Violencia. Una nena fue baleada al quedar en medio de un tiroteo en Villa El Libertador
CIUDAD DE CÓRDOBA. Ocurrió alrededor de las 14 de ayer en Pilcomayo y Carmelo Ibarra. Recibió un tiro en el rostro. Se cree que se trataba de un ajuste narco del que ella era ajena.
¿ En qué momento ir a un quiosco de la mano de su abuela, un viernes a las 14, se convirtió en la delgada diferencia entre vivir y morir en los barrios de Córdoba? Agustina tiene 11 años y muchas ganas de vivir. Permanece internada en grave estado en el Hospital de Niños, de la capital provincial, con un balazo alojado en la base del cráneo, junto a la cervical. El proyectil, que le ingresó por el rostro, fue disparado desde un auto, en plena Villa El Libertador, al sur de la ciudad, en medio de un ajuste de cuentas de la que ella no tenía nada que ver, según se investiga hasta ahora.
Si bien todo aún es preliminar en ámbitos de la investigación, los informantes consultados por La Voz indicaron que todo ocurrió minutos antes de las 14 de ayer en Carmelo Ibarra y Pilcomayo, de ese populoso barrio de la zona sur.
A esa hora, la niña se encontraba junto a su abuela en la puerta de un quiosco, momento en el que se produjo un tiroteo, a pocos metros de allí. Fue entonces cuando un balazo perdido terminó por impactar en Agustina. El proyectil le ingresó por el pómulo izquierdo.
En medio de gritos de pedidos de auxilio, la niña fue cargada en un vehículo particular y trasladada primero al hospital Príncipe de Asturias, ubicado a pocas cuadras de allí, y luego derivada al Hospital de Niños, donde ingresó consciente.
Los médicos la evaluaron y descubrieron que había sufrido una grave y delicada lesión. Por ello, convocaron de urgencia a un neurocirujano para que determine los pasos clínicos por seguir.
En paralelo a la parte sanitaria, la Policía diagramó un importante despliegue en el sector para intentar identificar y detener a los involucrados en la balacera.
Al mismo tiempo, un grupo de investigadores comenzó a buscar testimonios en la zona con el objetivo de dilucidar de manera más precisa cómo ocurrió todo.
Si bien ante los periodistas que se acercaron al lugar el código del silencio fue lo que dio la pauta del temor social, en la causa que lleva adelante la fiscal Eugenia Pérez Moreno ya se lograron algunos avances importantes.
La abuela de Agustina les contó a los policías que cuando ella y su nieta estaban en la vereda, a punto de llegar hasta el quiosco, apareció por esa cuadra un Peugeot 504 blanco. El que iba en el asiento del acompañante asomó medio cuerpo por la ventanilla y, arma de fuego en mano, comenzó a disparar. Luego, el conductor aceleró y los atacantes se perdieron de vista.
La mujer agregó que no tenía idea del motivo de ese ataque, que ella no tenía problemas con nadie y mucho menos su nieta, que estaba de visita en el barrio, ya que la familia de la niña no vive allí.
Los policías marcaron la cuadra y comenzaron a buscar posibles blancos de esa balacera. Y se toparon con un joven que les dijo que el balazo que impactó en Agustina en realidad estaba dirigido a él. Dijo que sabía quiénes eran los que dispararon, contó que él venía discutiendo con ellos desde temprano “por una deuda” y hasta brindó algunos datos para lograr identificarlos.
A partir de este relato, la investigación se potenció en minutos. Otros testigos que accedieron a hablar con los policías dieron más pistas sobre los sospechosos y hasta describieron a uno de ellos como un “narco”.
Si bien hasta ahora no hay detenidos, sí existe optimismo entre los investigadores en dar pronto con los apuntados.
El caso vuelve a poner en discusión no sólo la proliferación de la violencia urbana en los diferentes barrios de la ciudad de Córdoba, sino también el fácil acceso a las armas de fuego ilegales. La balacera se produjo a sólo 150 metros de un colegio, en el momento en que un grupo de alumnos se estaba retirando.
El pasado jueves 19 de agosto, hace dos semanas, Augusto Alberto Savadias (21) murió tras recibir un balazo en el pecho en un descampado del sector conocido como Las Tablitas, a sólo cuatro cuadras del lugar donde este viernes se produjo la balacera. Según se investiga, alrededor de las 13 de aquel día, Savadias fue baleado por accidente por un amigo mientras manipulaban un arma de fuego. Héctor Matías Rivero (25) fue detenido horas después mientras caminaba por una calle de barrio Comercial.