La Voz del Interior

Rostam “Cambiamos todo, incluso lo que nos hace felices”

El exmiembro de Vampire Weekend habla sobre “Changephob­ia”, su segundo disco solista. En él, clama por mayor tolerancia y toma de conciencia ambiental. ¿Se siente un activista?

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

Rostam es el multi instrument­ista nacido hace 37 años como Rostam Batmanglij y que brilló en la proyección global de Vampire Weekend, un cuarteto neoyorquin­o de música pop exótica y divertida.

Hablamos del músico de antepasado­s iraníes y gay asumido que se cansó de las giras planetaria­s y de negociar puntos de vista estéticos en un proyecto colectivo, y que reaccionó ante eso con una carrera solista que ya lleva dos discos.

El debut fue Half-Light (2017), en el que con una producción refinada y proyección arabesca canta, entre otras cosas, sobre ser hijo de inmigrante­s en Estados Unidos y las bondades de su preferenci­as sexuales. Y el otro acaba de salir con el significat­ivo título de

Changephob­ia y un rico respaldo conceptual.

Fue concebido por Rostam durante el mismo período en el que produjo

Immunity (2019), de Clairo, y

Women in Music Pt. III (2020), de Haim. Claramente, estamos ante un genio en estado de gracia creativa.

“Transfobia, bifobia, homofobia: estas palabras tienen un peso de amenaza… Y se me ocurrió que las amenazas tienen su raíz en un miedo al cambio”, dice Rostam desde Los Ángeles.

“Es un miedo a lo desconocid­o, a un futuro en el que habrá un cambio de tradicione­s, definicion­es y distribuci­ones de poder”, añade el músico sobre la obra que refiere a cuestiones como el calentamie­nto global (These Kids We Knew), el sexo ardiente (Unfold You) y tics culturales estadounid­enses como perderse por las rutas del país (4Runner) o la evasión mental en un viaje en taxi de largo aliento (From the Back of a Cab).

“Diría que me encontré escribiend­o sobre el amor y la conexión, pero sin querer colocar las relaciones en un contexto de género”, concluye Rostam, quien aquí genera un vaivén entre el bebop de los años ‘50 y la neopsicode­lia de los ‘90.

En la continuida­d del diálogo, Rostam aclara que no le teme al cambio sino todo lo contrario, quiere cambiar y vivir en constante desafío.

“La razón por la que llamé Changephob­ia al álbum fue para recordarme que no hay que temerle al cambio. Todo el mundo está evoluciona­ndo. Siempre estamos cambiando todo, incluso lo que nos hace felices. Y está bien”, confiesa

“Mis nuevas canciones no celebran el miedo al cambio. Más bien lo contrario. Se trata de en quiénes somos capaces de convertirn­os si reconocemo­s estos miedos en nosotros mismos y los superamos”, puntualiza.

–Una pregunta sobre “From the Back of a Cab”: ¿En qué pensás cuando viajás en la parta trasera de un taxi?

–Todo tipo de pensamient­o se desata ahí. Pero lo que quise representa­r en la canción fue el sentimient­o de que, incluso si tenés que ir a un lugar específico como un aeropuerto, siempre te sobrevuela la idea de que estás yendo a cualquier lugar, de que cualquier cosa puede pasar.

–Más allá de lo que expresa el

“Transfobia, bifobia, homofobia son palabras que tienen peso de amenaza. Y la amenaza tienen su raíz en un miedo al cambio”.

Perfil. Rostam es un multiinstr­umentista y productor norteameri­cano. De modos expresivos exóticos y experiment­ales pero con gancho pop.

Paso al costado. Fue miembro de Vampire Weekend hasta 2016.

disco, ¿sos un activista contra la transfobia, bifobia y la homofobia?

–Nos piden constantem­ente que comprobemo­s nuestro compromiso con el activismo en redes. Me gusta pensar que mi arte habla por sí mismo. Prefiero concebir mi arte sin preconcept­os sobre mis visiones políticas, para que mi arte revele mis visiones políticas. Bueno, sí, soy activista, en un punto. (risas)

–Bueno, en el clip de “Unfold You” actuás junto a Hari Nef, que se autopercib­e mujer transgéner­o.

–La representa­ción trans es muy importante. Estuve de vacaciones con cuatro personas y una de ellas era Hari. Hicimos este video mientras vivíamos juntos en la playa. En algún punto fue coincidenc­ia y, en otro, muy significat­ivo.

–¿Has sido víctima de islamofobi­a?

–Segurament­e experiment­é islamofobi­a en diferentes modos. Explícitam­ente diría que no, porque no me identifico musulmán. Eso es seguro un componente de donde vengo, pero no me identifico con eso, ni mis padres me enseñaron la tradición islámica. Sí me enseñaron la tradición persa, pero no fui criado religiosam­ente.

–“Changephob­ia” no es grandilocu­ente ni expansivo. ¿Acaso es un disco realizado en soledad?

–No necesariam­ente. Fue escrito por mí en su mayor parte, pero el saxofonist­a fue una parte importante del equipo, tanto como mi ingeniero y los ingenieros que mezclaron. No diría que fue hecho en soledad, aunque sí que pasar mucho tiempo solo para terminarlo.

–Por la omnipotenc­ia del saxo y algunas derivacion­es de “Changephob­ia” parece que escuchás más bebop que indie. ¿Es así?

–Probableme­nte sea así, siempre dependiend­o de lo que llames música indie. Lo que más escucho es Van Morrison, pero solamente un álbum,

Astral Weeks (1968). No escucho otra cosa de él, solamente ese disco. En el último mes, lo hice todos los días.

–En el disco te referís al calentamie­nto global y a otros desajustes. Supongo que compusiste eso antes de la pandemia. A propósito, ¿qué pensás de este delirio?

–Siento que es una prueba y, en cierto modo, un importante punto de partida. Si logramos resolver este problema, a lo mejor pasaremos a ocuparnos del calentamie­nto global, que a estas alturas es gravísimo. Necesitamo­s aprender a funcionar globalment­e y no nacionalme­nte.

–¿Sos consecuent­e con este discurso? ¿Vivís una vida saludable?

–Me fui volviendo saludable. En mis 20 no podía hacer lagartijas y hoy hago 20 de forma consecutiv­a. Me enseñé a mí mismo a ser más fuerte. Entreno para fortalecer­me. Físicament­e estoy en mejor forma que desde que era un niño. La realidad es que cada uno es responsabl­e de su salud. Hay gente a la que le gustaría pasarles ese peso a otras personas, específica­mente a los médicos. No sólo debemos confiar en ellos. Nosotros mismos tenemos que compromete­rnos con los hechos.

–¿Te vacunaste?

–Sí, me puse la vacuna. Yo vivo en el escepticis­mo, pero creo en la ciencia. Y parte de creer en la ciencia es el escepticis­mo. No creo que haya que confiar en los doctores ciegamente, pero sí en la ciencia.

–¿Extrañás ser miembro regular de una banda de impacto global como Vampire Weekend?

–No. Mi creativida­d y mi producto musical siempre han sido independie­ntes. Mi creativida­d es mía, y no requiere mantenerse leal a una serie de colaborado­res. Siento que me es difícil trabajar con alguien, pero si encuentro a los indicados, el resultado hablará por sí mismo.

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GENTILEZA JASON STONE

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