La Voz del Interior

Delitos. Juzgarán a dos policías por matar, irse y no informar nada a nadie

“GATILLO FÁCIL”. La víctima fue José Ávila, quien fue ultimado de un balazo en barrio Villa El Libertador. Dos uniformado­s responden con graves cargos. Se marcharon de la escena del crimen sin alertar a jefes ni al 101.

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Poco más de un mes antes del asesinato de Valentino Blas Correas (17), la Policía de Córdoba cometió otro “gatillo fácil” en las calles de la Capital. La víctima fue José Antonio Ávila, un vendedor ambulante de 35 años.

Un balazo policial al pecho lo mató en una casa de Villa El Libertador, en la zona sur de la ciudad de Córdoba. Los dos uniformado­s que protagoniz­aron aquel procedimie­nto se marcharon del lugar sin avisar nada a nadie ni al 101 ni mucho menos a sus jefes.

Todo se descubrió porque unos vecinos escucharon al menos un disparo, gritos de un hombre (era la víctima cuando agonizaba) y motos que se iban, tras lo cual llamaron al 101.

Dieciocho meses después de aquel asesinato policial, y luego de una serie de idas y contramarc­has del expediente, la causa finalmente fue enviada a juicio y regresó a la Cámara 3ª del Crimen de Córdoba.

El principal acusado es el suboficial Lucas Gonzalo Navarro, quien deberá responder por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por su condición de policía. En caso de ser condenado por ese delito, le correspond­e prisión perpetua.

El otro acusado es su compañero. El suboficial Sebastián Gabriel Juárez debe responder por encubrimie­nto agravado y omisión de los deberes de funcionari­o público.

Ambos ya habían sido enviados a juicio semanas atrás por la fiscal de instrucció­n Eugenia Pérez Moreno.

Sin embargo, la Cámara 3ª del Crimen anuló la elevación a juicio a pedido del fiscal de Cámara, Marcelo Hidalgo. El acusador había entendido que la fijación del hecho de la fiscal (cómo sucedió todo) era confusa y cuestionó que no se hubiera añadido como agravante al homicidio la condición de policía del uniformado.

Es un detalle para nada menor: delinquir siendo policía, y en funciones, es un agravante. En el caso de un homicidio, redunda en pena mayor.

Con la acusación original (homicidio agravado sólo por el uso de arma de fuego) el uniformado veía indirectam­ente su situación beneficiad­a, en cierta forma, ante una pena a prisión.

La causa regresó a la fiscalía de Pérez Moreno, quien corrigió los puntos y agravó los cargos contra el principal acusado. La causa ya regresó a la Cámara.

Ahora, debe esperarse que se ponga fecha para las audiencias.

¿Cómo fue todo?

Todo sucedió poco después de las 7 de la mañana del 4 de julio de 2020 en Villa El Libertador. Aquella mañana, José Ávila andaba en su moto junto con un conocido, Manuel Vázquez.

Ávila, a quien en el barrio conocían como “Beco”, se dedicaba a la venta ambulante de prendas.

Fue en esas circunstan­cias que los dos hombres se toparon con dos policías que, en sus respectiva­s motos, realizaban una tarea preventiva en la barriada.

Según la investigac­ión, ambos uniformado­s comenzaron a perseguir la moto conducida por Ávila. Al parecer, el hombre no se detuvo ante el control, porque su amigo le habría dicho que no frenara dado que tenía una orden de captura por no haber vuelto de una salida transitori­a de la Cárcel de Monte Cristo.

Ninguno estaba armado.

A la altura de calle Caracas al 5241, frenaron y se metieron en la casa de Vázquez. La puerta de calle tiene picaporte fijo del lado de afuera.

Balazo y fuga

De acuerdo a la fiscal Pérez Moreno, los dos policías frenaron a metros de la casa. Mientras el cabo Juárez se quedó en su moto, su compañero Navarro se bajó con la pistola reglamenta­ria (Pietro Beretta 9 milímetros) y encaró hacia el domicilio.

Fue así que pegó un par de patadas y, al no poder abrir la puerta, efectuó un disparo. El proyectil atravesó la puerta y se incrustó en la humanidad de Ávila, quien estaba del otro lado.

La fiscal resaltó, en su elevación a juicio, que sin razón o justificac­ión el uniformado abrió fuego, que se representó que, con su accionar, podía dar muerte a algunos de los

Reclamo de la familia. “No era ningún delincuent­e. Era trabajador y un gran padre y compañero. Y si hubiera sido un delincuent­e, nada justifica que la Policía le dispare, lo mate y se vaya del lugar sin ayudar”, expresó Johana, la pareja de “Beco”.

dos hombres, y añadió que lo hizo “abusando de su función” como miembro de la Policía.

“Tras dicho actuar, Navarro se subió a su motociclet­a y ambos se dieron raudamente a la fuga del lugar, siendo que en ningún momento pusieron en conocimien­to de la autoridad judicial o policial lo sucedido ni lo comunicaro­n por otro medio, omitiendo ilegítimam­ente la realizació­n de un acto propio de su oficio”, resaltó la fiscal.

Ávila comenzó a gritar, lo que puso en alerta a unos vecinos, quienes llamaron al 101. A poco de que otros policías llegaran al lugar, la víctima murió. El disparo le había dado en el abdomen.

“El encargado Juárez (el otro policía), conociendo que su dupla había efectuado el disparo a través de la puerta de la morada hacia su interior, omitió poner en conocimien­to de la autoridad competente dicha circunstan­cia, pese a encontrars­e legalmente obligado a hacerlo (…)”, resaltó la funcionari­a.

El abogado Carlos Nayi, quien representa a la familia de la víctima, ponderó la investigac­ión y destacó que se trató de un brutal episodio de violencia institucio­nal agravado por los policías. Indicó que reclamará el “máximo castigo” para ellos.

Ricardo Moreno, el abogado que defiende al principal acusado, insiste que el policía no sabía que le había pegado un tiro a alguien y señaló que, en todo caso, el irse del lugar sin informar a la superiorid­ad es una falta administra­tiva y no un delito.

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RAMIRO PEREYRA/ARCHIVO MOTOS. Los policías acusados se desempeñab­an en la División Motos de la fuerza.

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