Homicidio. La espesa trama detrás del doble crimen de Bialet Massé
JUICIO. Tres jóvenes se enfrentan a una dura acusación por el asesinato de un matrimonio. Sus abogados pidieron que estén presentes en las audiencias y no por videoconferencia. El debate asoma como complejo.
Una carta arriesgada jugaron los defensores de los tres jóvenes que afrontan la dura acusación del homicidio criminis causae del matrimonio de la chacra de Bialet Massé. Dos asesoras letradas y un abogado particular pidieron que los acusados Franco Damián López (19), Claudio Maximiliano “Pachu” Oliva (27) y Gustavo Damián Ezequiel “Burrín” Carraro (21) sean trasladados desde la cárcel de Cruz del Eje, donde están alojados, y se hagan presentes a partir de la segunda audiencia del juicio por jurados que continuará hoy en la Cámara 9ª del Crimen de la ciudad de Córdoba.
El debate oral comenzó ayer, a casi dos años del horrendo crimen de Walter Enrique Reist (51) y su esposa Elena Edith Gómez (51), quienes fueron asesinados al caer la tarde del 6 de agosto de 2019 con un revólver calibre 22 en el interior de su casa de barrio Suncho Huayco. Allí funcionaba una chacra donde criaban chanchos en la zona rural de Bialet Massé.
La instrucción de la fiscal de Cosquín Paula Kelm adjudica a los tres acusados haber ingresado a robar una suma de dinero que habría tenido el matrimonio tras vender un inmueble. Siempre según la elevación a juicio, los tres sorprendieron al hombre fumando en la galería, le exigieron la suma de dinero que fueron a buscar y lo golpearon en la cabeza. A la mujer, que estaba cocinando en el interior de la vivienda, la sorprendieron cuando intentaba
manipular el teléfono celular para avisar a la Policía. Un disparo a la cara de ella y otros tres en la cabeza de Reist provocaron las muertes de los arrendatarios de la chacra donde criaban cerdos.
Los vocales técnicos Roberto Cornejo (presidente), Fernando Martín Bertone y Gustavo Rodríguez Fernández abrieron la audiencia con la lectura de la acusación y la presentación del caso ante el jurado popular. Al interrogar a los acusados, comenzaron los problemas técnicos de sonido que impidieron escuchar cabalmente sus relatos.
La acusación en este debate es llevada adelante por la fiscal de Cámara María de las Mercedes Ballestrini, mientras que Carlos Nayi actúa como querellante en representación del hijo de las víctimas, Walter Emanuel Reist.
La asesora letrada Carolina Lerda asiste a Carraro; la abogada María Claudia Brandt, a López; y Daniel Mazzocone y Gonzalo Ortiz Lenardón, a Oliva. Al interrogarlos frente al jurado popular, los defensores pidieron que relaten los pesares que atravesaron en su corta vida y las limitaciones que tuvieron en su educación.
El tribunal accedió al pedido de trasladar a los acusados a la sala a partir de la segunda audiencia, como un modo de que el jurado popular los vea cara a cara. Es una estrategia arriesgada ante el tribunal de legos.
La acusación es por violación de domicilio, robo calificado por el uso de arma de fuego y homicidio criminis causae. El tercero de estos delitos se castiga con prisión perpetua y la estrategia de las defensas sería la de plantear dudas respecto de la instrucción, en particular sobre la participación de los jóvenes en el crimen.
El crimen existió, por lo que se especula que lo cometieron otra u otras personas. Una de las hipótesis que pueden aparecer en las próximas audiencias es la del crimen por encargo.
Las que se avecinan serán audiencias interesantes para confrontar esa estrategia con la prueba que, en algunos tramos, luce comprometedora para los acusados.
Otro imputado
Por un hecho mucho más leve, también está acusado en este juicio otro hombre que no está relacionado con el crimen en sí. Jorge Matías Arrieta (37) estuvo involucrado por una supuesta defraudación a Reist porque este le habría confiado para la custodia unos 12 mil dólares que serían los que quisieron robar días después los presuntos homicidas.
Pero el juez de Control lo sobreseyó por “atipicidad” en el delito y sólo subsiste ahora una acusación de falso testimonio. Se indica que Arrieta declaró pocos días después de los crímenes que él no era amigo de Reist sino conocido y que no había recibido el dinero. A partir de otras pruebas, esto se puso en discusión y ahora responde por su declaración presuntamente falsa.
Este acusado llegó libre y estuvo presente en la primera audiencia. Al revés de lo que sucede con los tres acusados principales, a Arrieta se le permitió retirarse de la sala durante el resto del debate, siendo representado por sus dos defensores. Ellos son los penalistas Pedro Despouy Santoro y Martín Eduardo Capdevila (hijo del recientemente fallecido Eduardo Capdevila).
Los defensores sostienen que la discusión en el juicio no tiene que ver con testigos u otra prueba y que es meramente dogmática sobre las particularidades del tipo penal. Se presume que cuestionarán la existencia de los requisitos de esta figura.
Figuras penales. La acusación que pesa sobre los tres jóvenes que ayer comenzaron a ser juzgados es por violación de domicilio, robo calificado por el uso de arma de fuego y homicidio criminis causae.