La importancia de ir a votar
Todo parece indicar que las elecciones primarias del próximo domingo ocurrirán en un ambiente marcado por cierta apatía ciudadana y un relativo nerviosismo político.
Algunas encuestas detectaron una compleja mezcla de desinterés, distanciamiento y enojo, dirigidos, dicen los analistas, hacia los políticos, no a la política.
Que la dirigencia en su conjunto sea la depositaria del descontento, cuando se cumplen 20 años del “voto bronca” de 2001 –antesala de la crisis de gobernabilidad que concluyó con la renuncia anticipada de Fernando de la Rúa y el “que se vayan todos”– carga la cuestión con un preocupante simbolismo.
A esa ecuación vale sumar que hace dos años, una primaria que supuestamente no resolvía nada arrojó un resultado contundente e irreversible en el nivel presidencial, que invirtió las posiciones entre el oficialismo y la oposición. El kirchnerismo retornó al poder y la alianza Juntos por el Cambio volvió al llano a causa de un segmento de la sociedad que cambió su voto en uno y otro sentido en sucesivas elecciones, más allá de los aciertos y los errores de ambos grupos.
Pues bien, parte del hartazgo social se puede asociar con que dos años después las problemáticas sociales y económicas que más nos preocupan han empeorado, pero los candidatos siguen siendo más o menos los mismos. En otras palabras, no se avizora un recambio dirigencial. ¿Cómo saber qué opción elegir si uno siente que en las elecciones más recientes se equivocó tanto cuando votó a unos como cuando luego votó a otros?
A este panorama, de por sí crítico, agreguemos la pandemia. Llevamos un año y medio conviviendo con el coronavirus. Más allá de las restricciones de muchos y los privilegios de unos pocos, hay una sensación de incertidumbre y de angustia que caló hondo.
Estos factores podrían explicar la baja concurrencia electoral que se registró en los distintos comicios provinciales realizados este año. En Jujuy, Salta y Corrientes, votó cerca del 65 por ciento de la población. En nuestra provincia, tanto en las elecciones municipales de Río Cuarto como en las de Sampacho, apenas algo más de la mitad de los electores.
Con todo, si reflexionamos un instante sobre el valor del voto, coincidiremos sobre la importancia de ir a votar. No hay mejor forma de elegir a un gobernante que por medio de una elección. Y por supuesto, necesitamos de un gobierno, tanto a nivel Ejecutivo como Legislativo. En cada una de esas ocasiones, cuantos más seamos los votantes, mayor legitimidad tendrá el resultado, sea el que fuere.
En ese marco, debiéramos tener presente que todos somos falibles –electores y postulantes–, lo que da otro sentido a la periodicidad electoral.
Además, como se trata de una primaria, quienes lo consideren pertinente podrán participar de algunas elecciones internas que están abiertas a la sociedad.
Llegado el caso, asumir la responsabilidad cívica y votar en blanco es más efectivo que no votar.