Una oportunidad para pensar la “pospandemia”
El coronavirus llegó para quedarse. El tema es cómo seguirá entre nosotros: si como una pandemia como la actual, que provoca millones de contagios, cientos de miles de internaciones y un número todavía indeterminado de muertes por año, o como una enfermedad endémica, más leve que la que padecimos en el último año y medio, pero con la que habrá que acostumbrarse a convivir.
En la medida en que avanza la vacunación, hay consenso entre la comunidad científica en que la realidad futura del Covid-19 será más parecida al segundo escenario: un virus que no desaparecerá, pero que podrá eventualmente ser controlado a través de campañas de inmunización masivas y de tratamientos más efectivos.
Con los virus respiratorios como el Sars-Cov-2, es muy difícil alcanzar la inmunidad de rebaño. Y en todo caso, si ese objetivo se lograra, la protección colectiva tendrá siempre una duración determinada, hasta que una nueva cepa obligue a aplicar vacunas con un diseño específico. “Después de un tiempo, es posible que acabemos en una situación en la que tengamos, como mínimo, vacunas anuales”, pronosticó Noubar Afeyan, cofundador del laboratorio Moderna.
Por ello, los gobiernos de todo el mundo tendrán seguramente que incluir –más temprano que tarde– la vacunación contra el coronavirus en sus calendarios obligatorios de inmunización, tanto para niñas, niños y adolescentes como para sus poblaciones adultas.
Eso demandará recursos económicos y estructuras logísticas que hasta hace un tiempo no estaban previstos y que ahora deberán estar disponibles en los diseños, en las planificaciones y en los presupuestos de los sistemas de salud tanto públicos como privados, así como en los planes de las obras sociales sindicales y prepagas.
Aunque es probable que con la vacunación obligatoria los índices de internación y de mortalidad bajen significativamente, las clínicas y hospitales seguirán estando altamente demandados por esta patología. Y ello también significará recursos materiales y humanos que tendrán que estar a disposición.
A todo esto, estamos ante un virus que deja secuelas físicas y psíquicas entre muchos de quienes atraviesan cuadros severos y graves de la enfermedad, y esas consecuencias también deberán ser atendidas por el sistema de salud, no sólo poniendo a disposición recursos económicos, sino también profesionales especializados en estas nuevas patologías.
Alicia Stolkiner, profesora de Salud Pública de la UBA, entiende que a futuro será necesario repensar el sistema de salud en su conjunto. “Nuestro sistema sanitario es ‘hospitalocéntrico’ – le dijo a LaVoz–, y pandemias como la del Covid-19 no sólo se enfrentan asistiendo a los enfermos en los centros de salud. Es necesario avanzar hacia sistemas integrados, con foco en la prevención, en la detección temprana y en el compromiso de las comunidades”.
Según Stolkiner, en el futuro inmediato tendremos también que modificar hábitos y costumbres en diversos ámbitos que están atravesados por lo sanitario. “En lo laboral –ejemplifica–, las empresas y el Estado pagan sobresueldos por presentismo, lo que impulsa a los empleados a ir a trabajar incluso enfermos. Es lo que yo llamo un ‘presentismo patológico’, algo que tendremos que erradicar si queremos comenzar a cuidarnos entre todos”.
La pospandemia requerirá no sólo incluir y atender en términos sanitarios una enfermedad que –como dijimos– llegó para quedarse, sino también replantear muchos aspectos de nuestra vida social. Por fortuna, al parecer lo peor ya ha pasado. Pero nada nos garantiza que en algún momento no volvamos a atravesar situaciones tan graves como las que ya pasamos, o que otro virus tanto o más agresivo que el Sars-Cov-2 vuelva a complicarnos la vida.
A futuro, tendremos que replantear muchos aspectos de nuestra vida social, además de atender una enfermedad que vino para quedarse.