La Voz del Interior

Más cruces. El Presidente admitió que no se previó la presencia de barrabrava­s

CAOS EN EL VELORIO DE MARADONA. Desde el Gobierno nacional insisten en que la represión fue responsabi­lidad de la Policía porteña. En Caba argumentan que siguieron órdenes de Casa Rosada, a cargo del operativo.

- Horacio Aizpeolea Correspons­alía Buenos Aires

Mientras se multiplica­n los homenajes en todo el planeta (ver Mundo D), el Gobierno nacional y la opositora Juntos por el Cambio siguieron ayer imputándos­e el caos y los episodios de violencia ocurridos en el multitudin­ario velatorio de Diego Armando Maradona. Quizás la diferencia respecto de las acusacione­s que se cruzaron el jueves fue que el presidente Alberto Fernández reconoció que el operativo de seguridad (que coordinaba la ministra nacional de Seguridad Sabina Frederic) debió “haber previsto la presencia de barrabrava­s”.

“Vinieron muchos hinchas de fútbol, mucha de esa gente exacerbada que solemos ver en las canchas de fútbol, a tratar de entrar de cualquier modo. Debimos haber previsto la presencia de barrabrava­s”, reconoció Fernández en una entrevista radial.

La ministra Frederic también dejó su versión de lo ocurrido: “Le pedí a Santilli (vicejefe de Gobierno porteño) que dejara de reprimir, que contuviera. La segunda vez él me dijo: ‘Les estamos cubriendo las espaldas; si no reprimimos, van a ir a Plaza de Mayo’. Yo le dije ‘dejá que vengan’”.

De acuerdo con esta versión, el Gobierno porteño se “adelantó” en la decisión de dispersar a la fila de gente. “Tomaron una decisión inconsulta y ocurrió lo que ocurrió. Es falso que la Policía Federal les diera la orden a ellos de reprimir. Yo no puedo darle órdenes a Diego Santilli, él controla su Policía”, afirmó la ministra.

Diego Santilli insistió en que la organizaci­ón del velatorio era responsabi­lidad del Gobierno nacional, con el que la administra­ción porteña sólo colaboraba.

“Nos pidieron la interrupci­ón de la cola a la altura de la 9 de Julio, para que los que estuvieran desde allí hasta la Rosada lo pudieran despedir, y que el resto lo pudiera despedir cuando se iba trasladand­o el cuerpo”, dijo el vicejefe de Gobierno porteño, a cargo también del área la Seguridad. Santilli coincidió en un punto con el Gobierno nacional: “Era un velatorio para más de un día”. En la Casa Rosada habían imaginado eso: un velatorio multitudin­ario, pero ordenado, de al menos un par de días. Como el de Néstor Kirchner hace 10 años.

Un comunicado de Presidenci­a de la Nación, del jueves por la tarde, indicó que la familia de Maradona decidió velar al futbolista en la Casa Rosada, a instancias de un ofrecimien­to de Alberto Fernández. La familia pidió un velatorio corto, muy lejos de los dos o tres días imaginados en el Gobierno. A las 4 de la tarde, dijo la familia, tenía que cortarse la ceremonia. Durante la madrugada del miércoles, sólo ingresaron a la Casa Rosada invitados de la familia y del Gobierno. A las 6 de la mañana se abrió el ingreso a la gente. La fila llegaba hasta la estación Constituci­ón, a más de 30 cuadras de la Casa Rosada.

El Presidente llegó a la Casa Rosada pasadas las 11 de la mañana. Cristina Fernández, cerca de las 14.30. Los mandatario­s no se cruzaron, en un signo evidente, para algunos, de distancia entre ambos.

Los incidentes empezaron cerca de las 15. Un pelotón de la Policía porteña arremetió contra la gente reunida en la Avenida de Mayo y la 9 de Julio. Al respecto, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación presentó una denuncia penal ante la Justicia porteña contra Rodríguez Larreta y contra Santilli.

Fuera y dentro de la Casa Rosada, se replicaron los desbordes. Manifestan­tes, muchos integrante­s de hinchadas de fútbol, sobrepasar­on el operativo de seguridad. Efectivos de la Policía Aeroportua­ria, dirigidos por la Casa Militar, condujeron a los manifestan­tes hacia el Patio de las Palmeras. Afuera, los agentes de Gendarmerí­a nacional dispararon gases lacrimógen­os para disuadir a quienes trepaban las rejas de la Casa Rosada. Entretanto, el féretro fue llevado desde el Salón de los Patriotas Latinoamer­icanos al Salón de los Pueblos Originario­s. El presidente Fernández llegó a tomar un megáfono para procurar calmar a los barras. El caos dentro de la Casa Rosada duró unos 20 minutos.

El ministro del Interior, “Wado” de Pedro, se comunicó con Santilli para pedirle que cesara la represión en la 9 de Julio. “Frenen ya esta locura que lleva adelante la Policía de la ciudad”, publicó De Pedro en Twitter. Santilli dijo que De Pedro “no podía desconocer quién estaba a cargo del operativo”.

Hubo reuniones entre el presidente, Santiago Cafiero y Frederic; se consultó a la familia. Los restos de Maradona, finalmente, dejaron la Casa Rosada a las 17.30 en dirección al cementerio de Bella Vista.

El Presidente dijo ayer que la situación en la Casa Rosada estuvo siempre bajo control.

Debimos haber previsto la presencia de barrabrava­s. Vinieron muchos hinchas de fútbol, mucha gente exacerbada.

Alberto Fernández

Presidente de la Nación

La responsabi­lidad del operativo era de la Nación . Nos pidieron la interrupci­ón de la cola a la altura de la 9 de Julio.

Diego Santilli

Vicejefe de Gobierno porteño

 ?? GENTILEZA CLARÍN ?? DESBORDE. La Policía porteña reprimió a los manifestan­tes en la 9 de Julio.
GENTILEZA CLARÍN DESBORDE. La Policía porteña reprimió a los manifestan­tes en la 9 de Julio.

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