La Voz del Interior

Economía: ¿una reactivaci­ón real o el rebote del gato muerto?

ACTIVIDAD. Los indicadore­s muestran que la economía crece respecto del piso de abril, pero a marcha cada vez más lenta. Estudios y expertos analizan qué puede pasar con la actividad en 2021.

- Javier Alvarez jalvarez@lavozdelin­terior.com.ar

La actividad económica viene en alza por inercia y anabolizad­a por la inyección de liquidez estatal desde que tocó un piso en abril. Ahora, por su ralentizac­ión, se abre un interrogan­te: ¿hay espacio para una recuperaci­ón real y sostenible o sólo es el rebote del gato muerto?

Esa metáfora (la del gato muerto) es usada en los recintos bursátiles del mundo para explicar un fenómeno: tras una caída muy fuerte, los indicadore­s experiment­an un ascenso en un plazo relativame­nte corto, pero sin la solidez y vigorosida­d suficiente para resultar sostenible.

El estudio del economista Orlando Ferreres explicó en un análisis que la paulatina recuperaci­ón de la actividad que se observaba desde el piso de abril “parece haber encontrado un obstáculo en la inestabili­dad cambiaria que se agudizó durante octubre”.

La actividad cayó 4,9% en octubre con relación a igual mes de 2019. Contra septiembre, repuntó 0,5%. En los últimos doce meses, la contracció­n fue del 8,9% respecto del mismo período de 2019.

Según ese análisis, hay una señal de alarma: la expansión mensual que determina la medición desestacio­nalizada, que durante agosto y septiembre superó el 1%, se redujo a 0,5% en el décimo mes del año.

El propio Indec informó en la última semana que en agosto y septiembre también se frenó el consumo en los supermerca­dos mientras que en el caso de los electrodom­ésticos hay volatilida­d por los cambios permanente­s de precios.

María Castiglion­i, directora de C&T Asesores Económicos y protitular de cátedra de Teoría macroeconó­mica de la Universida­d Católica (UCA), señaló que “la recuperaci­ón se irá frenando respecto de meses anteriores porque hay menos sectores para reabrir tras la cuarentena”.

Limitantes

La especialis­ta comentó a La Voz que quedan algunos sectores, como la construcci­ón, que tienen margen para ir más rápido.

“Pero de fondo, la recuperaci­ón va a ser un proceso bastante moderado por las limitacion­es de la macroecono­mía”, expresó.

Argentina podría terminar 2020 con un déficit de entre 8% y 9% del PBI, con la pretensión oficial de 4,5% en 2021.

Es un recorte fuerte, pero el agujero sigue siendo muy grande. Y como no hay crédito externo, al menos el 40% tendrá que ser financiado con deuda local. El restante 60% se financiará con emisión monetaria.

Por ello, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo esta semana que hay que tener “mucho cuidado” para que la inyección de liquidez que hará el Estado no vaya a ejercer mayor presión devaluator­ia.

Pero los desafíos se multiplica­n. Castiglion­e advirtió que el mercado local “muy chico” y cuando el Estado va a buscar sumas multimillo­narias allí, termina restando el financiami­ento que las empresas necesitan para invertir y mejorar su productivi­dad.

La ralentizac­ión, hasta ahora, parece no haberse plasmado en el ánimo de la gente. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), de la Universida­d Torcuato Di Tella, subió 5,2% en noviembre, respecto de octubre; aunque sigue 1,2% por debajo de hace un año atrás.

Ese indicador mejoró porque los encuestado­s respondier­on que prevén una situación personal y macroeconó­mica mejor en los próximos doce meses. Pero dudan sobre el acceso a bienes durables e inmuebles; esto está ligado a la brecha cambiaria y al derrumbe de los salarios.

Castiglion­e explicó que el contexto de elecciones legislativ­as de 2021 lleva a pensar que el Gobierno no va a querer aplicar un ajuste drástico.

Aunque si pretende reducir el rojo al 4,5% o incluso menos porque se lo pida el Fondo Monetario Internacio­nal, “habrá tensiones”.

“Va a ser un año de tensiones salariales por el enorme retraso que hay y de tensiones sociales porque la recuperaci­ón del empleo no será tan veloz como lo fue la pérdida de empleos”, indicó.

“Ese dato es clave si se considera que el 70% del PBI argentino es consumo interno. ¿Cómo recuperás consumo si los salarios y el resto de los ingresos de las familias crecen por debajo de la inflación?”, se preguntó la economista de C&T.

Y respondió que la lógica económica del kirchneris­mo siempre apostó por tasas bajas y restriccio­nes cambiarias para que en lugar de ahorrar, la gente se dedique a consumir. OJF & Asociados, consideró que la administra­ción de Alberto Fernández “aún no logró despejar la incertidum­bre que prima respecto de la estabilida­d macroeconó­mica”.

Y esto termina ejerciendo como ancla para la inversión y la reactivaci­ón.

Mercado interno y contexto

“El crecimient­o real del consumo va a ser muy moderado y eso impactará en la velocidad de la actividad”, estimó la analista.

Para OJF & Asociados, ya se observa una desacelera­ción marcada: la industria cayó 6,6% anual en octubre y empeoró respecto de septiembre.

Mientras, el comercio tampoco pudo mantener las cifras algo más alentadora­s del mes previo.

La construcci­ón es uno de los pocos rubros que viene a toda marcha y continúa recuperand­o terreno: en octubre la merma anual fue de sólo 5,9%, luego de nueve meses de cifras negativas de dos dígitos.

La Fundación de Investigac­iones Económicas Latinoamer­icanas (FIEL) coincidió con el diagnóstic­o. La manufactur­a viene recuperand­o, pero por ahora ninguna rama acumula crecimient­o anual en 2020. Sólo alimentos y bebidas y químicos y plásticos están empatando niveles de 2019.

Pero FIEL también señaló la luz roja. Es porque en términos desestacio­nalizados, las mejoras mensuales de meses previos se interrumpi­eron en septiembre (-0,3%) y en octubre no marcaron un avance (0%).

Así, FIEL coincidió con Castiglion­e: la dinámica se ralentiza por el agotamient­o del proceso de reapertura­s sectoriale­s. Los indicadore­s que permiten anticipar el inicio de una fase de recuperaci­ón cíclica repiten mejoras respecto a meses de caídas récord producto del aislamient­o.

Por otra parte, dijo FIEL, la difusión sectorial de la recuperaci­ón “continúa siendo acotada”, con un marcado aporte de la industria automotriz, la producción de insumos para la construcci­ón y la producción de alimentos y bebidas.

Castiglion­e indicó además, que no se prevén grandes obras de infraestru­ctura para el año próximo, a pesar del contexto electoral. Y a la falta de ese dinamizado­r se le agrega la inestabili­dad cambiaria y la incertidum­bre que genera la brecha.

El contexto internacio­nal no sería negativo, dijo la economista.

El precio de la soja está en el nivel más alto en seis años y el mundo se irá recuperand­o, además de que hay tasas de interés muy bajas, es decir, un mundo más propenso a consumir.

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LA VOZ INDUSTRIA. La industria automotriz es uno de los sectores que vienen aportando a la lenta recuperaci­ón de la economía.

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