Una “cajita feliz” para gente grande
Marisel Gattino y María Florencia Porras son las cordobesas detrás de este proyecto que, además de una interesante oferta gastronómica, propone una experiencia sensorial completa y responsable con el medioambiente.
Experiencia 1526 combina lo gastronómico con contenido lúdico y con sorpresas.
Reinventarse, adaptarse, proyectar y seguir. Las cordobesas Marisel “Pini” Gattino y María Florencia Porras estaban preparadas para lanzar una serie de eventos gastronómicos cuando se desató la pandemia y sus consecuentes restricciones. Esta realidad las obligó a repensar su modelo de negocio y, aunque les llevó un tiempo “bajar a tierra” sus ideas, en mayo lanzaron Experiencia 1526, una propuesta que no se limita a lo gastronómico, sino que además de un menú interesante ofrece contenido lúdico, sensorial y sorpresas.
“Hay un montón de gente en Córdoba y Argentina que hace gastronomía y que son muy buenos, nosotras no queríamos hacer lo mismo ni estancarnos sólo en lo gastronómico”, explica Flor sobre esta propuesta.
“Pini es madre de una de mis mejores amigas. Hace unos años me contactó para que hagamos unos talleres gratuitos de cocina en su casa y los hicimos durante dos años pero después era mucho trabajo por un hobby, así que lo cortamos. Al año siguiente volvimos a reunirnos con la idea de armar un nuevo proyecto con un perfil más comercial y nació Entre Dichos y Aromas, un evento que desarrollamos durante un año completo y estuvo buenísimo porque nos enseñó mucho. Fue una prueba piloto para saber cómo trabajábamos juntas y si realmente nos gustaba, pero no era muy rentable”, recuerda Flor.
“A principio del año pasado nos reunimos y nos planteamos que si queríamos seguir haciéndolo, había que hacerlo bien, con todos los elementos que conlleva un emprendimiento serio. Después de pensarlo mucho le dimos para adelante y a un mes de comenzar se desata la pandemia”, explica y sigue: “El fin de semana después de que se decretó la pandemia la llamé a Pini con mil ideas. Sabíamos que esto venía para largo, que los eventos no se iban a poder hacer pero nosotras queríamos seguir adelante. Fue volver a empezar. Y ahí nos surge la idea de llevar Entre Dichos y Aromas a las casas. El problema era cómo concretarlo. Cómo llevar la modalidad evento, con las cosas lúdicas, la música, con la parte gastronómica y de experiencia en un formato delivery”.
“En ese momento la participación de Matías, un compañero de mi hijo que vivía en mi casa, fue clave. Él es comunicador y publicista y nos ayudó a darle forma al proyecto. Se puso la camiseta y nos ayudó a escribir lo que queríamos hacer. Ese año de pandemia que quedó estancado, y no sabíamos qué hacer, nos sirvió para proyectar lo que queríamos, bajarlo a tierra”, relata Pini quien, pese a no tener ningún talento para la cocina como confiesa, es la “pata social” del proyecto.
“Mi vínculo con la gastronomía es cero, yo me ocupo de la parte social. Por eso somos una buena dupla y nos llevamos bien. Flor se encarga absolutamente de la gastronomía, y yo de lo otro. Cuando definimos la temática de la caja cada una investiga su parte. Yo pienso en qué se puede poner adentro, la lista de Spotify con la que vamos a acompañar el menú, si vamos a recomendar videos o si va a haber algún juego, la parte creativa”, cuenta Pini y explica que esto no excluye que ambas puedan opinar de todo.
Con el foco en la experiencia
“La experiencia para nosotras es todo. Cada edición es diferente y nos exige horrores porque no podemos estandarizar nada”, apunta Flor y Pini afirma: “Y esa es la parte que más nos gusta, porque no se convierte en una rutina. Si fueran todas las cajas iguales ya nos habríamos aburrido. Pasamos de estar viendo videos de pole-dance para la temática afrodisíaca, a leer historietas para la próxima edición”.
–Como cocinera ¿es un desafío extra crear un menú de pasos para entregar formato delivery?
–Florencia: Es un desafío muy grande porque en un menú para enviar hay muchas cosas que no se pueden hacer. Además, los horarios de preparación son más restringidos y el hecho de ser un emprendimiento sustentable también nos presenta algunos limitantes. Tenemos que pensar un menú simple de comunicar. Siempre mandamos sugerencias de consumo pero no queremos que sea algo estructurado. El menú debe ser bastante intuitivo para que la gente, no importa cómo lo consuma, siempre se lleve una buena experiencia.
–¿A que se refieren con ser un emprendimiento sustentable?
–Pini: No usamos plásticos y buscamos reducir la cantidad de basura. Esto es un desafío porque implica mayores costos pero decidimos asumirlos porque nos pesa más la idea de ser responsables con el medioambiente. Por otro lado también empezamos a sumar, dentro de nuestras posibilidades, verduras y frutas agroecológicas. Es un camino que recién empieza, pero es hacia donde queremos ir.
Flor y Pini reconocen que aunque la pandemia las obligó a hacer muchos cambios, también fue un contexto propicio para este tipo de emprendimiento. “Mucha gente está buscando cosas diferentes para dejar de aburrirse porque tiene los limitantes que tenemos todos para salir. La pandemia nos permitió pensar más allá de la lógica del evento y hacer algo que de otra manera hubiera sido impensado para nosotras”, confiesa Flor.