La Voz del Interior

Visitas a Olivos: privilegio­s inadmisibl­es

-

En julio de 2020, en pleno desarrollo de la pandemia por el coronaviru­s, el presidente Alberto Fernández arengaba a la población sobre los riesgos de violar el aislamient­o social obligatori­o, en bien de prevenir una escalada de contagios.

Un año después, la ciudadanía se entera por los canales de informació­n digital de que las fatigosas restriccio­nes no parecen haber sido parejas para todas las personas que no cumplían tareas esenciales. Pero lo grave y rayano en el escándalo estriba en que fue Alberto Fernández quien rompió sus propias reglas. Dicho de otro modo, borró con el codo lo que había escrito y firmado con la mano en los implacable­s decretos de necesidad y urgencia.

Esa desatenció­n flagrante saltó a la luz pública días atrás, cuando se difundiero­n por medios de comunicaci­ón y por redes sociales fotografía­s de la reunión que se realizó el 14 de julio de 2020 en la quinta presidenci­al de Olivos, con motivo de festejarse el cumpleaños de Fabiola Yáñez, pareja del Presidente.

En una estrategia desafortun­ada y poco seria, antes de que se conocieran públicamen­te las imágenes de aquella fiesta en plena cuarentena, los comunicado­res del Gobierno lo negaron de modo enfático. Y esto es aún más grave que el festejo en sí. Porque ni siquiera cabe la excusa del “error”. Las evidencias gráficas los pasaron luego por encima y entonces intentaron tomar por el camino del silencio. Pero no había forma ya de secretismo, y el mandatario terminó reconocien­do lo ocurrido.

No están en discusión las actividade­s de estricto orden oficial que debe cumplir el jefe del Estado. Lo que se torna controvers­ial en este caso es el incumplimi­ento de las obligacion­es dispuestas en el marco de una agenda sanitaria rigurosa y sin excepcione­s. Y para un encuentro meramente social, vedado a toda la población.

La comunidad siente el hartazgo de un maratónico confinamie­nto, ahora convertido en distanciam­iento, y reacciona con justo derecho ante estos descorches en la cresta del poder, reservados para unos pocos, incluido el peluquero de la primera dama. Lo curioso es que alguno de los invitados a la velada en Olivos filtró las fotos y se detonó el escándalo. Es probable que nunca se sepa si lo hizo con segundas intencione­s, pero lo cierto es que desató la furia presidenci­al. “Estoy indignado con esto”, bramó Alberto Fernández entre sus íntimos. Ya era tarde para lamentos.

Habrá que coincidir que, de cara a las elecciones primarias del 12 de septiembre próximo, el barro de la política salpica a propios y extraños. Otras visitas a la quinta presidenci­al también dieron letra a la oposición para cuestionar en duros términos (en algún caso con tonos soeces e irrespetuo­sos) el manejo de las restriccio­nes de parte del Gobierno.

Sin soslayar el debido apego a las disposicio­nes sanitarias, es preciso insistir en un argumento elemental: las fuerzas políticas en campaña tendrían que ir esbozando propuestas para que el país emerja de la crisis.

Es factible que se renueven los “carpetazos” y nuevas fotos incómodas desfilen por las redes. Pero el electorado, aún apático, espera soluciones antes que pasos de comedia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina