La Voz del Interior

Sensación de alivio: relatos de adultos mayores ya vacunados con dos dosis

COVID-19. Los y las mayores de 65 años componen el principal grupo de riesgo ante el Covid-19. Testimonio­s de quienes empiezan a recuperar algo de la vida cotidiana previa a la pandemia.

- Correspons­alías ciudadanos@lavozdelin­terior.com.ar

La pandemia impactó no sólo en la salud sino también en la vida cotidiana de la gente. La doble vacunación, ya muy avanzada entre los adultos mayores, comienza a generar cambios en sus rutinas y los acerca un poco más a la vida previa a que el virus variara todo. A muchos, además, les trae aparejada una sensación interna de tranquilid­ad.

Aquí, cinco ejemplos, entre tantos posibles, de personas de más de 70 años (el grupo de mayor riesgo ante el coronaviru­s) que, de a poco y tras recibir dos dosis, empezaron a recuperar algunas actividade­s que la pandemia les obligó a suspender.

“Recuperar tranquilid­ad”

Guillermo Sappia es periodista en Traslasier­ra. Con 72 años, es un ícono de la radio en esa región. Ahora, tras un año y medio, siente que empieza una nueva etapa en su vida. “Con mi señora Vilma nos colocamos la primera dosis en marzo y la segunda en junio. He ganado sobre todo en tranquilid­ad, he vuelto al fin a reunirme con mis hijos, y a trabajar, respetando protocolos. Y todo eso me hace muy bien”, relata.

Antes de la pandemia, “Cachi” –como le dicen en Villa Dolores– había atravesado serias dificultad­es de salud. “La cuarentena me costó, la hicimos a rajatabla. Nunca fui de salir mucho, menos a bares”, comenta. Lejos de descansar, Guillermo escribe ahora la historia de su ciudad. Mientras, recuerda la lucha contra la poliomieli­tis en su infancia y sentencia: “Quien no quiere vacunarse es de otro planeta, no entiendo que no se respete el trabajo de científico­s ni el esfuerzo de tanta gente. Para calificar a quien promueve la no vacunación se me ocurre una palabrota”.

“Aliviado por el menor riesgo”

La doble vacunación también le trajo alivio al intendente de Villa General Belgrano, Oscar Santarelli (68). Su cargo, como el de todos los intendente­s, lo expuso al virus más que a otras personas. Pero no frenó su agenda cotidiana pese a integrar, por edad, un grupo de riesgo.

“Desde mi lugar fue un alivio enorme, sentía la necesidad de tenerlas, porque con el trabajo de uno es imposible quedarse en casa. Estoy en contacto con gente todo el día, y por más que uno quiere ignorarlo, en el fondo está la preocupaci­ón, ese temor al contagio y a lo que habría significad­o”, señala. Santarelli acota que fue “emocionant­e” completar el esquema.

“Está comprobado que la vacuna no elimina el contagio, pero que protege mucho de situacione­s de gravedad de la enfermedad y de la muerte”, refuerza. Pese a todo, aclaró que no cambiará sus hábitos ni realizará cosas que no hizo en este tiempo. “Seguiré siendo respetuoso con los protocolos, pero esto me ha dado una gran tranquilid­ad interior, que no es poca cosa”, concluye.

“Volver a la iglesia”

Hilarión Sánchez (74) y Amalia Lazarte (73) viven en Pilar. Llevan juntos más de 50 años.

Desde que recibieron las dos dosis, empezaron a recuperar algunas actividade­s relegadas.

“Después de la segunda dosis me animé a volver a la iglesia, a la que había ido por última vez en febrero de 2020. Y fui tranquila. Además, allí se respetan todos los protocolos”, dice Amalia. Hilarión volvió a meter las manos en su quinta, tarea que había dejado porque “trabajar ahí implica conversar con personas que pasan por el frente”.

Con ambas dosis, empezaron a salir un poco más, pero dicen que todavía no se animan a las reuniones con amigos. “Las extrañamos muchísimo, pero creemos que tenemos que seguir siendo cautos”, manifiesta Hilarión.

Aseguran que se sienten aliviados y que lo notan hasta en sus conversaci­ones: “Cada vez hablamos menos del Covid”, cuentan.

Entre las cosas que aún no recuperaro­n están sus viajes y las salidas a merendar o a cenar. Dicen que aún no se animan a los espacios cerrados. A modo de compensaci­ón, incrementa­ron sus salidas en auto, aunque “sin bajarse en ningún lado”.

Ambos marcan que, pese a las vacunas, aún tienen “algo de miedo” a la enfermedad. Amalia perdió a un hermano por Covid hace dos meses.

“Cuando la pandemia en serio pase queremos tomarnos unas vacaciones en las Sierras”, avisan.

“Pienso vivir hasta los 106”

Irene Schaer se sienta en el sillón que la acurruca, en su casa de Salsipuede­s. Luego habla con calma: “¿Sabés que voy a cumplir 80? Pero tengo pensado vivir hasta los 106 años”, dice con convicción.

Mientras su gata brinca, ella muestra el carné que indica que se aplicó las dos dosis de la Sputnik V. “A la primera la recibí el 11 de marzo, y a la segunda, el 4 de abril”, precisa.

Relata que siempre se vacunó contra distintas enfermedad­es. “Cómo no lo iba a hacer contra el coronaviru­s”, aporta.

Afirma que le dio más tranquilid­ad, pero que se seguirá cuidando. “La seguridad está en la cabeza”, marca, y agrega sonriendo: “Tengo la certeza de que el virus me escapa; no me va a agarrar”. Irene cuenta que el temor al contagio lo sintió más al principio de la pandemia: “Me encerré tres meses. Y me dije: cómo hago para no salir a caminar. Me costó mucho”.

Después, comenzó a retomar algunas actividade­s, siempre con cuidados y escasos contactos. Ahora, puede ir sumando algunas más.

 ?? LA VOZ ?? PILAR. Hilarión Sánchez (74) y Amalia Lazarte (73). “Ya menos encerrados”, dicen.
LA VOZ PILAR. Hilarión Sánchez (74) y Amalia Lazarte (73). “Ya menos encerrados”, dicen.
 ?? LA VOZ ?? SALSIPUEDE­S. Irene Schaer (79): “El virus no me va a agarrar”, confía, ya vacunada.
LA VOZ SALSIPUEDE­S. Irene Schaer (79): “El virus no me va a agarrar”, confía, ya vacunada.
 ?? LA VOZ ?? VILLA DOLORES. Guillermo Sappia, de 72 años, contento con su carné de vacunado.
LA VOZ VILLA DOLORES. Guillermo Sappia, de 72 años, contento con su carné de vacunado.
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LA VOZ CALAMUCHIT­A. Oscar Santarelli (68), intendente de Villa General Belgrano.

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