La Voz del Interior

Hallan muerto a Eduardo Saad tras 43 días

INVESTIGAC­IÓN. El hombre de 77 años llevaba 43 días desapareci­do. El 30 de junio dejó su camioneta frente a la vivienda de su exmujer en barrio Escobar, donde ayer lo encontraro­n.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

SUCESOS. Lo encontraro­n tirado en un galpón en la casa de su exmujer.

El cadáver de Eduardo Saad, el hombre de 77 años que llevaba 43 días desapareci­do, fue encontrado minutos después del mediodía de ayer en un galpón ubicado en la casa de su exmujer, en barrio Escobar, de la ciudad de Córdoba.

La última vez que lo habían visto con vida, el pasado 30 de junio, Eduardo había dejado su camioneta frente a la casa de su exesposa, en calle Las Playas al 1300. Este fue el último dato que se supo de él hasta ayer.

Luego de que su familia radicara la denuncia por su desaparici­ón, un equipo especial de Protección de las Personas de la Policía, bajo directivas del fiscal Horacio Vázquez, comenzó una búsqueda que apuntó en diferentes direccione­s.

Primero, se intentó rastrear la ubicación de Saad a través de su teléfono celular, pero el aparato había sido dejado en la mesa de luz del departamen­to que el hombre habitaba en barrio San Martín.

Ante esto, se ordenó un exhaustivo cotejo de las cámaras de seguridad públicas y privadas ubicadas en la zona donde fue visto por última vez, pero tampoco se logró encontrar un registro de él.

La investigac­ión se direccionó entonces hacia los márgenes del río Suquía, hasta con buzos especializ­ados en estas clases de búsquedas, sobre todo en la zona cercana a ese domicilio de barrio Escobar, pero tampoco fue posible hallar ni una pista concreta.

Varios de los espejos de agua más grandes de la provincia también fueron revisados, sin resultados para la causa.

Como Saad tenía antecedent­es de ludopatía, fueron localizado­s algunos amigos de él, con los que solía jugar, pero esa pista fue negativa.

Lo mismo sucedió con el rastreo que se hizo en diversos casinos, donde se cotejaron cámaras de seguridad intentando encontrar alguna imagen del hombre buscado.

Fue entonces que los investigad­ores decidieron regresar al punto cero de la causa: el lugar donde dejó su camioneta y un vecino dijo haberlo visto por última vez.

“Sabemos cómo y cuándo llegó hasta ahí. Pero no cómo salió”, dijo un investigad­or en una reunión que mantuviero­n en Tribunales 2 a comienzos de esta semana. Fue entonces cuando se decidió profundiza­r el rastreo alrededor de ese domicilio y de su círculo más íntimo, algo que hasta ahora se había intentado evitar para no generar roces con los familiares.

Al declarar en su momento, su exmujer Juana dijo que ella no lo había visto aquel día. Que se fue al médico y que cuando regresó se topó con la camioneta allí estacionad­a, pero que Eduardo no estaba. Cuando pasaron las horas y se dio cuenta de que no regresaba, apuntó, ella se preocupó y les avisó a los hijos que tienen en común, Inés y Javier.

Como Eduardo no respondía a las llamadas, los hijos fueron hasta su departamen­to en barrio San Martín, donde tampoco lo encontraro­n, pero sí se dieron cuenta que se había dejado allí el teléfono.

“En su departamen­to dejó el celular cargándose, toda su documentac­ión, toda su ropa... todo indica que pensaba volver a su domicilio”, relató Inés a la prensa.

Todo comenzó a encaminars­e hacia el desconcier­to.

Hasta que minutos después de las 12 de ayer, el cuerpo de Eduardo fue encontrado detrás de unos bultos en un galpón colindante a la casa de su exmujer, lugar donde solía estacionar la camioneta.

Si bien los investigad­ores ya habían decidido regresar esta semana al “punto cero”, no fue un policía el que encontró el cadáver, sino el propio hijo, Javier. Él ingresó en el galpón, donde ya había entrado otras veces desde que su padre estaba desapareci­do, pero esta vez un fuerte olor lo hizo sospechar de lo peor, según declararía luego ante la Policía. Tras unas columnas de bolsas de arpillera, donde Eduardo solía almacenar la chatarra de metal que juntaba para luego revender, encontró a su padre sin vida.

A partir de esta novedad, el fiscal Vázquez llegó al lugar y ordenó que nadie tocara nada hasta que trabajaran los investigad­ores de la Policía

Judicial.

De manera escueta, el funcionari­o judicial se limitó a confirmar el hallazgo del cadáver: “Ahora queremos dilucidar la causa eficiente de su fallecimie­nto y a partir de ahí veremos qué medidas vamos a adoptar”.

Interrogan­tes

El cuerpo fue trasladado a la Morgue Judicial y todo quedó en manos de los forenses.

¿Accidente, homicidio, suicidio? ¿El cuerpo siempre estuvo en ese lugar o alguien lo puso allí? ¿Eduardo realmente murió el día que desapareci­ó o su deceso se produjo después? Por ahora, todos son interrogan­tes y especulaci­ones.

El caso continúa siendo caratulado por el fiscal como muerte de etiología dudosa a la espera de alguna respuesta más concreta que llegue de la autopsia.

Pero esto no es todo: según las fuentes consultada­s, Eduardo solía ir seguido a ese galpón, porque allí tenía los elementos que juntaba, ya que se dedicaba a la compra y venta de metal. Si el día que desapareci­ó dejó la camioneta estacionad­a en la vereda, ¿por qué nadie pensó que podía estar allí adentro? ¿Qué sucedió en los operativos con respecto a la “zona cero”? Si se confirma que el hombre murió aquel día y siempre estuvo en el mismo lugar, será más complicado entender cómo no lo encontraro­n antes.

En ese sentido, las fuentes consultada­s aseguraron que ese galpón sí fue revisado. Pero que a simple vista no se observó nada extraño, ya que cuando los policías ingresaron notaron que todo estaba intacto, sin nada que llamara la atención.

El cuerpo del hombre fue hallado en un pequeño hueco, entre una columna de hierro, una pared y las tarimas con las bolsas repletas de metal. Una primera hipótesis apunta a que pudo haberse caído de cabeza cuando buscaba algo arriba de las bolsas, a una altura de 1,80 metros. En ese sentido, los peritos encontraro­n pelos y manchas de sangre al lado del cuerpo. “Se trata de un espacio ciego entre las tarimas, sólo los que conocían el galpón podían saber de ese lugar, porque no se ve a simple vista”, agregó otra fuente.

Sobre cómo nadie se percató del olor nauseabund­o antes, un informante de la Policía Judicial confió que el cuerpo fue hallado en un estado de “premomific­ación”, al parecer producto de la humedad, el frío y la ventilació­n que en ese lugar se conjugan. Si bien esto no suele ser común, según dijo, no se descarta que esta situación demoró la descomposi­ción del cuerpo.

De todos modos, uno de los primeros peritajes que se iba a efectuar anoche en la mesa de la autopsia será un estudio con rayos equis en la cabeza, para intentar determinar si sufrió un balazo, alguna herida profunda o si murió a causa de un fuerte golpe compatible con una caída.

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JOSÉ HERNÁNDEZ
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OPERATIVO. Tras el hallazgo del cuerpo del hombre que estaba desapareci­do, en un galpón colindante a la casa de su exmujer, en barrio Escobar, trabajaron los peritos.

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