Un baño de realidad en la agenda pública
En las barriadas populares de la ciudad de Córdoba, la agenda está colmada de palabras que la política omitió en la campaña por las Paso, que está pronto a concluir.
Los curas que trabajan en esos sectores vulnerables marcan que hay hambre y violencia. Que el acceso a la educación se deterioró y falta trabajo, formal e informal. Que la droga avanza y que los jóvenes no tienen ningún proyecto de vida para contraponer al dinero fácil del narcomenudeo. Que faltan políticas públicas para casi todo. Y llegan a pedir –“hasta con señales de humo”, como dice el padre Pablo Viola, de barrio Comercial– que la dirigencia mire y empatice con la periferia.
Es por el peso de estas palabras de tres referentes religiosos con fuerte trabajo en territorios impactados por la crisis social que dedicamos nuestro Primer plano en esta edición.
De algún modo, son un baño de realidad y de materialidad, paradójicamente de quienes fueron entrenados para la vida espiritual.
Hay otro símbolo, en esta edición, de la distancia entre la política y la representación: el negocio que armaron algunos partidos que a duras penas aspiran a superar la barrera del 1,5% de los votos en las Paso, con los fondos asignados para imprimir las boletas que llenarán los cuartos oscuros el domingo.
Desde luego, en nuestra sección Política están expresadas las voces de los candidatos y sus últimas apelaciones de cierre de campaña. Ya queda apenas un día para convencer a los no convencidos. Y entusiasmar a los apáticos.
Hay más esperanza en otra parte: la historia de la joven docente Gisela Gómez, quien enseña en una escuela técnica de Estación General Paz y es finalista en el Global Teacher Prize 2021, una distinción que otorga la Fundación Varkey en alianza con la Unesco y que es conocida como “el Nobel de la educación”. Gisela es una de las 50 finalistas, con participantes de todo el mundo.
A pocos días de que se vote, tres curas populares piden a la dirigencia política que empatice con los problemas de la periferia.