La Voz del Interior

El domingo se redefine la oposición cordobesa

Virginia Guevara

- Virginia Guevara mguevara@lavozdelin­terior.com.ar

Tras un mes y medio de campaña anodina, los últimos días hacia las Paso se juegan en Córdoba con una intensidad creciente. Y Juntos por el Cambio concentra la parte mayoritari­a de esa tensión en aumento. También concentrar­á en sus cuatro listas la mayor parte de los votos. Eso está fuera de discusión en Córdoba, porque nadie lo pone en dudas. Lo que no se sabe es qué pasará puertas adentro de esa coalición opositora a partir de la noche del domingo próximo.

Nadie termina aún de entender cómo fue que Luis Juez y Rodrigo de Loredo terminaron siendo socios, ni cómo acabaron en la misma fórmula Mario Negri y Gustavo Santos. No está claro qué los unió entre ellos ni qué los diferencia de sus adversario­s internos. Pero es un hecho que la elección que ocurrirá en siete días pasó de ser una simple encuesta a ser decisiva para la conformaci­ón futura de la oposición cordobesa.

Las encuestas ya no dicen nada sobre esa interna que es lo más relevante de las Paso en Córdoba. Cada uno muestra el sondeo que lo pone unos puntos arriba, pero el triunfo seguro que cada lista se atribuye se contradice con el clima de incertidum­bre que reina tanto en el equipo de Juez como en el de Negri. El peso determinan­te que cada espacio le atribuye a los apoyos nacionales y el tenor de las disputas personales que van creciendo entre los supuestos socios advierten que el resultado no está puesto. Y generan muchas dudas sobre la estabilida­d en la elección general de noviembre próximo de esos votos que logre el domingo Juntos por el Cambio.

Juez, principal enigma

La incógnita principal tiene nombre propio: Luis Juez. Si el domingo que viene resulta elegido candidato a senador, en el mismo acto será candidato a gobernador 2023. En los hechos, ya lo es, porque así lo ratifica. El quid de la cuestión es que con un triunfo bajo el brazo, estará en la tácita posición de reclamar a Juntos por el Cambio el reconocimi­ento como candidato a gobernador, cuando Mauricio Macri ya le puso a ese espacio otro candidato a gobernador: Gustavo Santos. La conducción del radicalism­o, en tanto, mira con igual recelo a uno y a otro, y todavía con más desconfian­za a esa astilla del propio palo que es Rodrigo de Loredo, a quien un triunfo le otorgaría también la candidatur­a a intendente de Córdoba.

Cómo contendrá el espacio opositor al peronismo cordobés ese proceso de cara a 2023 es la verdadera pregunta que está planteando la interna de Juntos por el Cambio. La situación sería todavía más compleja con un Juez derrotado en la interna: ese escenario es el que genera dudas sobre la estabilida­d de la coalición. No sólo sobre el esfuerzo que cada uno de los sectores internos hará para mantener la cantidad de votos en la elección general del 14 de noviembre, sino sobre la permanenci­a de todos los socios.

Lo que definan las urnas sobre Juntos por el Cambio y lo que ocurra luego en el espacio opositor también es, por estas horas, la principal fuente de tensión en Hacemos por Córdoba, que tiene en 2023 su desafío principal. El schiaretti­smo está confiado en lo que concierne a 2021. En el Centro Cívico, consideran que el margen de la fórmula que encabezan Alejandra Vigo y Natalia de la Sota sobre la lista del Frente de Todos será lo suficiente­mente amplio como para celebrar el domingo un claro triunfo sobre la lista que lideran Carlos Caserio y Martín Gill.

Ganarle al kirchneris­mo

Juan Schiaretti va por una imagen nacional: la que tras las Paso lo muestre como el único peronista del país con peso propio que venció al kirchneris­mo. Esa es la base de la construcci­ón que el Panal pretende comenzar el domingo a la noche. Desalojar a Caserio del Senado en noviembre y conservar un bloque propio en Diputados para reconstrui­r el peso específico que tuvo Argentina Federal en el Congreso es una obsesión personal del gobernador. En Hacemos por Córdoba están convencido­s que desde ahí Schiaretti procurará –ahora sí– la proyección nacional que eludió en 2019.

La otra clave de la elección del peronismo cordobés es la Capital. 2023 es un desafío histórico para Hacemos por Córdoba, y en la ciudad de Córdoba está su principal apuesta: el rol del intendente Martín Llaryora en la campaña es central y el resultado del domingo es importante. La Capital siempre fue adversa para el peronismo, y especialme­nte en las Paso. En las primarias de 2017, la derrota fue abrumadora para la lista de precandida­tos a diputados que encabezaba el propio Llaryora. Marcar la diferencia es un objetivo ineludible.

El resto es el objetivo permanente de diferencia­rse del Gobierno nacional. Las encarnizad­as batallas que protagoniz­a el schiaretti­smo en el territorio que Caserio y Gill consideran propio –Punilla y General San Martín– son la prueba de esa obsesión. El Frente de Todos da pelea con la promesa de un despegue en el que la mayor parte de los cordobeses no confía. El resto de la elección se juega en el margen: cuántos más que el Frente de Izquierda y Encuentro Vecinal pasarán el 1,5 por ciento es la otra clave que se define el domingo. Y cuántos irán a votar es un factor que desvela a todos.

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ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI
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