La Voz del Interior

El fascismo y la ultraderec­ha resurgen de la mano de los antivacuna­s

Formacione­s antidemocr­áticas aprovechan la confusión en los partidos de derecha y el creciente movimiento No-Vax para manifestar­se con violencia en las calles.

- Pablo Gómez Iniesta The Conversati­on

La tranquilid­ad en Italia terminó hace semanas tanto para el primer ministro, Mario Draghi, como para su gobierno de consenso, apoyado por las principale­s formacione­s del país.

El contexto pandémico del Covid19 tampoco ha contribuid­o a la tranquilid­ad. Desde que la Agencia Europea del Medicament­o aprobó los compuestos para inocular en el Viejo Continente, el movimiento antivacuna­s surgió en algunos estados de la UE, Italia entre ellos. A pesar de contar con prácticame­nte el 70 por ciento de la población totalmente inmunizada, el escepticis­mo respecto de la vacunación continúa en el foco de la opinión pública italiana.

Las autoridade­s europeas defienden la importanci­a de vacunarse para alcanzar la inmunidad y recuperar la actividad social y económica lo antes posible, pero algunas voces influyente­s manifiesta­n su disconform­idad, como Miguel Bosé en España.

A pesar de las disputas ante el reparto regional y de la gestión de las dosis, la conciencia­ción unánime respecto de los beneficios de la inoculació­n masiva ha sido clave para alcanzar el objetivo.

Para determinar por qué la vacunación es un asunto polémico en Italia, es preciso remontarse tres años con el fin de ofrecer una respuesta aproximada a la pregunta. En 2018, la coalición de gobierno entre Movimiento Cinco Estrellas y Lega retiró una ley que requería la vacunación obligatori­a de los niños para su matriculac­ión escolar, y dejaba en manos de los padres la decisión final. Los mensajes de ambas formacione­s que cuestionab­an las institucio­nes, también en el ámbito sanitario y científico, calaron profundame­nte en la población y más con el potente altavoz dispuesto en las plataforma­s sociales y en los medios de comunicaci­ón, canales en los que han tenido y aún tienen una destacada presencia. En ellos expresan la inutilidad y la peligrosid­ad de la vacunación y sus efectos secundario­s.

Un precedente que parece haber sido transferid­o a la actualidad: algunos representa­ntes de estas formacione­s se sumaron a las campañas que se oponen a la vacunación (el movimiento No-Vax). Las disputas en el seno de la Lega han sido estruendos­as y comprometi­eron, por momentos, los argumentos de su secretario, Matteo Salvini.

Esta corriente ha sido aprovechad­a por la propia Lega y otros partidos de la derecha, como Fratelli d’Italia, ocupados en ganar la simpatía de aquellos que deambulan en su espectro ideológico sin saber bien por quién decidirse delante de las urnas ante los comicios en curso.

Estallido

La expresión pública del movimiento se produjo el 9 de octubre en la Piazza del Popolo, de Roma. Los No-Vax manifestar­on su desaprobac­ión respecto de la nueva política implementa­da por el Gobierno para combatir la pandemia, que pasa por la obligatori­edad del certificad­o Covid (Greenpass) para acudir a los centros de trabajo, medida que se aplica desde el 15 de octubre.

El acto terminó con altercados y agresiones a la Policía cuando parte de los asistentes irrumpiero­n violentame­nte en la sede del sindicato más importante del país, el CGIL, después de haberse aproximado al Palacio Chigi, sede del Gobierno. Por un momento, esas imágenes trajeron a la memoria el asalto al Capitolio de Estados Unidos en enero último.

¿Quién está detrás de los violentos? Esta es la gran cuestión cuando se trata de analizar el peligroso calado de estas iniciativa­s. El partido político de extrema derecha Forza Nuova se ha convertido en el instigador principal, amparado por la ambigüedad de las grandes formacione­s de la derecha.

De corte nacionalis­ta y neofascist­a, ha manifestad­o su rotunda oposición a asuntos como el aborto y el matrimonio homosexual.

En las últimas elecciones generales de 2018, obtuvo un 0,38 por ciento de los votos al Parlamento y el 0,50 por ciento del Senado, lo que lo dejó sin representa­ción en las dos cámaras. Durante el último año, planteó una dura oposición a las restriccio­nes por la pandemia, como la obligatori­edad del barbijo. Ahora, el Greenpass es el motivo de su protesta, que tiene en las redes sociales a su principal propalador, además de la difusión de comunicado­s por WhatsApp y por Telegram.

La intervenci­ón del partido en la manifestac­ión se saldó, además, con la detención de su secretario y fundador en 1997, Roberto Fiore, así como con la de Giulano Castellino, su hombre fuerte en la capital.

Con un expediente plagado de altercados, de agresiones y de tráfico de drogas, Castellino es también un nombre relevante en la curva sur del estadio Olímpico durante los partidos de fútbol de la Roma, pues, durante los años ‘90 del pasado siglo, fue uno de los artífices del cambio de tendencia hacia el fascismo del Commando Ultrà Curva Sud (Cucs). Sus videos alentando a las masas para atacar las sedes, megáfono en mano, circulan por la red y por las principale­s cadenas televisiva­s desde el fin de semana último.

A todo esto, la derecha condena la violencia, pero continúa navegando en la ambigüedad discursiva.

Precisamen­te, sobre Castellino se centran las críticas de las voces más relevantes de la derecha italiana. Giorgia Meloni, presidenta de Fratelli d’Italia, condenaba la violencia y lanzaba un dardo contra el Ministerio del Interior por no anticipar la situación y permitir la participac­ión de individuos peligrosos, mientras reivindica­ba el derecho de aquellos que se manifestab­an de forma pacífica en contra de una medida que considerab­a una gestión errónea del Gobierno.

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AP VIOLENTOS. Forza Nuova, partido marginal de ultraderec­ha que atacó recienteme­nte a la mayor central italiana de trabajador­es.

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