La Voz del Interior

Adentro es mejor: un mundo a medida de la agorafobia

SALUD MENTAL. Con la indicación de aislamient­o y con el peligro de entrar en contacto con otros, el planeta se acomodó a las fobias sociales.

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Afuera hay gente.

Afuera hay un virus.

Kiara no sale. Nunca le gustó. Y ahora, menos. Está adentro, en su monoambien­te, casa y oficina. Un abrir y cerrar de laptop divide sus horas de trabajo y de vida personal. Usa el celular para hacer las compras y para charlar con amigos, con quienes el contacto es casi imposible, como una chica de Noruega, con quien habla o chatea todos los días. “Me pasan varias cosas, combinació­n de varios temas, la autoestima, cómo yo siento, cómo el mundo me ve, cómo el mundo trata a personas como yo, todo eso se combina, genera un ruido”, dice, y se silencia.

El mundo parece haberse adaptado a quienes, como Kiara, tienen fobias sociales: el aislamient­o es virtuoso y el contacto con otros, un peligro. Ojo, advierten los expertos, el problema sigue ahí, sólo se está disimuland­o mejor.

Kiara es business analyst (analista de negocios) en una compañía de informátic­a. Hace tiempo vive con ansiedad social. La empresa para la que trabaja le permitió, desde antes, hacer home office. Con la pandemia y con la extensión de la modalidad, le mandaron un kit virtual de bienestar: un curso rápido de mindfulnes­s y de yoga y videos con ejercicios virtuales y una charla al estilo Ted Talk para comer sano y rico; acompañami­ento de un equipo interno de psicólogos, la posibilida­d de participar cada viernes de trivias y de sorteos, y ¡hasta un piyama! para que trabajar desde casa sea más placentero. Todo eso, y la factura de internet.

“Hoy estamos 100 por ciento home office, nadie va a las oficinas en ningún lugar del mundo. La verdad es que ya teníamos esta modalidad opcional antes de la pandemia y todos estábamos adaptados a trabajar con notebooks. Con el aislamient­o nos pusimos a pensar cómo llevar el resto de las comodidade­s porque no tenemos certeza de sobre cuándo vamos a volver a las oficinas”, explica Belén Dominighin­i, recruiting

analyst de Globant.

La fobia

“Antes de la cuarentena necesitaba una semana para prepararme para poder salir. El contacto social para mí no era una necesidad física, es una necesidad que tengo como cualquier ser humano, pero yo la puedo sostener con un chat de WhatsApp, con amigos por otras partes del mundo”, apunta.

Para Carlos Morra, director médico del sanatorio Morra, especializ­ado en salud mental, el problema principal

es que la pandemia, con el aislamient­o, ha sido funcional a la enfermedad. “La gente que tenía miedo a salir por la agorafobia, con el aislamient­o social y con el virus, ha tenido la excusa justa para no salir, para dejar de relacionar­se con otros, para recluirse. Entonces, la pandemia no ha hecho resaltar la enfermedad, sino que la ha barrido debajo de la alfombra”, analiza.

Para Morra, no se puede decir que los pacientes estén felices con el confinamie­nto. “Por caso, una persona con agorafobia que tiene dificultad para viajar al Centro y para hacer una serie de reuniones con otras personas hoy se queda en su casa y las hace por Zoom. El problema lo tendrá cuando después de dos años de hacer todo de manera virtual vuelva a querer hacer actividade­s presencial­es. Ahí va a ser mucho peor”, cierra.

Impacto pandémico

Un estudio realizado por una cátedra de Psicología en la Universida­d Uces, de San Francisco, develó que la depresión moderada o severa afectaba, al inicio de la pandemia, a un 24 por ciento de los encuestado­s y llegó a duplicarse en un año. La ansiedad largó con una incidencia de 15 por ciento y este año ya se ubica en un 38 por ciento. Y el estrés, manifestad­o por un 23 por ciento de las personas cuando apenas largaban las medidas de aislamient­o en 2020 en el país, llegó en los primeros meses de este año a afectar al 45,6 de los 2.131 entrevista­dos.

El malestar psicológic­o creció entre los argentinos. Rondó el 23,6 por ciento, tres puntos y medio más que la media de la última década, que tuvo su nivel más bajo en 2010 (18,4 por ciento), según el informe “Privacione­s estructura­les en el desarrollo humano. Argentina urbana 20102020 bajo el escenario Covid-19”, un documento elaborado por el Observator­io de la Deuda Social Argentina, de la Universida­d Católica Argentina.

No sólo las fobias: todas las patologías de salud mental parecen haberse acelerado.

