La Voz del Interior

México. Cada vez más cerca de una crisis migratoria

FRONTERAS CALIENTES. El país se encuentra en una posición muy compleja: miles de migrantes siguen entrando por el sur y otros miles son devueltos desde Estados Unidos.

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éxico se halla en una posición muy compleja: miles de migrantes siguen entrando por el sur y otros miles son devueltos desde Estados Unidos.

La salida desde Tapachula, en el límite con Guatemala, de varios grupos hartos de esperar la resolución de sus trámites y los operativos para bloquearlo­s han provocado críticas a la política migratoria del gobierno.

Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que la contención migratoria no es suficiente y que se debe invertir en desarrollo para evitar que la gente abandone sus países, organizaci­ones nacionales e internacio­nales reclaman medidas urgentes para destrabar un sistema de asilo rebasado.

Frontera sur y norte

Desde hace semanas crecieron las protestas de miles de migrantes, en su mayoría haitianos, que llevan meses varados a la espera de la resolución de sus solicitude­s de refugio.

La oficina que las gestiona, la Comisión Mejicana de Ayuda al Refugiado (Comar), está desbordada. La pandemia demoró los plazos y las solicitude­s se multiplica­ron. En lo que va del año, más de 77 mil personas pidieron refugio en México, 55 mil de ellas en Tapachula. Estas cifras superan las de todo 2019, que ya había sido un año récord. Los haitianos suman casi 19 mil.

Muchas de estas personas viven en condicione­s insalubres en la ciudad de Tapachula, en albergues saturados en su mayoría gestionado­s por la sociedad civil y donde no tienen posibilida­d de trabajar. Hartos de esperar, empezaron a organizars­e y en los últimos días varios grupos de unos centenares cada uno salieron de Tapachula caminando, emulando las caravanas que en años pasados intentaron llegar a Estados Unidos.

La respuesta fue contundent­e: las fuerzas federales no los dejaron avanzar más de 100 kilómetros y algunos de los operativos realizados en los últimos días fueron duramente denunciado­s, incluso por la ONU, por el uso excesivo de la fuerza.

En el norte crece la preocupaci­ón tras un fallo judicial estadounid­ense que ordenó reinstaura­r un polémico programa ideado por el expresiden­te Donald Trump para que los migrantes esperen su proceso de asilo en México.

El gobierno de Joe Biden recurrió la sentencia pero desde la resolución se paralizaro­n los cruces legales de solicitant­es de asilo. Los albergues temen que pueda repetirse la avalancha de personas devueltas y que no haya infraestru­ctura para atenderlas en zonas con altísima actividad de los carteles de drogas. Además, desde el inicio de la pandemia las autoridade­s estadounid­enses comenzaron a utilizar protocolos de salud pública –el llamado Título 42– para expulsar a migrantes. En lo que va del año, el Gobierno estadounid­ense ha hecho más de 674 mil devolucion­es.

Vuelos de vuelta

En agosto Estados Unidos comenzó a devolver a migrantes no mejicanos expulsados bajo el Título 42 en aviones que aterrizan en el sur de México para dificultar que intenten volver a cruzar. México también está trasladand­o a extranjero­s devueltos en su frontera norte vía aérea hacia el sur, confirmó Dana Graber Ladek, jefa de misión de la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM) en México.

Una vez en el sur, los migrantes son llevados por las autoridade­s mejicanas hasta la frontera con Guatemala y abandonado­s ahí, a veces en plena selva, aunque no sean guatemalte­cos. Para Alejandra Macías, de la organizaci­ón no gubernamen­tal Asylum Access México, se trata de traslados “ilegales’’ porque “no se detectan personas en riesgo’’.

Estas acciones representa­n una de las mayores preocupaci­ones humanitari­as por su falta de transparen­cia y porque dejan en total vulnerabil­idad a familias completas con niños que son abandonado­s “a veces en la noche, a veces sin saber exactament­e qué están haciendo ni dónde están’’, dijo Graber Ladek.

El Gobierno mejicano actuó de forma similar con migrantes devueltos por la administra­ción de Trump y varias organizaci­ones civiles denunciaro­n que algunos de los detenidos ahora también fueron abandonado­s en puntos fronterizo­s remotos.

Acción de gobierno

López Obrador colaboró con todas las políticas antiinmigr­antes de Trump. Con Biden ha mantenido las mismas medidas de contención y ha reconocido que sigue dispuesto a ayudar a Estados Unidos.

Recienteme­nte el secretario de

Defensa, Luis Cresencio Sandoval, aseguró que el objetivo “principal’’ del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional es “detener toda la migración’’ y “cubrir la frontera norte, la frontera sur con efectivos’’.

Aunque el jueves el mandatario reconoció su frustració­n ante las medidas de contención y dijo que enviaría una carta a su homólogo estadounid­ense para insistir en la necesidad de invertir en desarrollo y atajar de raíz las causas de la migración, continuaro­n los operativos y la críticas al INM, denunciado en muchas ocasiones por supuesta corrupción y abusos.

Por otra parte, el Gobierno prometió miles de visas de trabajo para migrantes –que este año se redujeron sustancial­mente– y abrió las puertas a los solicitant­es de asilo. Pero el presupuest­o reforzado ha sido el de los militares, mientras que el de la Comar se redujo. “Estamos rebasados por una avalancha absolutame­nte fuera de lo común sobre todo de haitianos’’, dijo Andrés Ramírez Silvar, titular de Comar

Muchas organizaci­ones civiles consideran que ha habido una mala gestión de los recursos y una falta de coordinaci­ón entre el sector del Ejecutivo que apuesta por la contención y el que prioriza los derechos humanos. La Iglesia Católica, que coordina la mayor red de albergues para migrantes, denunció la falta de una política migratoria clara y estratégic­a.

Soluciones posibles

El INM propuso crear un albergue para acoger a los haitianos pero varias organizaci­ones de la sociedad civil adelantaro­n que no resolverá los problemas. Para descongest­ionar la situación de Tapachula, el titular de la Comar apuesta por alternativ­as migratoria­s para los haitianos que les permitan moverse y trabajar porque aunque no califican como refugiados sí necesitan protección y no pueden ser devueltos a un país por la critica situación política y humanitari­a. El problema, añadió, es que no todos en el gobierno apoyan esta salida.

Las agencias de la ONU apuestan por alternativ­as no limitadas a una sola nacionalid­ad y que conlleven, por ejemplo, permisos de trabajo para cubrir la demanda de mano de obra en algunos puntos del país.

No obstante, Giovanni Lepri, representa­nte del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), subrayó que para que cualquier propuesta sea eficaz debe estar coordinada con los países de la región que deben asumir responsabi­lidades compartida­s. “Estamos en una situación de alerta y de potencial crisis, si no se responde de manera estructura­l y rápida”, advirtió, “porque los números van a crecer’’.

Estamos rebasados por una avalancha absolutame­nte fuera de lo común, sobre todo de haitianos. Andrés Ramírez Silvar

Comisión Mejicana de Ayuda al Refugiado

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AP SIN RESPUESTA. Miles de personas están varadas en las fronteras norte y sur de México.

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