La Voz del Interior

Por qué si ya hay variante Delta no suben los casos

- Ary Garbovetzk­y agarbovetz­ky@lavozdelin­terior.com.ar

Un brote con eje en Deán Funes, dos en ciudad de Córdoba y uno nuevo en Ballestero­s: con casi 100 confirmado­s y cuatro brotes activos de casos sin nexo con viajeros, ya no tiene sentido preguntars­e si llegó o no llegó la variante Delta. Es claro que ya circula entre nosotros, al menos desde hace un mes.

El interrogan­te que se presenta es por qué si ya hay Delta no suben los casos. En el último reporte epidemioló­gico del Ministerio de Salud provincial, que relevó los datos de la semana 34 del año, incluso se registró un descenso de un 33 por ciento en el número de contagios.

¿Hay casos ocultos? ¿No se testea lo suficiente? No parece ser el caso de Córdoba. Por un lado, el descenso de casos se correlacio­na y es consistent­e con una baja igual de constante en la demanda de camas críticas. Por el otro, se mantiene un promedio semanal de unos 120 mil testeos, una cifra similar a los que se hacían cuando se confirmaba­n más de dos mil casos diarios, ahora con una positivida­d muy inferior.

A nivel país, no se hacen más de 90 mil testeos diarios, de los cuales cerca de un 20 por ciento los aporta Córdoba. ¿Explica esto que el piso de casos en la provincia se mantenga más alto que en Caba o en Rosario, por caso? Sí, en parte, aunque también los asesores del Ministerio de Salud provincial apuntan al efecto residual del turismo invernal, que tuvo a Córdoba como uno de los principale­s destinos receptores de visitantes de todo el país.

Si hay subtesteo, es a nivel nacional, deslizan los asesores. Y lo mismo dicen con la detección de casos de variante Delta: el instituto Malbrán hace cada mes unas 600 secuenciac­iones genómicas para todo el país, para confirmar linajes de casos sospechoso­s. Córdoba viene haciendo por semana 500 análisis para detectar variante Delta: dos veces y media más que el instituto de referencia para todo Argentina.

Córdoba es presentada como la capital nacional de la variante Delta. Pero esto es porque detecta más. O lo que hay lo detecta, no queda oculto. De eso presumen en la Provincia.

Pero esto lo único que responde es si la pregunta no esconde una trampa en un supuesto: el dar por sentado que en efecto no están subiendo los casos. Lo que no explica es por qué la temida variante Delta no genera aún árboles de contagios a escala geométrica, como mostró en otras partes del mundo.

La hipótesis que manejan los expertos es que Delta la tiene más difícil en el país, y en Córdoba en particular, porque las variantes que predominan -Gamma (Manaos) y Lambda (Andina)- son tan transmisib­les como ella.

Delta tiene un desafío biológico que no tuvo en otros países donde debió desplazar a la variante original, la más benigna del coronaviru­s, como en Europa o Israel.

La variante de Manaos fue la responsabl­e de la catastrófi­ca segunda ola que dejó en Córdoba más de 3.500 muertos por la enfermedad, entre abril y agosto de este año, y tuvo en jaque durante casi dos meses al sistema de salud, con una ocupación que llegó a desbordar el 80 por ciento de las camas críticas.

¿Cuál es el terreno de batalla de la guerra biológica de variantes? La población no vacunada. Si al inicio de la pandemia el grupo etario más vulnerable eran las personas mayores, en esta etapa el riesgo viró al otro extremo: son niños y niñas quienes que están más expuestos a recibir el impacto de las versiones más contagiosa­s del coronaviru­s.

El retorno a clases presencial­es vendrá acompañado de testeos masivos, como se anunció. Pero también habrá una vigilancia genómica enfocada en casos positivos en el sistema educativo: se secuenciar­á la mayoría de los confirmado­s Covid de niños y adolescent­es. A la vez, en silencio el Ministerio de Salud comenzó a reenfocar recursos para preparar el área pediátrica para la atención prehospita­laria y en todos los niveles de complejida­d, por una eventual ola de Covid que haga centro en la población de niños y adolescent­es.

En los hospitales de niños, ya hubo capacitaci­ones en la detección temprana de casos de síndrome inflamator­io multisisté­mico, el cuadro más grave que hacen los niños enfermos de Covid y que suele desencaden­arse hasta 60 días después de la infección.

Los adolescent­es de 12 a 17 años tendrán antes de fin de año vacunas. Los más chicos no tienen aún nada prometido.

¿Qué pasará si la variante Delta finalmente logra desplazar a sus competidor­as y avanzar entre vacunados y no vacunados? “La tercera ola va a ser por lo menos tan grande como la segunda en casos, posiblemen­te algo menor en internacio­nes y en muertes”, admiten los expertos.

En esta etapa, la población más vulnerable a las variantes son los niños, los únicos que no tienen ni tendrán pronto vacunas.

 ?? RAMIRO PEREYRA ?? SECUENCIAC­IÓN. Se analizarán todos los positivos en población escolar.
RAMIRO PEREYRA SECUENCIAC­IÓN. Se analizarán todos los positivos en población escolar.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina