La sintonía fina del etiquetado frontal
Cada año mueren en el mundo 2,8 millones de personas por enfermedades relacionadas con el exceso de peso, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es una de las razones que impulsa –en muchos países– la legislación sobre el etiquetado frontal de alimentos, que en Argentina obtuvo dictamen favorable en Diputados y está a un paso de convertirse en ley en el Senado.
Y si bien la mayoría de los y las especialistas acuerdan con la necesidad de que la ciudadanía sepa lo que está comprando –que puede leerlo con letra legible en cada producto y sin publicidad engañosa– también hay matices sobre la norma y sus alcances.
El Primer plano de esta edición muestra ese debate, con argumentos que cuestionan o bien defienden la letra chica del proyecto de ley.
Es la sintonía fina de un debate más amplio pero siempre atendible, en aras de que no suceda lo mismo que con tantas leyes sancionadas que terminan siendo inaplicables o defectuosas.
En el informe están todas las posturas y los detalles de qué se discute, y por qué.
De lo que no hay dudas es de que será una herramienta útil para combatir el sobrepeso en el país, que afecta a seis de cada 10 argentinos, tal como se lee en las páginas 3 y 4.
Al mismo tiempo, en el lado opuesto del mundo, la nutrición –en especial la infantil– es motivo de preocupación de Unicef, que advierte el riesgo que corren 10 millones de niños afganos tras los 20 años de guerra civil y la reciente toma del poder en mano de los talibanes.
En la sección Internacionales se puede seguir el nuevo capítulo de esa historia, que pone en tensión a todo el mundo.
Por último, vale la pena leer la nota (página 13) que motiva la foto de tapa: el rescate de la historia de la Madre Tránsito, la primera monja feminista, que moviliza a todo San Vicente.
El etiquetado frontal será una herramienta útil para combatir el sobrepeso en el país, que afecta a seis de cada 10 argentinos.