Afganistán. Crece el reclamo de mujeres por los derechos logrados
FIRMEZA. Varias decenas protestaron en Kabul frente al Palacio Presidencial para exigir a talibanes el respeto por las conquistas de las últimas décadas. Apoyo de políticas extranjeras.
Varias decenas de manifestantes se reunieron ayer frente al Palacio Presidencial en Kabul para exigir al nuevo liderazgo talibán que defienda los derechos de las mujeres logrados en las dos últimas décadas y que las incluyan en su próximo gobierno.
Frente a una de las puertas del castillo, ubicado en el distrito de Wazir Akbar Khan (donde también funcionan los ministerios afganos y las embajadas), una decena de mujeres reclamaron “un gobierno heroico con la presencia de mujeres’’.
Las asistentes izaron lemas a favor de los derechos humanos y dijeron que no querían un retorno al pasado.
Algunas de ellas se manifestaron con el rostro descubierto; sin velos, burka ni barbijos cubriéndoles la cara, con todo lo que el gesto implica en un clima social y político signado por la incertidumbre y por el desasosiego general.
Un documento distribuido por las manifestantes pedía que se concediera a las mujeres afganas el derecho a la educación, a contribuciones sociales y políticas en el futuro del país así como a libertades generales, incluyendo la de expresión.
El jueves, decenas de mujeres se movilizaron por las calles de Herat, capital cosmopolita del oeste del país, reivindicando el derecho a trabajar e instando a los talibanes a darles participación en el gobierno que tomó las riendas a mediados de agosto. Esta expresión pública de descontento no registraba antecedentes en el quinquenio en que los talibanes ejercieron el poder a su antojo, cuando las protestas se reprimían sin piedad.
La acción reivindicativa se replicó ayer con idéntico propósito en la capital afgana frente al Palacio Presidencial, también conocido como Arg por los vecinos de Kabul. El edificio data de fines del siglo XIX y fue levantado en reemplazo del BalaHissar, fortaleza destruida en 1880 por las tropas indias británicas. Desde entonces ha sido utilizado por reyes y por presidentes de Afganistán, desde Abdur Rahman Khan hasta el presidente de la República Islámica recientemente destituido, Ashraf Ghani.
Los talibanes prometieron que las mujeres podrán continuar su educación y trabajar fuera de casa, derechos que no tenían cuando el movimiento político-religioso y de organización militar gobernó el Emirato Islámico de 1996 a 2001.
No obstante, se comprometieron a imponer la sharía (ley islámica).
Los talibanes tomaron el poder el mes pasado tras una ofensiva relámpago por todo el país, en medio de una retirada caótica de las fuerzas estadounidenses, que llevaban en territorio afgano 20 años.
La milicia islámica tiene ahora el reto de gobernar a un país desgarrado por la guerra que en gran medida depende de la asistencia económica internacional.
Los actuales mandamases prometieron un gobierno más abierto e incluyente, pero, dados los antecedentes, muchos afganos –en especial las mujeres– son escépticos y comparten la sensación de que perderán derechos logrados en las dos últimas décadas.
Apoyo internacional
La manifestación de mujeres de ayer frente al Arg, en Kabul, y la del jueves en las calles de Herat recibieron respaldos de mandatarias internacionales.
Así, la presidenta de Eslovaquia, Zuzana Caputova, y la primera ministra de Islandia, Katrin Jakobsdottir, se pusieron ayer al frente de un llamamiento internacional de varias lideresas políticas que insta a los talibanes a respetar los derechos de las mujeres y niñas en Afganistán.
“La presidenta de Eslovaquia y la primera ministra de Islandia iniciaron un llamamiento conjunto de líderes políticas de sus países a las nuevas autoridades afganas en defensa de los derechos y de las oportunidades de las mujeres y niñas de este país”, dijo el vocero de la mandataria eslovaca, Martin Strizinec.
A la exhortación también se sumaron las presidentas de Grecia, de Georgia, de Estonia y de Moldavia, así como las primeras ministras de Dinamarca, de Finlandia, de Noruega, de Nueva Zelanda y de Lituania.
La declaración exhorta a las nuevas autoridades afganas a respetar los derechos y las oportunidades de la población femenina garantizándoles una igualdad de condiciones con los hombres.