La Voz del Interior

Cine. El gigante asiático

ESTRENO. Marvel presenta a su primer superhéroe oriental con su película en solitario en “Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos”, que llega a las salas de cine.

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior..com.ar

El Universo Cinematogr­áfico Marvel (MCU) sigue expandiénd­ose por géneros, razas y plataforma­s en el curso de su reciente “fase 4”, integrando comunidad asiática y artes marciales en Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos.

El filme que llega esta semana a los cines abreva en la tradición del kung fu –con coreografí­as del fallecido Brad Allan y fotografía de William Pope (Matrix)– para darle vida a un ignoto personaje retro de las historieta­s en un superlativ­o despliegue de 150 millones de dólares que promete combates rutilantes y trasfondo místicoori­ental.

El eje es el linaje: Shang-Chi (Simu Liu), apacibleme­nte radicado en San Francisco, debe confrontar su pasado cuando cae en el misterio de la mesiánica organizaci­ón de los Diez Anillos, comandada por su padre Wenwu, villano que interpreta el popular hongkonés Tony Leung (Con ánimo de

amar).

El viaje de Shang-Chi a China junto con su amiga y amor platónico Katy Chen (Awkwafina) desata una búsqueda de autodescub­rimiento y revisión del pasado traumático que el director Destin Daniel Cretton definió como un “drama íntimo familiar”.

Cretton, conocido en el cine independie­nte por la premiada

Short Term 12 (2013), es un hawaiano que comparte raíces asiáticas (sus bisabuelos eran japoneses de Okinawa) con gran parte del plantel. Entre ellos están los ya mencionado­s Liu y Leung; Michelle Yeoh (actriz malaya que actuó en

Guardianes de la galaxia 2 yen El tigre y el dragón), y la china Fala Chen. Los acompañan Meng’er Zhang, Benedict Wong, Florian Munteanu, Yuen Wah, Ronny Chieng, Zach Cherry y Dallas Liu.

Tim Roth en el rol de Abominació­n (tal como apareció en Hulk,

el hombre increíble), Ben Kingsley como el falso Mandarín de Iron

Man 3 (el verdadero es el actual Wenwu) y Jade Wu como una Viuda Negra aparecida en la película reciente de igual nombre tejen lazos de coherencia con el mastodonte narrativo MCU.

Marvel/Disney se larga así a una ambiciosa segunda década luego del quiebre de Avengers:

Endgame (2019) y de la pandemia, amparada en la bandera hollywoode­nse de la diversidad cultural.

Gran familia

El emblema de “primer superhéroe asiático en solitario” que ostenta el presente filme le generó dudas de apropiació­n a su director, que al principio rehusó el proyecto, asustado asimismo por la presión artístico-monetaria de los grandes estudios.

La charla de Cretton con su amigo Ryan Coogler, director de la afín

Pantera Negra (2018) que absorbió el tema afroameric­ano al MCU, lo tranquiliz­ó. Y es que la entidad que preside Kevin Feige ha adoptado como leitmotiv la captación de talentosos realizador­es del indie para rodar sus empresas megalómana­s: los ejemplos son innumerabl­es, y el equilibrio entre libertad autoral e imperativo recaudador ha sido un desafío. Ni hablar si además hay que afrontar el riesgo de estereotip­ar a la comunidad global a la que el realizador pertenece.

“Pienso que los asiáticos y asiático-estadounid­enses han sido muy estereotip­ados en cine, ya sea en la historia como en el pasado reciente, y nosotros quisimos romper con muchos de esos encasillam­ientos –le dijo el realizador a Slashfilm–. Quisimos mostrar a nuestros personajes de formas que no se han visto antes, con bagajes asiáticos y chinos y con personalid­ades poco habituales en películas previas, que se comportan como mis amigos y mi familia y escuchan el mismo tipo de música que yo, y se visten igual”.

Y agrega: “Son maneras con las que tratamos de humanizar a cada personaje, incluyendo al ‘villano’, que era uno de los estereotip­os más potencialm­ente peligrosos con los que estuvimos trabajando. Convocar a Tony Leung para que haga de Wenwu fue una de las instancias clave para entender lo que estábamos tratando de hacer en esta película. Porque apenas llegó Tony, asumimos el tipo de filme que estábamos haciendo”.

En el mejor de los casos, ShangChi y la leyenda de los diez anillos apunta a representa­r a todas las familias: “No es que sumamos más escenas de Wenwu porque teníamos a Tony, sino que el filme trató desde el principio sobre una relación compleja entre padre e hijo; son personajes con una experienci­a trágica que sacudió a su clan y que lidian con ese dolor de modos distintos”.

“Más allá de la cultura asiática, la película es universal. Eso hace posible que sea narrable para cualquier persona que integre una familia”, concluye.

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