“La película cruzó fronteras, hizo que el atentado se conociera”
Natalia Garayalde estrenó Esquirlas en festivales nacionales e internacionales durante la pandemia y siguió el derrotero de la película que pudo verse online.
Ya en la presencialidad y con el aforo correspondiente, el documental sobre la explosión de Río Tercero se estrena mañana en el cineclub municipal Hugo del Carril, con una función especial a las 20.30 en la que estará presente la directora y el equipo de realización.
Natalia atiende el teléfono y reflexiona sobre el recorrido exitoso de su película, aplaudida y premiada. Sobre qué vieron los jurados responsables de los premios, dice: “Por un lado, reconocen que se hable de un tema que no tuvo difusión por haber sido un atentado en una ciudad chica, que quedó impune. Un documento de memoria”.
También hicieron hincapié en el uso del archivo familiar y en el montaje del archivo histórico. Valoraron el material de tan distinta procedencia.
“En algunos lugares marcaban cómo un hecho que afectó a una ciudad modifica la mirada de una niña que mira el mundo”, señala la directora, que pensó mucho en el material que ella registró en 1995 y tuvo en cuenta esa perspectiva para armar la estructura narrativa de la película.
Sentimental y periodístico
“Hay una relación lúdica con la cámara, que se transforma en un dispositivo. La película, también, va del lenguaje sentimental al periodístico. Intenta buscar respuestas del mundo adulto. Es una mirada desencantada. Trabajar durante cinco años me permitió ver ese mapa sensible”, comenta Natalia, nacida y criada en Río Tercero.
Otros hablan de coming of age, una película en la que se ve crecer a una nena y a un nene, la historia de la transformación en esa edad, la preadolescencia.
“Me llamó la atención, cuando vi la película, que mi ingreso a mi casa destruida y al barrio fue detrás del escudo protector de la cámara”, agrega Natalia.
Con respecto al valor informativo, periodístico y crítico de la película, la directora comenta que en Río Tercero se habla del atentado, hay monumentos, eventos y grupos que realizan actividades artísticas para sostener la memoria de la ciudad.
“Al estreno en Río Tercero (este viernes 10 de septiembre, en Cinema Strike) están invitados los grupos y familiares con víctimas. De alguna manera, la función es un reconocimiento a ese compromiso. También va a ser un encuentro de víctimas y de quienes hemos sido marcados por el atentado y mantenemos viva la memoria. Fuera de la ciudad, no había repercusión del hecho. Esquirlas cruzó fronteras, hizo que el atentado se conociera”, dice la directora.
La década infame
En perspectiva, señala que con su película ella intentaba entender el hecho como un estallido más de lo que se estaba viviendo en la década de 1990.
“Tiene que ver con mostrar los contrastes entre la vida de consumo, los despidos, el tráfico de armas, la precariedad y la fragilidad en los lazos sociales”, apunta.
La directora acompaña el estreno presencial de Esquirlas y prevé un recorrido por festivales de cine de Europa hasta fin de año.
Por ahora deja en suspenso su nuevo proyecto cinematográfico, que también se ambienta en la década de 1990.
“Es un proyecto incipiente para un documental, aunque siempre hay líneas narrativas subjetivas. Hay ficción en todo. Me gusta el género, con poco artificio y con la espontaneidad en los documentos. Vengo del periodismo, por eso me interesan los hechos sociales”, dice Garayalde, una realizadora que sigue estudiando, buscando seminarios, cursos, retrospectivas y lecturas que alimenten su cosmovisión.