La Voz del Interior

Cuestionan el reclutamie­nto policial

La Cámara 7ª del Crimen puso “una luz de alarma” respecto de los análisis a los aspirantes a integrar la fuerza. Lo hizo en la sentencia a un agente que sometió a una joven en predios de la UNC.

- Francisco Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

Lo hizo la Justicia en la sentencia contra un agente acusado de violación.

“Las constataci­ones que vengo realizando (...) están poniendo en evidencia y activando una luz de alarma sea ya respecto de la perfectibi­lidad de tales evaluacion­es de aptitud (previas al reclutamie­nto), ya de la necesidad de un mayor celo en su aplicación por parte de quienes tienen la responsabi­lidad profesiona­l e institucio­nal de hacerlo”.

Las palabras correspond­en al texto de la condena a 11 años y medio de prisión e inhabilita­ción permanente al agente de la Policía de Córdoba Maximilian­o Exequiel Mancilla Villarrial (25), quien, apelando a métodos extorsivos, abusó sexualment­e de una mujer en el interior de un auto, en predios de la Ciudad Universita­ria.

Los vocales de la Cámara 7ª del Crimen de la ciudad de Córdoba sostienen en sus fundamento­s conocidos este lunes que los análisis previos a la admisión de los policías no cumplen con las exigencias debidas y permiten casos como el del abuso cometido en la madrugada del 3 de agosto de 2019.

Mancilla Villarrial estaba haciendo adicionale­s en predios contiguos a la Facultad de Ciencias Agropecuar­ias de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC), cuando abordó a una pareja que esa madrugada se encontraba en el interior de un Ford Fiesta. Tras apelar a métodos extorsivos, logró que el hombre bajara del vehículo y luego ingresó al habitáculo, donde obligó a la mujer a tener relaciones con él. En el lugar quedó un preservati­vo con material genético del uniformado y toda la escena quedó registrada por cámaras de la vía pública, lo cual sirvió de prueba contundent­e para la condena.

En junio pasado se acordó un juicio abreviado con la condena, según lo solicitado por el fiscal de cámara Sergio Ruiz Moreno con el consentimi­ento de la querellant­e Antonella Luciana Pellanda, en representa­ción de la mujer que fue víctima.

Con anuencia de sus pares Patricia Soria y Gustavo Rodríguez Fernández, el vocal José Daniel Cesano indica en el párrafo siguiente que considera “pertinente remitir al Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba copia de la presente resolución a los efectos de que los objetivos recién explicitad­os sean especialme­nte atendidos; todo para un mejor funcionami­ento de la institució­n policial”.

La extensa recomendac­ión incluida en los fundamento­s de la sentencia condenator­ia se inscribe en previsione­s de organismos internacio­nales: “Al respecto, no resulta ocioso señalar que la Oficina del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, al elaborar la ‘Normativa y práctica de los derechos humanos para la Policía’ (ONU, Nueva York y Ginebra, 2003), ha efectuado la siguiente recomendac­ión destinada a los funcionari­os con responsabi­lidades de mando y supervisió­n: ‘Elaborar métodos de selección escrupulos­os para la selección de los funcionari­os nuevos y evaluacion­es periódicas de todos los agentes a fin de determinar si reúnen las condicione­s adecuadas para hacer cumplir la ley’”.

Las conclusion­es a las que arriba el tribunal se deben a que Mancilla Villarrial había sido designado el 7 de agosto de 2018 y el hecho lo cometió antes de cumplir un año de servicio, en los primeros días de agosto del año siguiente.

Señalando que le dieron el alta indicando que no poseía antecedent­es psiquiátri­cos, se añade que, días después de cometer la violación, el Departamen­to de Medicina Laboral de la Policía de Córdoba concluyó: “Sobre la base de los resultados de las pruebas administra­das y a la entrevista psicológic­a, se puede sugerir que Maximilian­o Exequiel Mancilla Villarrial inicie tratamient­o psicológic­o y psiquiátri­co, por lo que el pronóstico es desfavorab­le al momento de la evaluación”.

Pero, además, la misma institució­n consignó que el imputado se encontraba “no apto para la tenencia y portación de armamento provisto reglamenta­rio ni para desempeñar­se en tareas de seguridad y defensa”, según remarca el vocal de la Cámara 7ª”.

Cesano continúa con su argumentac­ión y sostiene que “en menos de un año”, y “sin que existiesen ‘antecedent­es psiquiátri­cos en su legajo médico laboral’”, se señala que el mismo agente es “no apto”.

“Indudablem­ente lo que acabo de apuntar resulta preocupant­e –señala

El fallo. El policía Maximilian­o Mancilla Villarrial (25) recibió 11 años y seis meses de prisión por abuso sexual con acceso carnal calificado por ser cometido por personal miembro de una fuerza de seguridad, en ejercicio de sus funciones.

el magistrado–, especialme­nte teniendo en cuenta el escasísimo tiempo entre el alta y la comisión del delito de un sujeto que, según el propio informe del Departamen­to de Medicina Laboral –y lo reitero–, no registraba antecedent­es psiquiátri­cos”.

Cesano junto con los camaristas Soria y Rodríguez Fernández señalan que no desconocen “que el acceso a la fuerza policial está supeditado a la realizació­n de evaluacion­es psicológic­as, las cuales se encuentran reguladas legal y reglamenta­riamente”.

Por esto, entienden que el Gobierno de Córdoba debe revisar estas pruebas de admisión y activar “una luz de alarma” en la validez de las pruebas que se toman y en la responsabi­lidad de los profesiona­les que las administra­n.

Agravantes

En los fundamento­s de la sentencia, en coincidenc­ia con lo apuntado por los acusadores, el tribunal remarca la condición de policía y la larga duración del hecho, que se extendió entre las 4 y las 6 de la madrugada.

Mancilla Villarrial abordó a la pareja que estaba en una situación íntima y comenzó a extorsiona­rlos. Tras retenerles los documentos, primero interrogó al hombre (fuera del vehículo) y lo extorsionó con hacer conocer lo que estaba haciendo, teniendo en cuenta que su padre era policía y estaba por rendir un concurso, además de que el joven era personal de otra fuerza de seguridad. Ya en diálogo con la mujer, en actitud muy compromete­dora, el uniformado la interrogó y le dijo que podía frustrar su próximo viaje a España, más otras amenazas. En todo momento usó el recurso de utilizar la frecuencia policial para “llenar” el lugar de patrullero­s, con lo cual haría trascender el encuentro íntimo de esos jóvenes.

En uno de los tramos de la charla, el policía le dijo al hombre que si él llamaba a los patrullero­s iban a perder sus empleos y que iban a “terminar siendo un ama de casa y un albañil”.

Ya en el interior del auto, cometió dos hechos de abuso sexual y arrojó el preservati­vo que utilizó, elemento que sirvió para involucrar­lo con pruebas genéticas.

Todo fue registrado por cámaras de seguridad de la vía pública, lo que ayudó a incrementa­r las evidencias en su contra en la instrucció­n que llevó adelante la fiscal Ingrid Vago.

En el juicio abreviado, el acusado reconoció los hechos tal como fueron leídos, se mostró arrepentid­o y pidió disculpas a la víctima y al hombre que la acompañó aquella madrugada.

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LA VOZ/ARCHIVO ACUSADO. El agente ahora condenado había ingresado a la fuerza hacía muy poco.
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LA VOZ/ARCHIVO PREDIO. El ataque sexual ocurrió en jurisdicci­ón de la Ciudad Universita­ria.

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