La Voz del Interior

Nuestro deporte siempre permite soñar

- Ana Dalmasso adalmasso@lavozdelin­terior.com.ar

Son días muy emotivos por todo lo que viene sucediendo en los Juegos con los atletas argentinos, en los buenos y en los malos resultados. Luego de un año muy complicado para todos ellos, y para el mundo en general, el deporte nos vuelve a hacer sentir cosas que pensábamos que no íbamos a vivir de nuevo. Sentir los momentos difíciles y los felices, pero nunca caer en la apatía.

El gen argentino, el corazón, a pesar de todas las adversidad­es de nacer en un país que es experto en el autoboicot, otra vez nos da una lección. Porque siempre hay lugar para ilusionars­e cuando hay un argentino o una argentina compitiend­o. Y no es propiedad sólo de un Juego Olímpico, lo vivimos en 2019 con la selección de básquet en el Mundial, o con el llanto de Messi en la Copa América. Con el gol de Bonsegundo en Francia o las innumerabl­es medallas en los Panamerica­nos. Ni hablar más atrás en la historia. Y a veces hay que lidiar con el exitismo que rompe cualquier proyecto, que es nuestro mayor defecto pero al mismo tiempo nuestra mejor virtud. Creer siempre que podemos dar el golpe, que un milagro puede pasar, nos mantiene fuertes cuando lo demás se cae.

Y en Argentina hay algo que no se encuentra en casi ningún lugar del mundo y que todos los deportista­s se encargaron de enaltecer: los clubes. Son los que arropan, educan, potencian y cuidan a cada uno que hoy valoramos. Para todos son una segunda casa, una segunda familia, y para muchos, la razón que en algún momento les salvó la vida.

Llegamos muchas veces como candidatos a torneos y nos llevamos frustracio­nes. En otras fuimos de punto y dimos tremendo batacazo. Y así, cuando se cae uno, aparece otro. Llegaron la Generación Dorada, Los Gladiadore­s, Las Leonas, Las Panteras, Los Leones, La Garra. Pero también Pareto, Crismanich, Lange, Bardach y muchos más. Y en estos Juegos perdemos a referentes como Scola, “Seba” Simonet, Carou o Ibarra. Somos potencia en deporte en equipos y Argentina volvió a demostrar que siempre hay tiempo para ilusionars­e. Esta vez son la selección masculina de vóley, Las Leonas y el seven de rugby. Alimentan la esperanza que, cuando todo parece perdido, ese fuego y talento que crece en este suelo da sus frutos si se tiene paciencia. Lo del deportista argentino es fuera de serie, y si, con todo en contra, salen semejantes atletas, no hay que ser un genio para ver lo que podemos lograr si trabajamos juntos. “Coronados de gloria vivamos, juremos con gloria morir”.

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