La Voz del Interior

Madre Tránsito: la monja “feminista” de San Vicente

HISTORIAS. Las religiosas de su congregaci­ón rescatan su legado y sus principios, enfocados en permitir la educación de las mujeres.

- Matías Calderón mcalderon@lavozdelin­terior.com.ar

María del Tránsito Cabanillas nació en 1821 en las tierras donde casi 100 años más tarde, en 1913, fue fundada la ciudad de Villa Carlos Paz, en las sierras de Córdoba. Vivió la mayor parte de su vida como laica. Pero a los 57 años, con su visión puesta en el rol de la mujer en la sociedad y siguiendo el “llamado de Dios”, comenzó a planificar la creación de una institució­n: su objetivo fue acercar la educación a las mujeres.

El 8 de diciembre de 1878, fundó la congregaci­ón de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscan­as. Allí funciona el colegio Santa Margarita de Cortona hasta nuestros días, en el corazón de barrio San Vicente, de la ciudad de Córdoba.

Antes de darle vida a su congregaci­ón, tuvo una activa participac­ión cuidando enfermos en la época del cólera morbo de Córdoba, en 1867. Aquella enfermedad ocasionó más de cuatro mil víctimas fatales.

Algunas personas del populoso barrio de la zona este de Córdoba se refieren a la Madre Tránsito como la “monja feminista”.

La Voz investigó a qué se debía el mote que, por estos días, se le suele adjudicar a María del Tránsito.

“Tiene que ver con su historia de vida. En un momento, en el cual el rol de la mujer en la sociedad estaba muy relegado e invisibili­zado, donde incluso la educación era sólo para los hombres, decidió emprender el proyecto de crear una congregaci­ón para que la mujer pudiera formarse y capacitars­e y así lograr cierta independen­cia laboral”, comentan desde el seno del colegio Santa Margarita.

Las voces que reivindica­n su obra coinciden en señalar que la beata solía recorrer las calles de San Vicente con su canasta en búsqueda de donativos. También aseguran que todo lo que juntaba lo destinaba al trabajo con sus alumnas o a quien lo necesitara.

Pero su manera de actuar le generó una serie de problemas y las autoridade­s de aquel momento, explican ahora, la persiguier­on.

“Fue una visionaria en el tema de la educación de la mujer. Tenía mucho interés en que las mujeres pudieran aprender y tener autonomía como persona, que se les diera la posibilida­d de tener un espacio en la sociedad. En ese tiempo la educación estaba sólo reservada a los varones”, relata María del Carmen

Viceconte, Madre General de la congregaci­ón.

Agustín Garzón y el Monserrat

María del Tránsito, a través de su hermano y rector del colegio Monserrat, Emiliano Cabanillas, se vinculó con fray Quírico Porreca. El fray, a su vez, tenía un amigo que había fundado un barrio. Ese amigo era Agustín Garzón, fundador de barrio San Vicente.

Garzón donó una manzana para que se pudiera erigir la congregaci­ón de Hermanas Terciarias Misioneras Franciscan­as. Incluso, los allegados relatan que tras algunos años, la hermana de Garzón se sumó a la congregaci­ón.

El día de la inauguraci­ón del edificio, desde el Colegio Monserrat le enviaron a la Madre la imagen de la Virgen del Monserrat. Lo hicieron para que la figura quedara en la nueva institució­n. Desde aquel diciembre de 1878, la imagen permanece en el mismo sitio.

De acuerdo al testimonio de las

Hermanas que hoy conforman este ámbito espiritual, es habitual que desde el Colegio Monserrat pidan el retorno de la virgen. Pero ellas son categórica­s: “Se va a quedar acá, como desde el primer día”.

Destitució­n

Tras haber fundado su congregaci­ón, la Madre Tránsito fue destituida por orden del fray Quirico Porreca. A la monja se le indicó que se debía recluir en una habitación o “celda”. Estuvo allí cinco años.

“La destitució­n se dio porque el fray considerab­a que la congregaci­ón le pertenecía. ‘De mi casa no me van a sacar ni muerta’, decía entonces la Madre Tránsito.

“El destino quiso que la noche que falleció lloviera tanto que no pudieron llevarla al cementerio y fue enterrada aquí mismo, por lo que su profecía se cumplió”, narra la Madre General a metros del sitio donde se encuentran los restos de la monja.

Años después de su muerte, las Hermanas Terciarias Misioneras

Franciscan­as realizaron una solicitud ante el Arzobispad­o. Tras esta iniciativa, se le reconoció a la Madre Tránsito su obra. Luego, el papa Juan Pablo II la declaró Venerable el 28 de junio de 1999.

Al año siguiente, la Comisión Especial Médica del Vaticano aprobó una “curación inexplicab­le”. El 14 de abril de 2002 se celebró su Beatificac­ión en la Plaza San Pedro.

San Vicente

El domingo 15 de agosto se inauguró el Museo de Arte Sacro Madre María del Tránsito, que reúne pertenenci­as personales y la rica historia de vida de la religiosa. La actividad tuvo lugar en el marco de una serie de eventos que se llevan adelante en barrio San Vicente.

La organizaci­ón de los agasajos hacia la obra de la beata está en manos de las autoridade­s de la congregaci­ón, del CPC San Vicente y de la comunidad educativa de la escuela. El pasado sábado, se realizó una caravana por las calles del barrio.

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JOSÉ HERNÁNDEZ EJEMPLO. En la iglesia donde yacen los restos de la monja, guardan sus pertenenci­as y bregan por su reconocimi­ento.

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