Cómo fue la investigación para recapturar al evadido de Tribunales II
INSEGURIDAD. Leandro Luna, quien permanecía prófugo desde hacía casi dos meses, fue atrapado tras un operativo en barrio Yofre. Con custodia del grupo Eter, fue llevado a Bouwer.
Oscar Leandro Luna se había convertido en una obsesión. El delincuente con cuatro pedidos de captura que el pasado 12 de junio escapó de manera escandalosa de Tribunales 2, de la ciudad de Córdoba, siempre estaba un paso adelante de los investigadores.
En el medio, hubo un operativo en Villa Los Pinos, al lado de barrio Yofre, que terminó en otro tirón de orejas hacia adentro de Tribunales.
Una unidad judicial demoró largas horas en librar una orden de allanamiento luego de que el prófugo fuera visto allí. Cuando al fin los policías lograron ingresar, no lo encontraron.
Pero pese a que todos estos allanamientos se informaban como negativos, ya que el fugitivo no estaba, los policías sí sonreían. Es que en cada caso iban juntando elementos para la construcción de su perfil psicológico.
Se trató de un trabajo artesanal para un equipo de Investigaciones Criminales conformado con especialistas de diversas divisiones de la Policía. De manera meticulosa, los efectivos fueron armando el rompecabezas de la vida de Luna.
Y los psicólogos aseguraron que el prófugo tenía una marcada inclinación por los afectos familiares, en especial por una hija pequeña. Por eso, se diagramaron operativos especiales para el Día del Padre y para el cumpleaños de una hermana de Luna, pero no lo encontraron.
Las tareas de inteligencia no eran sencillas. La mujer vive en un pasaje de Villa Los Pinos donde cualquier extraño es identificado con facilidad y los familiares de Luna ya tenían una rutina de salir a ver a inmediaciones de sus domicilios para detectar si había alguien espiando.
“Ya nos tenían identificados hasta los autos de civil”, confió una fuente.
Pero nadie bajó los brazos. La fiscal Claudia Palacios autorizó intervenciones telefónicas a parlante abierto, lo que significa que los investigadores escuchen todo en el mismo momento en el que se producían las charlas telefónicas.
Tal era la prioridad en atrapar a Luna, que el jefe de Investigaciones Criminales de la Policía, Alejandro Mercado, seguía todo desde la habitación de un centro de salud donde está internado por Covid 19.
La debilidad de Luna por su hija hizo que la búsqueda fuera bautizada como “Operación Cenicienta”. .
En el pasaje de Villa Los Pinos, a las 8 de la mañana, comenzaron a inflar un castillo inflable en medio de la
Policía imputado. En el marco de la causa por la fuga de Leandro Luna, un policía fue imputado por el delito de evasión culposa. No fue detenido. Se trata de un oficial que tenía bajo su cargo la custodia de Luna aquel sábado en el playón de Tribunales II.
calle. Con binoculares y a la distancia, un grupo de policías miraba todo. Hay una máxima no escrita que dice que los prófugos caen los domingos. Todos cruzaban los dedos para que así fuera.
A las 16, arrancó la fiesta y comenzaron a llegar autos con padres y niños. Pero Luna no aparecía. Hasta que a las 18.15, los policías camuflados se codearon.
Familiares de Luna comenzaron a asomarse en la esquina, buscando detectar a los espías. Quince minutos después, apareció un Fiat Palio gris. Cuando el conductor bajó, uno de los policía contuvo el grito. Era Luna. Fue momento de tomar decisiones veloces. El lugar estaba lleno de niños e ingresar podía ser peligroso.
Se ordenó esperar. Quince minutos después, Luna salió y se subió al Palio. Arrancó y a las dos cuadras, le cruzaron una patrulla. Luna no frenó.
Comenzó una huida frenética que terminó varios metros más adelante.
Antes, chocó a dos móviles y a un tercer auto civil. Cuando lo capturaron, llegó un grupo de familiares que a piedrazos y gritos intentó liberarlo.
Pero esta vez, Luna ya no pudo escapar.