Poca independencia y urnas a la vista
Las dudas tenían poco lugar: había relaciones que estaban destinadas a signar la actuación del nuevo titular del Ministerio Público Fiscal.
Juan Manuel Delgado llegó al puesto de jefe de los fiscales con tres vínculos expuestos: era funcionario de la gestión schiarettista de Hacemos por Córdoba; tenía mucho camino recorrido en el sector empresario, y se definía como un católico de mucha llegada a la Iglesia y participación en organizaciones religiosas.
Más allá de la amplia mayoría que logró su pliego como fiscal General, de su trayectoria como abogado y de la formalidad de expresar que nada afectaría su independencia, Delgado se sentó en ese despacho clave en el andamiaje judicial con esos condicionamientos encima. Había que esperar que se pusieran en juego cuestiones de los sectores de los que participó y participa, para ir viendo cómo dirigiría las acciones.
Con su dictamen en contra de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo sólo confirmó el principio filosófico de que nadie actúa en contra de sus intereses.
Cuando le preguntaron antes de su nombramiento su posición sobre la legalización del aborto, dijo que no quería adelantar opinión. Pero lo hizo: “Tengo convicciones personales y creo que la Constitución de Córdoba y la Constitución Nacional son claras al respecto”.
Sus convicciones personales no podían estar menos expuestas. Estuvo vinculado al Portal de Belén, la entidad que hizo la presentación que el ahora fiscal General avaló. ¿Se puede dictaminar con independencia cuando se tiene que resolver sobre asuntos de los que uno fue parte?
El otro tema tiene que ver con la oportunidad. El dictamen se conoce a un mes de una elección que, si bien es una primaria, pone en juego dos cosas fuertes: una interna dentro de la misma agrupación, Juntos por el Cambio, y una interna con alianzas distintas, pero de fuerte sesgo peronista, entre Hacemos por Córdoba y el Frente de Todos.
Está claro que el oficialismo provincial juega fuerte y que busca posicionarse en una campaña dominada por los temas nacionales.
Dentro del abanico de opiniones sobre el aborto, el schiarettismo fue virando para posicionarse mayoritariamente en contra de la ley, al son de sondeos que le marcaban que en su electorado, los rechazos superaban a las adhesiones.
Por eso, Alejandra Vigo, diputada nacional, esposa de Juan Schiaretti y precandidata a senadora, cambió en dos años su voto en la Cámara Baja. En 2018 se abstuvo y en 2020 votó en contra, al igual que el resto de la bancada de Hacemos por Córdoba.
Las encuestas suelen estar por encima de cualquier convicción. Y en épocas electorales se mide todo.
Otro elemento para tener en cuenta es que son los últimos tiempos de Carlos Ñáñez –compañero de liceo de Schiaretti– al frente del Arzobispado de Córdoba. Aunque tuvieron algunos chisporroteos por de la pandemia, la relación del gobernador con el jefe de la Iglesia local fue aceitada. En la danza de nombres para reemplazar a Ñáñez, algunos generan dudas en el Centro Cívico, en especial si vienen con una bendición de Roma. Cualquier gesto para mantener esa relación en armonía puede servir.
La duda ahora es sobre qué decisión adoptará el Tribunal Superior. En función de anteriores pronunciamientos, es probable que pasen dos cosas: que se declare la validez de la IVE, pero que tarden mucho en hacerlo. Tanto que las urnas van a haber quedado bastante atrás.