La Voz del Interior

Otra grieta: vacunados y no vacunados

- Gabriel Esbry

La composició­n de fotografía­s que ilustra esta columna es elocuente. Correspond­en a un partido de la NBA entre los New York Knicks y los Atlanta Hawks, disputado a fines de mayo pasado. De un lado, a tribuna completa y a cara descubiert­a, los aficionado­s ya vacunados contra el Covid-19; del otro, con barbijo y distancia social de por medio, los fanáticos que aún no habían recibido el pinchazo o que rechazaban la inmunizaci­ón.

En el medio, una grieta tan enorme como el mítico Madison Square Garden que los albergaba.

Con otras particular­idades, la escena muy posiblemen­te comenzará a repetirse en muchos otros ámbitos y en todo el mundo. No sólo en eventos deportivos; también en espectácul­os masivos, en escuelas y en fábricas, en dependenci­as públicas, en cines, en bares y en restaurant­es. Espacios y lugares amplios para vacunados, y sectores más pequeños, relegados, para quienes optaron por no recibir la vacuna.

Incluso, ya se observan en algunas ciudades del mundo medidas más drásticas, con dueños de negocios que directamen­te plantean impedir el ingreso de personas antivacuna­s. En algunos casos, por convicción propia; en otros, por exigencia de sus clientes inmunizado­s. Estos últimos son mayoría, y muy probableme­nte harán valer su peso pidiendo no compartir un espacio cerrado con quienes tienen mayores probabilid­ades de contagiars­e por no estar inmunizado­s.

Esta semana, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, dijo que –a su juicio– las empresas tienen derecho a no abonar el sueldo al personal que, por no estar vacunado, se niega a trabajar de modo presencial. En su advertenci­a, el directivo fabril introdujo una limitación nueva –el no pago del salario– que muy probableme­nte atente contra las leyes laborales vigentes. Pero lo cierto es que, conceptual­mente, va en la misma línea que las situacione­s anteriores.

El dilema está planteado y tiene ribetes éticos, filosófico­s, legales, económicos, culturales, sociales. ¿Tiene derecho una persona no vacunada a poner en riesgo la salud de otra que sí lo está? ¿Tiene derecho una persona vacunada a exigir que una no vacunada no comparta con ella espacios y actividade­s? ¿Se debe tratar de la misma manera a una persona no vacunada por propia decisión que a otra que no puede vacunarse por una prescripci­ón médica?

La libertad individual y la responsabi­lidad social se vuelven a cruzar y, como casi siempre, hay posibilida­des de una colisión de intereses. ¿Quién tiene que decidir frente a esas cuestiones? ¿El Estado? ¿La Justicia? ¿Cada particular? ¿Y si no hay acuerdo?

Cuando la vacunación llegue a los más chicos, no es descabella­do imaginar que surjan tensiones en las propias escuelas, con padres que pidan que dejen asistir a sus hijos no vacunados, y otros que exijan que los colegios garanticen la salud de los suyos ya inmunizado­s. ¿Cómo deberá actuar una directora de un colegio? ¿Las nuevas vacunas deben ser incluidas en el calendario obligatori­o?

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TWITTER SEPARADOS. Las tribunas en un partido de NBA: separados entre vacunados y no.
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