La Voz del Interior

A juicio por matar y herir a jóvenes en un partido barrial de fútbol

VIOLENCIA URBANA. El violento ataque a tiros ocurrió en Comercial, en 2019. La víctima fatal fue Santiago Orellano, quien recibió un balazo en la cabeza cuando, ajeno a todo, buscaba huir.

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Era, tendría que haber sido, una verdadera fiesta de fútbol.

La tarde del sábado invitaba a disfrutar del encuentro. Adentro del terreno, los locales de barrio Comercial recibían al equipo de Vicor que venía ganándolo todo fin de semana tras fin de semana. Fuera del terreno, decenas de hinchas se agolpaban para mirar, alentar y divertirse.

Entre los asistentes estaba Santiago Yaidemm Orellano Chávez. Tenía

18 años. Amaba el fútbol. Por eso no dudó cuando sus amigos lo invitaron a ver al equipo de Vicor. Su papá lo llevó en auto, lo despidió con un beso y le dijo “cuídate”.

Fue un partido bravo, trabado, duro como buen picado de barrio.

No tardaron los de Vicor en imponerse sobre el equipo local.

Cuando marcaron el 3-0, las cosas se tornaron ríspidas. En el barro, empezaron los empujones y choques fuertes; en las afueras, los insultos.

Cuando el partido entraba en su etapa final, todo se desmadró.

Bastó que uno de los jugadores quisiera hacer un lateral, para que varios hinchas de Comercial se le fueran encima, lo insultaran y le pegaran.

En segundos, arrancó una batahola tanto dentro, como fuera del campo. Los límites de la cancha se borraron en todos los sentidos.

Las cosas iban a llegar muy lejos. Una patota del equipo local sacó armas y empezaron las balas. Fue furia, descontrol y violencia extrema.

A Santiago Orellano no le gustaban las peleas. Por eso, cuando el descontrol arrancó, decidió correr con sus amigos y amigas para ponerse a resguardo.

Fue en ese momento, que un balazo dio en su cabeza. El disparo fue a quemarropa. El agresor, momentos antes, habían hecho varios disparos al aire.

Santiago cayó agonizante al suelo. Como si la barbarie no hubiera sido suficiente, mientras aún respiraba sobre la tierra, el autor del disparo le robó el celular, según consta en la causa.

Santiago murió al cabo de unas horas en el Hospital de Urgencias.

Aquel drama sucedió en la tarde del pasado sábado 22 de agosto de

2019 en la cancha del barrio Comercial, en la zona sur de la ciudad de Córdoba.

A juicio y con graves cargos

A casi 21 meses de aquel salvaje asesinato en el picado barrial, el principal acusado fue enviado finalmente a juicio.

Se trata de Franco Daniel Tapia, de 25 años, vecino de barrio Comercial.

Recienteme­nte, un Juzgado de Control confirmó que vaya a juicio.

Tapia deberá responder por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por hurto calamitoso (por aquello del celular robado a Santiago).

Franco Tapia no niega su relación con el asesinato. Sin embargo, dio otra versión ante la fiscalía. Habló de un “accidente”.

El muchacho declaró que aquella tarde estaba viendo a su equipo (es de barrio Comercial) y que, de pronto, quedó en medio de la “batalla campal”. Dijo que quiso escapar corriendo y que fue golpeado y patoteado. Indicó que cayó al suelo, que encontró un arma y que hizo “disparos al aire” y que cuando bajó la pistola se le “escapó” un tiro. El tiro que dio en Santiago.

Negó haberle robado el celular al muchacho.

No le creyó ni el fiscal ni el juez de Control.

Tapia estuvo prófugo varios días hasta que fue detenido. Así llegará al juicio: preso y con muchas que lo complican.

La familia de la víctima fatal irá más allá. Con el patrocinio del abogado penalista Carlos Nayi, quien los representa como querellant­e, reclamarán que el caso tenga otro agravante: la alevosía. Eso podría agravar las cosas en un juicio de manera sustancial.

La pena con ese agravante es la perpetua.

Hoy, con la actual acusación, Franco Tapia se enfrenta a una pena que puede llegar a los 33 años.

Otro acusado

Fue dicho: lo de aquella tarde fue una locura. Una locura en un campo de juego barrial.

El crimen de Santiago Orellano fue lo más grave. Pero no fue el único episodio violento en aquella canchita ubicada en calles Ambul y Guatimozín, del barrio Comercial.

Cuando se desató la batalla campal, en medio de los golpes y corridas, fueron varios los que sacaron armas de fuego.

Además de quien terminó asesinando a Santiago de un tiro en la cabeza, hubo otro joven que extrajo un revólver cromado de una riñonera y empezó a los tiros.

Según la causa, se trata de Ramón Mariano Rodríguez, vecino de Comercial. El joven está preso y también irá a juicio oral. ¿Los cargos? Tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

De acuerdo al expediente, Rodríguez habría efectuado varios disparos al aire. Luego, habría dado alcance a Marcos Alfonzo (vecino de Vicor y amigo de Santiago Orellano) y, cuando este se encontraba en el suelo, habría comenzado a golpearlo a culatazos en la cabeza.

Acto seguido, en una brutal secuencia de violencia, habría empezado a hacer disparos contra las piernas de su indefenso rival en el piso. La víctima alcanzó a mover las piernas y no resultó herido. Acto seguido, puso levantarse y salir corriendo.

En esas circunstan­cias, siempre según la causa, otro joven habría intentado detenerlo. “Esperá amigo, te la estás mandando...”, le habría dicho, con la intención de que recapacita­ra.

Fue entonces que Rodríguez, según la causa, le habría dicho: “Volá o te pego el tiro a vos”, mientras le hacía el ademán de extraer el arma otra vez.

Amenazas

Como si el drama y el espanto no hubieran sido suficiente­s, la familia de Santiago Orellano (el joven asesinado en ese partido) tuvo que sufrir distintas clases de amenazas. Incluso, por redes sociales.

 ?? JAVIER FERREYRA / ARCHIVO ?? VIOLENCIA. El demencial episodio se registró en esta cancha de barrio Comercial, en agosto de 2019. Los hinchas visitantes fueron atacados a tiros por una patota local.
JAVIER FERREYRA / ARCHIVO VIOLENCIA. El demencial episodio se registró en esta cancha de barrio Comercial, en agosto de 2019. Los hinchas visitantes fueron atacados a tiros por una patota local.
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LA VOZ / ARCHIVO VÍCTIMA FATAL. A Santiago Orellano lo mataron y le robaron el celular.

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