Tomar decisiones, más allá de la grieta

Desde el inicio de la pandemia, la conveniencia o no de mantener la presencialidad en las escuelas ha sido un tema de debate del que han participado desde infectólogos y educadores, pasando por funcionarios y políticos y gremialistas, hasta personajes bizarros de la televisión e influencers de las redes sociales.

Así como el año pasado la disyuntiva parecía ser economía o cuarentena, en este 2021 la discusión se instaló en torno a “presencialidad sí” o “presencialidad no”. Mientras tanto, los contagios siguen en alza en todo el país, Córdoba incluida.

En ese marco, el Gobierno provincial –siguiendo lineamientos generales de la Nación, pero también aplicando criterios propios– viene ensayando distintas estrategias para garantizar que las aulas se mantengan abiertas, al menos parcialmente, y que los chicos tengan un contacto cara a cara con sus maestros.

Burbujas mediante, los estudiantes cordobeses están asistiendo cada dos o tres semanas a la escuela, y el resto del tiempo siguen con clases virtuales. Pero el altísimo nivel de circulación comunitaria del virus viene obligando a cerrar preventivamente muchas de esas burbujas, lo que impacta en la asistencia a las aulas.

Ahora, buscando que los protocolos se ajusten de la mejor manera a la necesidad de preservar la salud de alumnos y docentes, y que al mismo tiempo permitan que la presencialidad se desarrolle sin tantas interrupciones, el Ministerio de Educación flexibilizó en parte el manual de instrucciones con el que deben guiarse las escuelas, novedad de la que damos cuenta en esta edición.

Tomar decisiones en un contexto de pandemia, y con un virus tan esquivo como el Sars-CoV-2 no debe ser nada fácil. Más allá de las marchas y contramarchas, lo importante es que en esa tarea primen los criterios científicos y los propósitos comunes, y que la maldita grieta que desde hace años tiene a maltraer a este país quede definitivamente de lado.

Así como el año pasado la disyuntiva fue salud o economía, en este 2021, la discusión se instaló en torno a “presencialidad sí” o “presencialidad no”.