El “trabajador pobre”, una tendencia en aumento.
El Gran Córdoba fue el aglomerado urbano con mayor tasa de desempleo del país en el primer trimestre de 2021, según las habituales estadísticas del Indec. Y, a su vez, lideró el ranking en otro indicador: el de ocupados que buscan activamente cambiar de trabajo, o bien sumar otro.
“Considerando el 14,8 por ciento de desocupados, y ese 26,1 por ciento que consiguió empleo pero que desea otro, concluimos que el 40,9 por ciento de la población económicamente activa de Córdoba estaba buscando empleo a marzo de 2021”, apunta Virginia Giordano, coordinadora de Investigaciones de Idesa. Puesto en individuos, el número impacta: en ese momento, 318 mil hombres y mujeres buscaban trabajo en el distrito.
Se trata de una formidable presión sobre el mercado laboral y también un indicador de su poca capacidad de respuesta para dar trabajo de calidad.
Celeste Gómez, investigadora de la UNC, menciona el “poder disciplinador del desempleo” como uno de los varios factores que contribuyen a generar precariedad y erosión de ingresos en el mercado laboral; un proceso general nacional y regional también registrado en Córdoba.
“En la década de 1990 nace en el país el fenómeno del trabajador pobre. Hasta ese momento, tener un trabajo era garantía de salir de la pobreza; a partir de allí ya no. La dinamitación de las paritarias en aquel contexto fue clave para llegar a eso. Luego, la persistencia de alta inflación y las crisis económicas concatenadas profundizaron el fenómeno; ayudado también por el poder disciplinador del desempleo”, explica Gómez.
La misma problemática se replica en otras economías de la región: “Con situaciones como el alto nivel de informalidad, Latinoamérica es una de las zonas más golpeadas por la pandemia en el mundo. En países como México o Perú, por ejemplo, los niveles de trabajo no registrado llegan al 70 por ciento y 50 por ciento, respectivamente”, sostiene.
Aunque la salida estructural a esta situación requiere de mejoras macroeconómicas, Gómez destaca la utilidad de los planes estatales de capacitación y ayuda a la inserción laboral, al estilo de la iniciativa Plan Primer Paso, de la provincia de Córdoba.
Final abierto
En un contexto inflacionario y con el salario real promedio a un 50 por ciento de su nivel de 2015, los trabajadores registrados que se desempeñan en relación de dependencia –el 42 por ciento del total ocupado en el Gran Córdoba– y en el encuadre de convenios colectivos siguen de cerca la evolución de las negociaciones paritarias.
El Gobierno nacional se trazó la meta de lograr que “el salario le gane a la inflación”.
Pero en el primer trimestre de 2021 esto se logró apenas para el sueldo de los registrados con empleo estable: a nivel nacional, la inflación acumulada fue del 13 por ciento; el salario del sector privado creció un 13,7 por ciento y el del público, un 14,4 por ciento, según el Observatorio del Derecho Social de la CTA, a partir de datos del Indec.
Luis Campos, economista coordinador del Observatorio, aclara que ese aumento se dio “a partir de niveles muy bajos y con un retroceso interanual promedio del 7,6 por ciento en el sector privado y del 8,5 por ciento en el sector público. O sea, un poco mejor que en diciembre; muy por debajo en relación con el primer trimestre de 2020”.
Desde abril y ante la persistencia de la suba generalizada de los precios, las paritarias ganaron dinámica entre empresas y gremios elevando progresivamente el techo de aumentos acordados a entre el 40 y el 45 por ciento anual.
Incluso, muchos de los acuerdos dejaron reservada la chance de rediscutir ajustes sobre el cierre del año.
A junio –última información disponible–, los datos del Observatorio muestran que los privados registrados empatan con la inflación (25,4 por ciento contra 25,3 por ciento), mientras que el sector público está un punto por debajo (24,3 por ciento). En comparación con igual mes del año anterior, siguen muy por debajo.
La semana pasada, el Indec había informado que la inflación nacional de julio fue del tres por ciento; y en Córdoba, del 2,5 por ciento.