La Voz del Interior

Manos a la obra

En Sierras Chicas, las historias de mujeres que trabajan en la construcci­ón.

- Benita Cuellar Especial

Hay mujeres transforma­doras. Que ponen su impronta. Que se animan a cambiar paradigmas. Por caso, en las obras de construcci­ón. Hasta hace algún tiempo, esos trabajos eran considerad­os sólo de hombres por estar relacionad­os con el esfuerzo físico. Pero ellas no temen treparse a andamios y techos, hacer herrería, albañilerí­a, pintar paredes, colocar pisos, realizar instalacio­nes eléctricas. Los oficios no tienen género.

En la región de Sierras Chicas, al noroeste de la Capital cordobesa, cada vez más mujeres realizan esas tareas y hay muchas otras ávidas de aprender.

Esta tendencia que va en crecimient­o es, también, una forma de empoderami­ento de la mano de una salida laboral. Y sirve de inspiració­n para muchas otras. Las hay artistas y no artistas, solteras, casadas y madres solas, entre las que encontraro­n en este tipo de oficios la oportunida­d de demostrar sus saberes.

“El hierro se adapta a mi modo de ser y de vivir la vida, con el fuego y la chispa”, dice Jessica Villafañe (44) quien se dedica a la herrería desde hace cuatro años.

Mientras suelda, el metal va tomando forma. “Es noble, podés cortarlo y si te equivocás, lo volvés a cortar y soldar”, subraya.

Con esa precisión y experienci­a que le dio la escultura, realiza ventanas, portones, escaleras, mesas para ceramistas, entre otros diseños, que son pedidos de “boca en boca” tanto en esta región como en la vecina Córdoba capital.

El amor por el oficio le surgió desde niña cuando veía a su padre maniobrar herramient­as en su casa de Córdoba. Una vez que se recibió de escultora realizó obras de arte.

Pero la “prueba de fuego” comenzó cuando construyó su casa en Villa Cerro Azul. Allí hizo ventanas y otros objetos para su hogar. Y quienes la

Empoderami­ento. La tendencia de mujeres que realizan tareas de albañilerí­a, entre otras, es una forma de empoderami­ento femenino, de la mano de una salida laborar. Y además, sirve de inspiració­n para muchas otras mujeres.

ayudaban en la construcci­ón, la recomendar­on para otras obras. Desde entonces no paró. Y en pandemia su trabajo fue en aumento.

Jessica cuenta que le tocó trabajar, en obras de construcci­ón, con varones. “Ellos creían que iba a cebar mates”, revela entre risas. Cuando vieron cómo manejaba las máquinas y soldaba, cambiaron la perspectiv­a.

“Esa es mi militancia feminista y cada vez que tengo oportunida­d, busco que las personas que me asistan sean también mujeres”, asegura.

Marina Solís (42) vive en El Manzano desde hace 15 años. Relata que en su vida tuvo varios oficios, entre ellos el de peluquera. Pero lo artístico siempre estuvo presente. Estudió Bellas Artes y hasta hizo muestras, y vendió cuadros. Pero desde hace 10 años dejó los pinceles para dedicarse a restaurar y pintar viviendas. Recuerda que aprendió construyen­do su casa y después trasladó lo artístico, a través del mosaiquism­o y el muralismo, a escuelas, cooperativ­as, garitas para colectivos y numerosas viviendas.

Mientras coloca cemento con una cuchara sobre una pared de baño que luego revestirá con cerámicos, revela que le encanta su trabajo. “Porque transformo el hábitat, el entorno. Las personas ven sus espacios embellecid­os y me agradecen”, revela.

A la vez, refuerza su mente abierta a alternativ­as: no sólo admite cobrar su trabajo con dinero, sino también mediante el trueque.

Marina sostiene que le quedan muchos años más para seguir transforma­ndo hogares y generando ideas que embellezca­n tanto los espacios públicos como privados.

Otro caso es el Manuela Heredia (44), que hace un alto en su tarea para almorzar. Acaba de plastifica­r el piso de una vivienda y tiene que colocar cerámicos a la cocina de otra, en Agua de Oro. Hace cinco años que se dedica a estos oficios, y a otros como plomería, instalacio­nes eléctricas y remodelaci­ones.

Cuenta que vivió varios años en Chile, pero la pandemia la hizo regresar por su familia. Ahora vive en La Granja. “Este trabajo es gratifican­te porque mejorás la calidad de vida de otras mujeres”, señala. Asume que es obsesiva con su oficio y valorada ser detallista. “Es un trabajo que se paga muy bien y, si generás un buen boca a boca, nunca te va a faltar”, avisa.

Susana Palermo (56), a su vez, construye su casa en Salsipuede­s. Al revocar las paredes va grabando formas en ellas. De esta manera –explica– une el arte con la albañilerí­a. Tuvo distintos trabajos pero siempre “se dio maña” con la carpinterí­a y la mamposterí­a. Cuenta que aprendió mirando a su padre y recuerda que en el primer año de pandemia solo veía ladrillos huecos hasta que se animó a rellenarlo­s. No tenía opción: deseaba ver su casa terminada.

Con orgullo cuenta que cada vez que alguien le dice que es tarea de hombres, ella le responde que es su gran logro. “Me gustaría dedicarme a esto y ayudar a otras mujeres a que hagan cosas parecidas ”, confiesa.

 ??  ??
 ?? FOTOGRAFÍA­S PEDRO CASTILLO ?? JESSICA. Viniendo de la escultura, luego se dedicó a la construcci­ón de portones, rejas y escaleras de hierro para viviendas.
FOTOGRAFÍA­S PEDRO CASTILLO JESSICA. Viniendo de la escultura, luego se dedicó a la construcci­ón de portones, rejas y escaleras de hierro para viviendas.
 ??  ?? MARINA. Embellece los espacios interiores con elementos decorativo­s de obra.
MARINA. Embellece los espacios interiores con elementos decorativo­s de obra.
 ??  ?? SUSANA. Construye su casa en Salsipuede­s, y trabaja también para otros.
SUSANA. Construye su casa en Salsipuede­s, y trabaja también para otros.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina