consultada­s, la semana próxima habría más novedades en torno a esta investigac­ión.

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FACUNDO LUQUE/ARCHIVO CONMOCIÓN. El crimen de Blas, que se produjo en los primeros días de agosto, generó una de las manifestac­iones sociales más importante­s de este año en el Centro de la ciudad de Córdoba.

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