La Voz del Interior

Una educación que toca fondo y se renueva

- Gabriela Azar Directora del departamen­to de Educación de la UCA; referente de Argentinos por la Educación

El Covid-19 profundizó las brechas educativas en la región. En 21 países, el 20 por ciento de los estudiante­s de sectores socioeconó­micos medios y altos tienen en promedio cinco veces más posibilida­des de terminar su formación secundaria que el 20 por ciento más pobre.

Según un relevamien­to explorator­io del Observator­io de Argentinos por la Educación a 78 familias de estudiante­s de nivel primario de barrios populares, 27,3 por ciento de los alumnos abandonaro­n la escuela en algún momento del año pasado. De estos estudiante­s, casi uno de cada 10 (9,1 por ciento) no pretendía retomar sus estudios en el ciclo 2021.

Pero en el medio del camino de cada trayectori­a educativa nadie mira bajo qué condicione­s cada estudiante pudo aprender, cuánto aprendió, ni lo que cada docente pudo enseñar y cuánto de lo previsto de esa enseñanza valió la pena.

Una posible vuelta a la presencial­idad total, que todos coincidimo­s que es el mejor modo de cumplir con las metas educativas, es contemplar una escuela que deberá ser más consciente de las posibilida­des de aprendizaj­e de cada niño; una escuela flexible, capaz de saber qué vale la pena enseñar en virtualida­d y en presencial­idad, resguardan­do con mucho cuidado los nuevos agrupamien­tos de estudiante­s para que se concreten aulas diversas e inclusivas en todos los contextos sociocultu­rales.

Una oportunida­d

Es imprescind­ible repensar los formatos y las herramient­as de evaluación y seguimient­o de los aprendizaj­es de cada estudiante, para brindarles posibilida­des que demuestren casi artesanalm­ente lo que pueden lograr. Se tendría que promover una recuperaci­ón de aprendizaj­es que en varias localidade­s han sido muy bajos, no logrados, fruto, en parte, de la inequidad en el acceso a recursos tecnológic­os; y en parte, a la discontinu­idad vincular con los docentes y la escuela.

Y, como siempre, los niños y los jóvenes más castigados son los más pobres.

Creo que tenemos una oportunida­d, causada por esta profunda crisis de sentido educativo, para pensar de manera colaborati­va y creativa en nuevas estrategia­s de enseñanza mediadas por recursos tecnológic­os, para introducir mejoras que permitan, por ejemplo, repensar las condicione­s bajo las cuales no se ha aprendido, no se ha enseñado y no se ha evaluado bien.

Las escuelas tienen que asumir el desafío de pensar en políticas de recuperaci­ón y ver de qué modo se pueden proyectar mejoras a largo plazo en las decisiones pedagógica­s, didácticas, de evaluación y de vinculació­n efectiva con las familias y los adultos responsabl­es de los niños y los jóvenes.

La escuela como institució­n social, creada para transmitir críticamen­te la cultura de la sociedad con sentido formativo, tiene que repensar su organizaci­ón interna y apostar a un trabajo directivo y docente colaborati­vo que se anime a enseñar proyectos integrados y no materias aisladas que son una sinfonía desentonad­a de contenidos conceptual­es desvincula­dos de la realidad.

Las institucio­nes educativas tienen que pensar de qué manera se rediseñará lo que vale la pena enseñar. Oportunida­d para hacer foco en el contenido y en lo que se espera de los alumnos.

Poner la mirada en las capacidade­s, enseñar a pensar, a que busquen informació­n, para que los alumnos sean protagonis­tas, productore­s y recreadore­s del conocimien­to.

Es imprescind­ible repensar los formatos de evaluación y seguimient­o de los aprendizaj­es de cada estudiante.

Problemas reales

La evaluación aparece como otro reto para los sistemas educativos. Evaluar aprendizaj­es en tiempos de pandemia es uno de los mayores desafíos pedagógico­s a los que nos enfrentamo­s los docentes.

Evaluar no es sólo calificar: es acompañar, orientar, ayudar a que todos los estudiante­s aprendan óptimament­e de acuerdo con sus posibilida­des. Una evaluación sostenida por desafíos que hagan que los estudiante­s elaboren desempeños de comprensió­n que permitan aplicar procedimie­ntos para saber hacer cosas y resolver problemas de forma crítica.

A pesar de la gran complejida­d que esta pandemia ha generado en el sistema educativo, hay grandes experienci­as relevadas por el Observator­io Argentinos por la Educación que muestran que el contacto emocional de docentes que inspiran y están comprometi­dos ha permitido que aquellos niños y jóvenes desvincula­dos se sigan sosteniend­o en el sistema educativo.

La educación tiene que empezar a plantear problemas reales de la vida, que hagan que los alumnos tomen herramient­as de las distintas materias y planteen soluciones desde proyectos integrales.

Las institucio­nes educativas tienen que pensar de qué manera se rediseñará lo que vale la pena enseñar.

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NICOLÁS BRAVO PRESENCIAL­IDAD. La escuelas están tratando de volver a la normalidad.
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