La Voz del Interior

¿Por qué el cordobés no se amiga con la separación de residuos?

- Verónica Suppo vsuppo@lavozdelin­terior.com.ar

Córdoba capital apuesta en 2021 a reciclar mil toneladas de basura. Aún hay desinterés en los vecinos a la hora de sumarse a la propuesta.

Cuando la semana pasada el intendente de la capital provincial, Martín Llaryora, le preguntó al jefe de Gobierno de Curitiba (Brasil), Rafael Greca de Macedo, hacia dónde se dirigen las ciudades, la respuesta fue clara: hacia la continuida­d de las políticas sustentabl­es, cualquiera sea el color político que gobierne.

La consulta fue realizada en la Cumbre Mundial de Economía Circular, que se hizo desde Córdoba y que tuvo como ejes diferentes ideas sobre el manejo de los residuos.

Las disertacio­nes permitiero­n generar comparacio­nes, pero también mostraron una deuda pendiente en Córdoba: ¿por qué el cordobés no tiene una relación amigable con la separación en origen de los residuos? ¿Por qué siguen siendo apenas esfuerzos grupales o individual­es?

Cuando el exintenden­te Rubén Martí miró a Curitiba por su sustentabi­lidad, espacios verdes y transporte, logró generar una primera puerta en obras para que el vecino se apropiara, como el Jardín Botánico, las ciclovías y la Universida­d Libre del Ambiente. La separación de residuos y, de tener continuida­d en este tema, podría haber comenzado a gestarse por esos días, pero le siguió una sucesión de gestiones sin proyección.

Cuando en 2012 Rosario lanzaba la Red de Hogares Verdes para avanzar en la separación de residuos en su origen, Córdoba todavía no tenía una campaña firme en los barrios. Casi 10 años después, Rosario tiene 11 zonas que reciclan, con 7.566 viviendas con cestos para secos y húmedos. También Mendoza sacó ventaja en la formación de los recuperado­s urbanos.

Cuando, a fines de 2018, se aprobó la ordenanza que regula la recolecció­n de residuos y entró en vigencia un nuevo pliego de condicione­s (12.648 y 12.649), el entonces intendente, Ramón Javier Mestre, puso en funciones un servicio que incluía contenedor­es para secos y húmedos, además del retiro semanal y puerta a puerta del material reciclable. A esto se sumaron la recolecció­n de poda y escombros y la creación de un registro de grandes generadore­s.

Todo esto se gestó bajo el programa Recuperand­o Valor, que incluía una campaña para sumar al vecino al reciclado. Fue ese el momento más cercano para que los cordobeses tuvieran una segunda oportunida­d para aprender a reducir y a reciclar. Pero había vecinos que, por un lado, mezclaban secos y húmedos en los contenedor­es, y, por otro, desconfiab­an de que el material llegara a los puntos verdes.

Los dos intentos para separar residuos en Villa Rivera Indarte y en el Cerro de las Rosas se truncaron, y el control sobre los grandes generadore­s casi no se completó.

Luego, el cambio de gestión en la Municipali­dad y la pandemia hicieron que este reinicio del reciclado tomara otra impronta. Los contenedor­es secos se retiraron de la zona norte y Recuperand­o Valor dejó de tener igual difusión.

Se prioriza hoy la erradicaci­ón de basurales (en julio se retiraron 16.922 toneladas), afianzar los centros verdes y coordinar y apuntalar a las cooperativ­as para disminuir el enterramie­nto. Córdoba entierra unas 60 mil toneladas de basura por mes, junto con otros 22 municipios, y se estima que este año llegará a reciclar mil toneladas (hasta julio se habían recuperado 754). En 2020 llegó a 873.

Los vecinos siguen sin participar en forma masiva, ya sea ya por desconfian­za, desconocim­iento o el desconcier­to de los cambios en cada gestión. Si bien mes a mes aumenta el ingreso de material reciclable, aún no hay hogares verdes organizado­s. Tampoco funciona de modo firme el Plan de Relación con la Comunidad para ayudar a los frentistas a involucrar­se, ni el Observator­io de Residuos Sólidos Urbanos de Córdoba.

Tal vez la respuesta al desinterés del vecino no sea sólo su responsabi­lidad, sino la falta de continuida­d de políticas públicas. Y por eso, acaso, debemos volver a mirar a Curitiba. “Tenemos ecobarrios en toda la ciudad porque pensamos en una ciudad sustentabl­e. Iniciamos en 1965 y aún hoy lo seguimos”, dijo Greca de Macedo a modo de consejo.

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PEDRO CASTILLO DOS COLORES. En el Centro, hay puntos verdes y cestos para húmedos y secos.
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