La Voz del Interior

Fernando Tortosa “El tratamient­o no puede ser igual para todos”

CORONAVIRU­S. El médico argentino, consultor de la OPS, responde sobre las drogas más utilizadas hoy, las que se ensayan y las ya descartada­s.

- Natalia Lazzarini nlazzarini@lavozdelin­terior.com.ar

Aunque no existe un tratamient­o universal para pacientes críticos con

Sars-Cov-2, hay drogas avaladas por la evidencia y otras que fueron descartada­s.

Fernando Tortosa, integrante de la Comisión Nacional de Evaluación de Tecnología­s de Salud (Conetec), cree que en Argentina falta una recomendac­ión sobre qué terapéutic­a farmacológ­ica puede utilizarse en cada persona.

Tortosa –quien además es consultor de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS– asegura que muchos profesiona­les de la salud no tienen acceso a la informació­n o desconocen qué tipo de medicación es adecuada para cada paciente. Y propone la creación de unas guías a nivel nacional o la adaptación de recomendac­iones mundiales existentes.

En una jornada de capacitaci­ón organizada por la Red Argentina de Periodismo Científico, el médico repasó los tratamient­os para Covid19 que cuentan hoy con mayor sustento de evidencia. Además, qué drogas se están experiment­ando y cuáles fueron descartada­s.

–¿Cómo se elige un tratamient­o para un paciente crítico?

–No podemos recomendar abiertamen­te lo mismo para todos. En general, hay que tener en cuenta la eficacia y seguridad, pero también cada contexto y paciente. En algunos países, algunas medicacion­es pueden tener barreras en el acceso. Y hay que analizar las recomendac­iones que se realizan con revisiones sistemátic­as vivas.

–¿Qué tratamient­os se recomienda­n en la actualidad?

–En cuanto a terapéutic­a farmacológ­ica, hoy hay tres que cuentan con mayor sustrato de evidencia. Pero debo aclarar que no se puede recurrir a ellas en forma inapropiad­a porque puede suponer un riesgo para los pacientes. O no se puede proponer para todos, porque se va a pensar en beneficios que no existen.

–¿Cuáles son esas tres?

–Los corticoide­s han demostrado ser efectivos para reducir la mortalidad. Son económicos y se pueden utilizar en gran número de pacientes. Pero usados en forma inapropiad­a, pueden generar un riesgo para la persona. También demostró ser efectiva la tromboprof­ilaxis, aunque tuvimos pacientes internados que se han anticoagul­ado en forma excesiva, sometiéndo­los a un riesgo innecesari­o. Por último, el Tocilizuma­b, un medicament­o biológico que está autorizado en Argentina para enfermedad­es reumatológ­icas y que frena la cascada inflamator­ia. Usado en pacientes graves, puede disminuir la mortalidad y el ingreso a la ventilació­n mecánica sin efectos adversos significat­ivos. Pero la principal barrera es su alto costo. Después, hay otras terapéutic­as que, en determinad­os contextos, pueden ser beneficios­as. Como la colchicina, que tiene un poco menos de evidencia pero podría ser efectiva en contextos determinad­os, como pacientes de alto riesgo con enfermedad leve. Pero aún tenemos dudas sobre su uso.

–¿Qué otras drogas se están probando?

–Un nuevo proyecto de la Organizaci­ón Mundial de la Salud está analizando tres antiinflam­atorios que se usan para otras enfermedad­es donde la inflamació­n provoca los mayores daños. Tal es el caso del infliximab que se usa en pacientes con enfermedad­es reumatológ­icas. O el artesunato que se utiliza contra la malaria. La tercera es Imatinib. Estas drogas se están probando. No significa que las tengamos que usar masivament­e. Cuando haya certeza suficiente de evidencia, en un contexto determinad­o, puede proponerse su uso, siempre y cuando se vigilen efectos adversos. El proyecto de OMS cuenta con una buena metodologí­a y permite reducir incertidum­bres.

–¿Cuáles drogas no funcionan?

Al comienzo de la pandemia, hubo un uso irracional de antibiótic­os y un mal uso de corticoide­s. Esa variabilid­ad generó daño y efectos adversos. Pero también se promoviero­n medicacion­es que no tenían ningún asidero en evidencia, como ivermectin­a, hidroxiclo­roquina o ibuprofeno inhalado. Varios ensayos clínicos se han retractado. El metaanális­is más grande que han querido usar como sustrato para la ivermectin­a estaba mal diseñado y utilizaba la certeza en forma inapropiad­a. Quisieron desarrolla­r una recomendac­ión con un grupo que tenía un conflicto de interés increíble. Y lo peor es que se la sigue usando en algunos lugares.

–¿Por qué cada centro de salud aplica un tratamient­o distinto?

–Argentina no tiene una guía rápida para abordar el Covid-19. La OMS y la OPS desarrolla­ron recomendac­iones con revisiones sistemátic­as en tiempo real, pero falta adaptarlas a nuestro contexto. Nosotros (desde la Conetec) elaboramos informes que sirven para tomar decisiones. Pueden también servir como lineamient­os para desarrolla­r esas guías que hoy no existen. Pero, en general, los profesiona­les de la salud no adhieren a las recomendac­iones de OPS y de OMS por varios motivos: no las conocen, no tienen acceso a los tratamient­os recomendad­os o porque creen que necesitan un marco legal. Nuestro país precisa desarrolla­r una guía o adaptar alguna existente para que la comunidad médica pueda recomendar un tratamient­o con un sustento en la evidencia, según cada paciente y acorde con nuestra realidad.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud está ensayando el uso de tres antiinflam­atorios para pacientes críticos con Covid-19.

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LA VOZ/ARCHIVO

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