Cuomo, en la arena movediza del poder
EN APRIETOS. El gobernador de Nueva York surfea como puede sobre la ola creciente de pedidos de renuncia ante las sospecha de acoso sexual a empleadas y exempleadas.
La caída en desgracia del gobernador demócrata Andrew Cuomo se aceleró hacia las profundidades del poder desde que el martes último la fiscal general de Nueva York, Letitia James, dio por hecho que el mandatario estatal acosó sexualmente a varias empleadas y exempleadas, creó un “clima hostil de trabajo” y tomó represalias contra al menos una de ellas.
Ante la sospecha fundada de la Justicia neoyorquina, el presidente Joe Biden instó a Cuomo a renunciar a su cargo; al menos 121 miembros del Senado y de la Asamblea estatal (65 demócratas y 56 republicanos, según un punteo de AFP) se manifestaron en sintonía con el jefe del Estado y coincidieron en que el gobernador no puede seguir en su puesto y debería dar un paso al costado.
Pese a las presiones en aumento, Cuomo dice que permanecerá en funciones y tildó de “temerarios y peligrosos” los reclamos de la clase política. Sin embargo, analistas consideran que el futuro del actual gobernador del estado de Nueva York –quien ganó prestigio con su estrategia para enfrentar la pandemia de Covid-19– está en riesgo y podría escurrírsele entre las manos.
La secretaria de Justicia estatal Letitia James, quien supervisó la investigación contra el mandatario a partir de las denuncias de 11 mujeres, aclaró que no remitirá la causa a la justicia criminal; no obstante, la policía y los fiscales pueden usar las pruebas y conclusiones para elaborar una causa propia. Por caso, el fiscal de Albany, la capital de Nueva York, dijo que pediría los materiales de la investigación de James y exhortó a las víctimas a declarar.