Ni héroes ni villanos, humanos
En los últimos días, las redes sociales fueron el escenario de una polémica en la que, sin exagerar, se pidió la cabeza de tres integrantes del seleccionado argentino de rugby.
Nadie lo discute, sus tuits de hace ocho o nueve años atrás son repudiables, pero las expresiones racistas de Pablo Matera, Guido Petti y Santiago Socino los pusieron en el centro de una escena que, desde hace años, nos envuelve a los argentinos y nos separa en una grieta que cada día se profundiza más.
Con la “reaparición” de los tuits, y convencida de que si el homenaje a Diego Maradona hubiese sido otro los dichos del excapitán de Los Pumas y compañía no hubieran salido a la luz, la lucha de clases tomó protagonismo y quienes repudiamos la discriminación en todas sus formas leíamos con asombro que de uno y de otro lado las agresiones iban y venían sin un ápice de respeto (una valoración olvidada por todos).
Y como sucede con la política o con la pandemia, todo es blanco o negro, no hay matices. Ponemos como excusa que somos “pasionales” y, producto de esa pasión, transformamos a nuestros deportistas en héroes (como hace más de dos semanas cuando Los Pumas se convirtieron en uno de los siete seleccionados en ganarles a los poderosos All Blacks), pero de un plumazo los bajamos a la categoría de villanos.
En el medio queda por reconocer que somos humanos y que nos equivocamos.
¿Fueron discriminatorios los mensajes escritos en aquel momento? Sí. ¿Al conocerse sus dichos, los jugadores pidieron disculpas públicas? Sí. ¿Se tomaron medidas a nivel institucional? Sí –aunque a las 48 horas la UAR dio marcha atrás–. ¿Se mide a todos con la misma vara? No.
Como en todos los ámbitos de la vida, la violencia de género, el racismo o la homofobia también pueden estar presentes en el mundo del deporte, pero el rugby sigue siendo estigmatizado y eso también habrá que trabajarlo para intentar una sociedad mejor.
Matera, Petti y Socino reconocieron que se equivocaron, la Unión Argentina de Rugby les abrió un proceso disciplinario y hasta anoche no se sabìa si permanecerá abierto o se archivará. Pero sí que sus clubes europeos quieren escucharán sus razones.
Ahora es tiempo que como miembros de una sociedad madura dejemos por un rato el agravio en las redes sociales y comprendamos que el deporte no es culpable y que nuestros deportistas, con aciertos y errores, no son héroes ni villanos, son humanos.