“Made for love”. Ciencia ficción y humor
ESTRENO. Con un guion mordaz y una protagonista encantadora, la serie cuenta con ocho capítulos que atrapan desde el minuto uno.
Made for love (Hecha para amar) es una de esas series que HBO MAX no pone en los espacios más destacados de su plataforma. Tampoco tuvo demasiada promoción previa a su estreno, pese a ser una propuesta tan atrapante como entretenida. Una combinación de ciencia ficción y humor negro que forman un combo más que efectivo.
Luego de una década de sofocante matrimonio, Hazel Green (Cristin Milioti) decide huir de la mansión en la que vive con su pareja y de la que no ha salido desde que dio el sí. Su marido es un excéntrico multimillonario y geniecillo de la tecnología que diseñó una especie de caja virtual en la que viven en aparente felicidad. Sin embargo, ese mundo creado a base de píxeles e inteligencia artificial se parece más a una prisión que a un paraíso digital.
Hazel decide escapar de su tormento, pero al hacerlo descubre que le han puesto un chip en la cabeza que permite seguir sus movimientos. Si bien logra escapar, no consigue la libertad que tanto desea.
Made for love se vale del humor negro para hacer una crítica al avance de la tecnología más allá de los límites éticos, y hasta parodia al gigante Google con el apellido que le dio a su protagonista, el posesivo e inescrupuloso Byron Gogol (Billy Magnussen).
Cristin Milioti (Black Mirror, Modern Love) da vida a Hazel, el personaje central de la historia y la principal razón por la que vale la pena ver la serie. La actriz hace un trabajo digno de una nominación a cualquier premio: no solo se pone al hombro un guion afilado e inteligente al que lleva a otro nivel, sino que además le aporta a su personaje un componente físico y gestual que lo completa.
A lo largo de ocho capítulos de media hora, la narración va y viene en el tiempo. En una línea narrativa está el presente, con Hazel huyendo a la casa de su padre y reencontrándose con el pueblo que la vio nacer y sus habitantes (lo que le recuerda por qué se fue hace diez años).
Por otro lado, el espectador va conociendo momentos del pasado del personaje y cómo llega a la compleja situación en la que está.
La protagonista huye de su presente hacia un pasado del que ya había escapado antes. La tensión entre esos dos mundos, que tan bien surfea Cristin Milioti, va llevando la historia por situaciones hilarantes desarrolladas a base de un humor mordaz y punzante.
Made for love hace reír, emociona, es ligera y entretenida. Tiene acción, tiros y escenas sangrientas. También reflexiona sobre la tecnología pero no de manera aleccionadora, otro de los tantos aciertos del guion. ¿Qué más le podemos pedir?