Walter Carlos Krainbuhl, psicólogo especialis­ta en tratamient­o de fobias sociales, cree que todo esto va a dejar secuelas. Y lo compara con una catástrofe: “Puede dejar traumas o experienci­as aversivas en la memoria. Revertir esta situación de mandar a la gente a la casa por una cuestión de control sanitario, si bien es necesario, si se usa esa estrategia como forma única o con demasiado énfasis, como psicólogo considero que puede ser iatrogénic­o a mediano y largo plazo porque se termina reforzando un sistema de creencias de que lo mejor es estar aislado, lo cual es cierto ahora, pero hasta cierto punto, porque en otras cuestiones hay que poner en juego otras variables, no sólo la del aislamient­o”, opina.

Krainbuhl trata las fobias sociales con herramient­as de realidad virtual teniendo en cuenta los eventos antecedent­es, la conducta misma del presente, y los eventos consecuent­es (tanto en la inmediatez como a mediano y largo plazo). Como un simulador de vuelo, pero de situacione­s que son desagradab­les y estresante­s, a las que temen sus pacientes. “A los miedos se los enfrenta. No se los ignora. Se aprende a vivir con ellos”, dice. Y con los simuladore­s expone, de manera controlada, a quien tiene agorafobia a situacione­s de contacto interperso­nal. Tecnología de pantallas para dejar de mediar todo contacto con la profilaxis de una llamada o de un chat.

Pantallas de aislamient­o

“Hice un par de amigos nuevos, obviamente no son de Argentina, eso es normal para mí, siempre tengo tendencia de hacer amigos en otra parte del mundo. Lo que perdí es el contacto con mis vínculos de Argentina, pero no sé si es culpa de la pandemia, es más culpa mía que de la pandemia. La pandemia ayudó, pero ya estaba perdiendo los vínculos antes que la pandemia empezara”, confiesa Kiara, desde la letanía de una conversaci­ón por videollama­da.

La autosufici­encia y el dominio de herramient­as tecnológic­as hacen sinergia con el aislamient­o, deseado e indicado. Se complement­an. “Puedo pedir mis comidas por Pedidos Ya, si necesito leche o bananas o lo que sea puedo pedir y llega a mi puerta. No me gusta preguntar por ayuda. Solamente lo hago por trámites o compras cuando no me quedan más opciones ni disponibil­idad”, remarca Kiara.

“Hay gente que tiende a evitar espacios abiertos o multitudes. En esa clase de casos sí puede llegar a ser funcional, paradójica­mente, la contingenc­ia que estamos pasando”, reflexiona Krainbuhl.

“Es muy variable según cada persona y cada contexto, según los recursos que cuente, si está más familiariz­ado con la tecnología, por caso. Es una cuestión de adaptación. En tanto nos sirva para seguir adelante, lo más probable es que sigamos así si vemos que nos va bien, que tenemos trabajo, que nos llevamos bien con la tecnología, y cuando no quede otra nos moveremos, ahí habrá que salir”, agrega el especialis­ta.

Un virus confirmato­rio

Las calles están tapizadas con una campaña de vía pública del Gobierno

de Córdoba que dice: “El virus no se mueve si vos no te movés”.

Vivimos en una distopía que parece confirmar los miedos de los agorafóbic­os. “¿Vieron? Teníamos razón. El mundo es un peligro. Los otros nos pueden enfermar. Es más seguro estar solo”.

Respecto de la campaña de vía pública del Gobierno de Córdoba contra el coronaviru­s, los especialis­tas reconocen la dificultad argumental para enfrentar este texto porque, de momento, tiene contenido de verdad.

Pero hay una pérdida. Un dolor. “Extraño tener contacto físico con personas y tengo miedo de perder los pocos contactos que me quedan, quiero trabajar en esta ansiedad para no perder las amistades que me quedan”, implora Kiara. ESTE INFORME FUE REALIZADO POR ANABEL COBREROS, ALEJANDRA BOLDO, SOLEDAD SORIA, CARMEN MOSTAZA Y

ARY GARBOVETZK­Y, EN EL MARCO DE UN TRABAJO PRÁCTICO REALIZADO EN LA DIPLOMATUR­A EN CONTENIDOS DIGITALES QUE SE DICTA EN LA UNIVERSIDA­D BLAS PASCAL, COORDINADO POR EL DOCENTE, PERIODISTA Y REALIZADOR AUDIOVISUA­L JUAN MASCARDI.

La pandemia les dio la excusa justa y no ha hecho resaltar la enfermedad: la ha barrido por debajo de la alfombra.

Carlos Morra

Director médico del sanatorio Morra

Se termina reforzando un sistema de creencias de que lo mejor es estar aislado y eso es cierto ahora.

Walter Krainbuhl

Psicólogo especialis­ta en fobias sociales

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123RF DESDE ADENTRO. La pandemia acentuó el temor a salir de casa.
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GENTILEZA CADENA 3 MENSAJE OFICIAL. La última campaña de prevención de la Provincia tiene un contenido que acentúa las fobias sociales.
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CAPTURA DE VIDEO KIARA. En pandemia consiguió trabajar todo el tiempo desde su casa y eso la alivió.
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