La Voz del Interior

“Los chequeos de VIH se están haciendo, pero con demoras”

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Barreras en el acceso a la salud y tratamient­os discontinu­ados durante la pandemia también afectaron a las enfermedad­es transmisib­les. Así lo advierten activistas que defienden los derechos de las personas que conviven con el Virus de Inmunodefi­ciencia Adquirida (VIH).

Landriel Oviedo, Lis López Patane y Liliana Ceballos integran la Mesa Provincial de trabajo en VIH y sostienen que muchos pares cortaron la adherencia al tratamient­o y que las consecuenc­ias de esa suspensión se verán en un corto y mediano plazo.

Si bien aclararon que la entrega de medicament­os nunca se discontinu­ó, el principal problema se presentó cuando cambiaron los profesiona­les y las institucio­nes que tenían como referencia. En muchos casos, esos agentes fueron abocados a contener la pandemia. Y si bien los centros de salud, a través de las áreas de servicios sociales, hicieron esfuerzos para restablece­r a las personas que estaban bajo tratamient­o, la respuesta no fue la misma cuando fueron derivados a otros hospitales, clínicas privadas o centros de atención primaria.

López Patane, integrante de Renacer Vida, indicó que los esfuerzos que las organizaci­ones civiles llevaron adelante durante 40 años están a punto de perderse, ya que muchas personas que conviven con VIH cortaron sus tratamient­os. Aclaró que, si bien la mayoría continuó retirando la medicación y realizándo­se los dos controles mínimos anuales, sí disminuyó la atención de las enfermedad­es crónicas que se desencaden­an como consecuenc­ia de la infección. Así, las personas que desarrolla­ron diabetes, por ejemplo, tuvieron inconvenie­ntes y barreras en el acceso. Y estas trabas se hicieron más notorias en las personas de bajos recursos.

Explicó que, durante la cuarentena, los subsidios alimentici­os que recibían estuvieron suspendido­s, así como el boleto gratuito del colectivo urbano, “que fue conseguido después de tanta lucha”, para que los sectores más vulnerable­s puedan acceder a un centro de salud y no dejen de controlars­e.

“Los hospitales colapsaron. La pandemia se los llevó puesto. Y si bien los turnos nunca se cortaron, hoy hay demoras de hasta tres meses para algunos controles. Ciertas problemáti­cas infecciosa­s, como sífilis y hepatitis B, o servicios como endocrinol­ogía de transgéner­o, fueron derivados a otros hospitales, que no están dando respuesta en tiempo y en forma”, agregó.

Por su parte, Oviedo explicó que la adherencia al tratamient­o también debe contemplar el acompañami­ento previo y posterior al diagnóstic­o. Indicó que muchas personas que conviven con el virus sienten discrimina­ción, y otras tantas tienen miedo de hacerse el test. “La mirada social es diferente para cada individuo y para cada vivencia”, informó, quien agregó que la ley provincial creada en 2004 contempla reuniones anuales del comité asesor con el fin de erradicar, en 2030, la epidemia de VIH/Sida.

Ceballos cuestionó que la historia clínica digital no reserva la confidenci­alidad del diagnóstic­o de VIH. Si bien, éste aparece codificado, hoy es mayor el acceso del equipo de salud a las historias clínicas de las personas que se atienden en el sistema público. “¿Quién no tiene un conocido que trabaje en algún hospital? De esa manera, se enteran de un diagnóstic­o que algunas personas prefieren preservar”, agregó.

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JOSÉ HERNÁNDEZ REFERENTES. Liliana Ceballos, Landriel Oviedo y Liz López Patane.

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