El hockey refleja los procesos
Las Leonas llegaron a la final olímpica en los Juegos de Londres 2012 (perdieron frente a Holanda) y en la cita siguiente quedaron eliminadas en cuartos de final frente al mismo rival para poner fin a cuatro años consecutivos de podios olímpicos.
En Tokio 2020, la situación se replicó en los varones, y el seleccionado que llegó como campeón defensor no pudo acceder a semifinales.
Entre aquella realidad y esta hay algunas similitudes que emparentan los procesos, y aunque con matices, demuestran la importancia de respaldar un proyecto cuando el objetivo al que se apunta es grande.
Rumbo a Río 2016, Las Leonas tuvieron cinco entrenadores en tres años (Roggero, Zombi, Retegui, Capurro y Minadeo), para llegar a los Juegos con ausencias importantes porque esas desinteligencias dirigenciales generaron malestar en el plantel y las renuncias de Luchetti y D’Elía, dos figuras clave de un equipo que ya no contaba con Aymar.
En el seleccionado masculino también hubo rupturas rumbo a Tokio: entre febrero y abril de 2018 se sucedieron Retegui-Rivera-Orozco, pero además se designó al renunciante Retegui como head coach de ambos seleccionados, lo que desencadenó un malestar que terminó en la renuncia de Peillat y Mazzilli. Mazzilli volvió y jugó en Tokio. Para “el Hacha”, goleador en Río 2016, no hubo vuelta atrás. Antes había pegado el portazo Brunet. En agosto pasado, Orozco fue destituido y Ronconi quedó al mando, no sin polémicas que desnudaron internas en el plantel. Los Leones se quedaron sin nada en estos Juegos.
En Las Leonas también hubo cambios pero menos traumáticos (Retegui asumió por Corradini a fines de 2018) y lidera su tercer ciclo al frente de las damas, que volvieron a las “semis” olímpicas y mañana enfrentarán a India en busca de su merecido premio.